Sociedad

El Castillo que hay que visitar "Aunqueospese"

A la fortaleza le rodea una aureola de misterio y leyenda, tanto por su extraña ubicación, construcción y orígenes legendarios

Castillo de Aunqueospese
Castillo de AunqueospeseDiputación ÁvilaDiputación Ávila

Son muchos los secretos que esconden los castillos medievales entre sus muros. Guerras, amoríos, engaños se han vivido dentro de estas fortalezas que han servido durante el paso del tiempo para que los nobles españoles pudieran demostrar su riqueza. Todo ello hace que les rodeé una aureola de misterio y leyenda, que han pasado de padres a hijos y que hacen que estos inmuebles sean especiales.

Uno de los castillos más misteriosos de esa época se encuentra en la provincia de Ávila, y por ello, aunque sea una vez en la vida, hay que visitarlo "Aunqueospese". No es un juego de palabras, es el nombre de esta fortaleza ubicada en el término municipal de Mironcillo, a 1360 metros de altitud, asomándose al Valle abulense de Amblés y permite ver justamente la Muralla de Ávilapor encima de las lomas de la Sierra de Yemas.

Se trata de un ejemplo de Castillo serrano o montaraz europeo, de muros fuertes adaptados al terreno rocoso. Los primeros indicios de la existencia de un bastión defensivo en el lugar se remontan al siglo XI, cuando el avance de la Reconquista obliga a los señores de los reinos cristianos a establecer líneas de defensa con fortificaciones comunicadas visualmente. Así nace uno de los castillos roqueros más hermosos de la región cuya traza se asienta definitivamente en el siglo XIV tomando características de sólido estilo gótico imperante.

Fue construido en las décadas de 1470 y 1480 por Pedro Dávila, señor de Villafranca y Las Navas, decidido partidario de los intereses de la infanta Isabel frente al rey Enrique IV y Juana la Beltraneja. En ese contexto de enfrentamientos, Pedro Dávila construyó en la dehesa de Gallegos, en un afloramiento granítico, la llamada fortaleza del Risco, desde el que podía controlar el Valle Amblés y los pasos de la sierra.

Cuando los Reyes Católicos consolidaron su poder en Castilla le otorgaron el título de conde del Risco. El nombre por el que es conocido, cargado de sugerencias, se pierde en explicaciones legendarias que hablan de amores palaciegos y prohibiciones paternas, aunque a ciencia cierta se desconoce el origen. Fue propiedad del duque de Medinaceli y aún conserva, a pesar de su desmoronamiento, el imponente aspecto de sus altos muros y gruesos cubos.

En la fortaleza se combina el sillar, el sillarejo y la mampostería, distribuyéndose alternativamente en los dos recintos que conforman el recinto. El aprovechamiento que se hizo de un gran peñasco granítico para su construcción condicionó su planta irregular.

Destacan la fuerza de sus muros, la puerta de acceso de estilo renacentista, las troneras y las letrinas conservadas en uno de los cubos.La heráldica le identifica con el hijo de Pedro Dávila, Esteban Dávila, padre del primer marqués de Las Navas. Su posición dominante y enigmática ha dado lugar a curiosas leyendas. Casi todas hablan de amores contrariados y ponen en relación el castillo con el palacio que la casa de los Dávila, señores de Villafranca y de Las Navas, tenían junto a la muralla de Ávila en las proximidades del Rastro, cuya torre se podía divisar en los días claros desde el castillo del Risco por encima de la Sierra de Yemas.

Según la leyenda, el Castillo lo mandaría construir don Raimundo, para comunicarse con su amada doña Guiomar, encerrada en el balcón que corona la puerta del Rastro (en Ávila, acceso por la casa de los Dávila), dada la prohibición del padre de ésta de que la pareja continuase con sus amoríos. Ante la actitud paterna, don Raimundo exclamó: "La veré manqueospese" o "la veré aunqueospese", y fue entonces cuando levantó su Castillo, desde el que al parecer se comunicaba con su querida Guiomar.

En la actualidad la fortaleza es de propiedad particular. Su estado actual es de ruina (2022), pero su propietario está realizando obras de restauración y limpieza del Castillo. Está declarado Monumento Histórico-Artístico desde el 3 de junio de 1931, y por lo tanto Bien de Interés Cultural.

