Cultura

Los apasionados de la historia ahora pueden comprar dos impresionantes castillos a poco más de una hora de Madrid

Uno se encuentra en una isla de Ávila y otro en la provincia de Segovia

Castillo de El Barraco
Castillo de El BarracoTwitterTwitter

Quién no ha soñado alguna vez viendo las películas de Disney y de Aventuras que le gustaría vivir en un Castillo, rodeado de lujo y de numerosas habitaciones para jugar al escondite. Pues ahora ese sueño está mucho más cerca de poder hacerse realidad en dos lugares de Castilla y León. Y es que si eres amante de la historia y las tradiciones y tienes una "buena" cartera puedes comprar dos fortalezas que están a la venta, una en una isla de Ávila, y otra en Segovia, a poco más de una hora de Madrid.

El "más económico", "solo" cuesta unos 4,5 millones de euros, el inmueble se sitúa en la zona de Burgohondo, Cebreros y El Tiemblo. Se trata de una isla privada, única en España, donde esta edificación corona su cumbre, convirtiendo el lugar en un auténtico lujo para vivir. Se trata sin duda de una propiedad única por sus características muy singulares, situación, acabados de lujo y singularidad. Se vende la espectacular isla privada de 10.847 metros con un magnífico castillo amurallado totalmente reformado con casi 1.000 metros cuadrados construidos a partir de una atalaya que data de 1923 en un entorno privilegiado. Con helipuerto y embarcadero.

 

Playas privadas, calas, helipuerto, embarcadero privado, sala de fiestas y capacidad para alojar hasta 50 personas. Este espectacular sitio, enclavado en plena naturaleza en un rincón que seduce a propietarios y visitantes, tiene siete dormitorios en suit, además de poder convertir un pabellón multifocal en otros cuatro dormitorios modulares independientes. Además, cuenta con 11 baños, terraza, balcón, plaza de garaje (que está incluida en el precio), chimenea, armarios empotrados, trastero y tanto los accesos como la propia vivienda están adaptadas a personas con movilidad reducida. Con estilo medieval por fuera, en su interior se encuentra un lugar totalmente preparado para vivir, hacer fiestas, hacer reuniones, con todo tipo de comodidades y lujos, además de la exclusividad que supone que está situado en una isla privada única en España.

El término municipal de El Barraco está situado al surueste de la provincia de Ávila, en la comarca natural del Valle del Alberche, en el repliegue de la Paramera, desde donde otea los pinares del Valle de Iruelas, el Valle del Alberche y la Sierra de Gredos. Además de su riqueza natural cuenta con otros recursos patrimoniales como son la "Puerta Nueva", que a pesar de su nombre se trata de un puente construido en la época de dominación romana, alrededor del siglo I A.C., para salvar el obstáculo de la garganta, en el camino que iba hacia Navaluenga. Aún conserva algunos símbolos de los canteros que le edificaron.

 

"Ermita de la Piedad": Templo de fuerte arraigo popular, donde se unen la devoción, tradición y alegría de todos los barraqueños. Está realizada de sillería labrada, de una sola nave rectángular, a la que se accede a través de un pequeño jardín y una puerta rectangular de dos hojas. Dando vista a un altar, dedicado y consagrado a Nuestra Señora de la Piedad, protectora de los hijos de la localidad, una talla moderna adquirida en el año 1953, que se muestra ofreciendo el Niño Jesús. Esta nave se remata con un artesonado, y sobre él está situado el tejado, coronado con un sencillo campanario de ladrillo, ambos de clara influencia morisca. Desde tiempo inmemorial se hace tocar dos veces al día, por la mañana y a la caída de la tarde, la campaña de Nuestra Señora de la Piedad, señalando el principio y el fin de la jornada laboral.

"Puente del Burguillo": También denominado “Puente del Arco", fue construido en la primera mitad del siglo XVII, para salvar el obstáculo que suponía el río Alberche, a su paso por el antiguo despoblado medieval del “Puente de Alvareche” (Buro de la Puente) o la Venta del Burguillo en la época de los Reyes Católicos. Edificado bajo la dirección técnica de un maestro de arquitectura burgalés llamado Pedro Cubillo, que estuvo asistido por Pedro de la Puente Montecillo.

