Salud Pública

Castilla y León mapeará la exposición de sus ciudadanos al gas radón

La Junta pone en marcha esta acción de la mano de más de los más de tres mil detectores que hay dispersos en viviendas y edificios de la Comunidad

La consejera de Sanidad, Verónica Casado, comparece en rueda de prensa para informar de la situación en la Comunidad en relación a la Covid-19.
La consejera de Sanidad, Verónica Casado, comparece en rueda de prensa para informar de la situación en la Comunidad en relación a la Covid-19.Rubén Cacho/Ical

La Junta de Castilla y León ha puesto en marcha una campaña para mapear los nieles de radón en la Comunidad, una iniciativa que abarcará el uso de casi 3.100 detectores en viviendas y edificios con el fin de comprobar las concentraciones de este gas.

A través de su Dirección General de Salud Pública, la Junta ha iniciado los trabajos para la realización, a lo largo de 2021, 2022 y 2023, de un mapa descriptivo de los niveles de gas radón en la Comunidad y evaluar la potencial exposición a este elemento químico, han informado este sábado fuentes de la Consejería de Sanidad.

El objetivo es establecer un sistema de vigilancia y seguimiento que permita determinar su presencia territorial y, desde esa información, reducir el potencial riesgo poblacional ante su exposición, ya que las medidas a adoptar para protegerse son sencillas.

El gas radón es un elemento químico vinculado a la degradación radioactiva del uranio y está presente de forma natural en suelos y rocas; su concentración -y por tanto el riesgo para la salud- ocurre en el interior de lugares cerrados, en donde se acumula filtrándose especialmente desde las formaciones geológicas situadas bajo las edificaciones, a través de grietas o huecos en paredes, juntas, desagües y conducciones, entre otros elementos.

La Organización Mundial de la Salud lo considera carcinógeno humano, únicamente por detrás del tabaco en cuanto a tumores de vías respiratorias, de manera que el riesgo de cáncer de pulmón aumenta proporcionalmente según haya sido el nivel de exposición al radón, interaccionando más aún en personas fumadoras o exfumadoras.

Si bien no hay un umbral debajo del cual su riesgo para la salud no exista, el radón residencial, el que pueda retenerse en lugares cerrados, considerado la fuente más importante de este gas, es muy fácil de evitar a través de una buena ventilación que evite su acumulación en inmuebles.

Cuanto menor sea la concentración de radón en una edificación, menor será el peligro y, además, es muy sencillo de detectar y cuantificar su presencia, han explicado dichas fuentes.

Precisamente, con el fin de medir y evaluar la exposición al radón natural en Castilla y León se ha puesto en marcha esta campaña de Salud Pública que prevé el uso de más de 3.000 detectores en viviendas y edificios públicos dela Comunidad, con el fin de elaborar un mapa territorial de incidencia de este elemento químico.

Los 3.091 medidores se distribuirán en Ávila, con 365; Burgos, 392; León, 487; Palencia, 221; Salamanca, 558; Segovia, 198; Soria, 258; Valladolid, 276; y Zamora, 336.Estos equipos, gestionados a través de los Servicios Oficiales Farmacéuticos de la Consejería de Sanidad, recogerán datos y mediciones durante tres meses en cada ubicación, con el fin de comprobar las concentraciones de radón y definir su posible presencia en cada área de la Comunidad y evaluar el peligro.

Con esta información se podrá, en el marco de la normativa nacional y europea al respecto, identificar los términos municipales en los que se estima un nivel de riesgo “no despreciable”, para aplicar en los inmuebles situados en esos municipios las medidas recogidas en el vigente Código Técnico de Edificación, que facilitan la limitación de la exposición ocupacional interior al gas radón procedente del terreno.

Esta labor de control y evaluación se refuerza con la campaña de comunicación mediante cartelería, folletos e información en la web de Salud Castilla y León, en la que la Junta cuenta con la colaboración de diputaciones y ayuntamientos.