Riqueza natural

Además del Castillo la zona es un atractivo turístico por su riqueza medioambiental. Y es que el Valle Amblés es un lugar idóneo para los senderistas. El paisaje que predomina es el de los encinares y los campos de cereales. El cantueso y la peonía florecen en este ecosistema típicamente mediterráneo. El búho real, el cuco, la oropéndola, el lagarto ocelado o el zorro son ejemplos de la fauna que habita en estas tierras.

Esta zona tiene interés para el turismo rural, ya que se puede practicar el senderismo, a través de las riberas del río Adaja, en los encinares de la Sierra de Ávila, a lo largo de la Cañada Real Leonesa Occidental en el bardera de Villatoro. A escasos kilometros de distancia de Ávila se encuentra La Colilla, cantera de piedra de color rojizo azafranado, muy utilizada en edificios monumentales, y que puede apreciarse en la Catedral. La Iglesia de La Serrada de estilo gótico del siglo XV tiene una fuerte torre con aires de fortaleza.

De Solosancho la tradición popular y la crónica de la repoblación abulense cuenta como Zurraquín Sancho arremetió en este lugar contra 40 musulmanes a los que, él solo, acabó matando. Anejo de Solosancho está Villaviciosa, pequeño pueblecito con Castillo, actualmente transformado en hostal-restaurante, del que sorprende su ubicación, pues se sitúa en el centro del pueblo, no en ningún alto ni colina defensiva.

Zona de Castros

Muy cerca se encuentra el Castro de Ulaca, un castro celta interesantísimo en el que se descubren huellas de la vida de nuestros antepasados. Además de adentrarse en la ciudad celtíbera, el paísaje que se divisa sorprende e impresiona una vez más. Los bellos parajes de Riofrío le valieron la inmortalización en un libro que le dedicó Azorín, como inmortalizados podrán quedar todos y cada uno de los puntos de esta comarca ante los ojos del viajero, ávido por conocer más sobre las tierras de España. Por ejemplo, llama la atención que en Mirueña de los Infanzones se utilicen como materiales de construcción pizarras y cuarcitas, en contraste con el granito blanco o moreno de Chamartín, San Juan del Olmo o Sanchorreja.

En Chamartín otro castro celta, llamado La Mesa de Miranda o de la Osera, y en Sanchorreja más vestigios de presencia celta: las Ruinas de Sanchorreja. En esta localidad no se debe dejar de visitar la Ermita de Rihondo. Casasola es otro pintoresco lugar muchas veces plasmado en los lienzos de los artistas. Cerca se encuentra la Cruz del Lomo, para recrear la vista. Cillan sorprende con su rica miel, y muy cerca de San Juan del Olmo se encuentra la Ermita de las Fuentes, lugar de visita obligada en el Valle Amblés y muy cerca el Yacimiento arqueológico de La Coba, una necrópolis rupestre datada entre los siglos VIII y X.

La "Hija de Dios" debe su curioso nombre a la hija de un tabernero, apellidado de Dios, la belleza de la muchacha era tan comentada que llevaba a visitar el lugar a todas las gnetes de los alrededores. Por el oeste se abandona el valle definitivamente ascendiendo por el Puerto de Menga (1564 metros), al lado de la localidad del mismo nombre, con sus casas de piedra y sus tejas renegridas por los hielos.

Gastronomía

Los pueblos extendidos por el Valle del río Adaja cuentan con grandes pastos para la ganadería. Gracias a estas condiciones, la comarca tiene un reconocido renombre en el ámbito de la industria cárnica, fabricación y cura de embutidos y jamones. Puedes comprar estos productos en pueblos como Muñana.

Muñogalindo, también es conocido por su importante industria cárnica. Toda la comarca es famosa por sus productos artesanales panaderos, pastas y hornazos, por lo que llevarnos un recuerdo gastronómico en cualquiera de los colmados y establecimientos es casi de obligado cumplimiento.

Como en toda la provincia, en la zona también se puede disfrutar delChuletón de Ávila, así como guisos y asados de cabrito y cordero, siempre con productos de la tierra. En cualquier caso, se puede disfrutar de excelentes caldos, que acompañados de una buena tapa de queso o jamón de la tierra es un placer para todos los sentidos.