A lo largo de su existencia precisó de diversas reparaciones, como en 1687 para conservar su estructura deteriorada por el fuerte caudal del río, y 1703 para asegurar su permanencia y estabilidad, al haber perdido parte del arco principal, hallándose en peligro de hundimiento. Después de servir paso para los mantenimientos de la corte real, donde confluían caminos y calzadas, en 1930 fue sumergido bajo las tranquilas aguas del embalse de El Burguillo, que lleva su nombre, donde reposa como un viejo tesoro olvidado.

En los distintos establecimientos de restauración y hostelería que hay en El Barraco, se puede degustar la extensa carta de platos de la gastronomía castellana, además de otros más típicos como patatas revolconas, callos con garbanzos y una gran variedad de tapas. Mención especial merecen nuestras excelentes carnes rojas y blancas, regadas con maravillosos caldos claretes y tintos propios de la localidad. También se han conservado otros platos de la cocina casera tradicional para determinadas fiestas y ocasiones señaladas, como tortillas de dulce, de bacalao, de rabos de cordero, sopas de matanza y como postre, los buñuelos de carnaval.

 

El otro castillo en venta se encuentra en la provincia de Segovia. De estilo gótico-mudéjar, su origen no está del todo claro, aunque ciertos investigadores apuntan a que obra de Abd-Al Rahmán I. Otros, sin embargo, dicen que es del siglo X y de titularidad de Almanzor. Está situado en el área de Sepúlveda y Cantalejo y llegó a ser adquirido por Fernando el Católico, lo que desembocó en la creación del señorío de Castilnovo. Seguidamente fue a parar a las manos de su hija, Juana de Aragón, quien se hospedó aquí tras la muerte de Felipe el Hermoso en 1506. El inmueble tiene cinco plantas y unos amplísimos salones con chimeneas.

 

La fortaleza, que cuesta 15 millones de euros, más de 5.400 metros cuadrados construidos y de una edificación declarada monumento de interés cultural desde 1931. Además, a su alrededor podrás encontrar un entorno privado y único de 78 hectáreas. Hay 22 habitaciones en suite en total y dentro de la finca donde se sitúa este majestuoso castillo hay un molino de agua en el que han habilitado una entrañable vivienda con salón, cuatro dormitorios, tres años, cocina office, piscina y zona de jardín, alcanzando una superficie de 431 metros cuadrados.

Asimismo, dentro del entorno privado consta de unas amplias zonas ajardinadas, un Campamento para estudiantes con zona de jardín y piscina, Casa Piramidal con zona de jardín y piscina, Cripta, Cuevas, Capilla, Biblioteca y Naves. Todo ello en un estado óptimo de conservación y funcionamiento. Su estado actual poco recuerda a la época califal, debido a las múltiples modificaciones a lo largo de la historia, responsables de la amalgama de estilos arquitectónicos que sobre la fortificación se superponen. Es una mezcla entre fortaleza y palacio, de planta cuadrada, en la cual destacan sus imponentes torres, tres prismáticas y otras tres cilíndricas, que pierden reciedumbre al estar adornadas de numerosos balcones y ventanales, algunos encuadrados con alfiz, ajimezados, con arcos de herradura, conopiales y apuntados. En él se puede ver una bella mistura de piedra de sillería, con ladrillos mudéjares y calicanto, todo ello rodeado de una densa vegetación que cubre una buena parte del edificio. Dentro del castillo existe un patio de armas y varias salas museo, así como una biblioteca.

Castillo de Castilnovo
Castillo de CastilnovoIdealistaIdealista

Por las proximidades a la fortaleza, discurre el río San Juan, que forma intrincados cañones en los vecinos municipios de Castroserna de Abajo y Aldealcorvo Desde su nacimiento en la Sierra de Guadarrama, el río San Juan dibuja un paisaje caprichoso, ya que al internarse en los suelos calizos de la zona va formando un cañón que poco a poco gana en profundidad. Tras pasar por la localidad de Castroserna de Abajo, el río forma una impresionante pared vertical que permite la cría de una numerosa colonia de Buitres Leonados («Gyps fulvus»).

Este punto es accesible desde la carretera que une Prádena con Condado de Castilnovo, y en él también se encuentra la Ermita de Nuestra Señora de los Remedios, un templo sencillo de origen medieval pero reformado en el s. XIX, que fue construido en el lugar donde según la tradición se apareció la virgen a un pastor. Más adelante, profundiza su dibujo, hasta llegar al despoblado de San Miguel de Noguera.

Otros recursos patrimoniales: Ermita de San Juan Bautista. (La Nava): Un edificio sencillo y austero, de planta rectangular y tejado a dos aguas. La ermita ha sido recientemente restaurada. A ella se accede a través de una puerta con arco de medio punto. En su interior se conserva un retablo neoclásico y una talla de la virgen. Frente a la iglesia se levanta una Cruz de piedra, que data de finales del s. XVII. Normalmente no es visitable, ya que no se suele celebrar acto liturgico. Visitable durante las celebraciones del día de San Juan.

Iglesia de La Asunción (Villafranca del Condado): Es un gran templo neoclásico construido sobre planta de cruz latina, con proporciones monumentales. La obra fue tan costosa, que quedó inconclusa durante décadas, con los techos y bóvedas sin finalizar hasta la década de los 50. Por este motivo los feligreses la denominaron coloquialmente la «iglesia de las lástimas».

Desde el exterior, la forma de cruz latina queda disimulada por las sacristías adosadas a los brazos del crucero. Detrás del cuerpo de la iglesia se levanta la torre, que contiene también el baptisterio. Los muros de la iglesia son de mampostería, menos la fachada que forman los lados sur de nave, crucero y sacristía, que presenta un frente conjunto de sillería.

Consta de varios retablos, que presuntamente pertenecieron a la iglesia anterior. En su interior destaca una imagen de la Dolorosa del s. XVII, que fue expuesta en la edición segoviana de la Edades del Hombre, y concentra en el rostro toda su carga expresiva. El retablo mayor está formado por tres cuerpos independientes. En los laterales, sobre peanas, aparecen San Miguel y Santa Águeda. En el cuerpo central y entre columnas de orden clásico, se disponen el sagrario, el expositor, donde se ha colocado el Niño de la Bola, y la hornacina con la Virgen titular.

Iglesia de Santa Cristina (Valdesaz): El edificio más destacado de Valdesaz es la iglesia de Santa Cristina, un templo de origen románico, de cuya época conserva una portada (la del muro sur) y la cabecera, que está formada por un tramo recto y un ábside semicircular. El edificio, de una sola nave, mantiene en el ábside su cornisa de piedra sobre canecillos sin decoración escultórica. La iglesia sufrió una intensa reforma a finales del s. XVII, tal y como se indica en una inscripción situada en uno de sus muros. De su interior se puede destacar su coro de madera, a los pies del edificio, y un retablo barroco con lienzos sobre la vida de Santa Cristina.

La Iglesia de San Bartolomé (Torrecilla): Es un templo de una sola nave rematada con cabecera rectangular que presenta un volumen único al exterior, presidido por una espadaña de dos arcos situada en el muro oeste. Está construida en mampostería de buen tamaño con sillares en esquinas y vanos y cornisa hecha con piedra labrada. Al interior se accede por el muro sur a través de una puerta con arco de medio punto liso. La nave tiene el coro dispuesto a los pies con la sacristía, muy reciente, bajo él. Según se entra, a la derecha, hay un retablo barroco policromado, de factura muy popular.

En la hornacina alberga una imagen de la Inmaculada Concepción que queda flanqueada por dos bajorrelieves en madera. El aspecto de estos es de mayor antigüedad, como si hubieran sido reaprovechados de otro retablo más antiguo. En ellos aparecen representados San Francisco de Asís y San Gregorio Magno. Un arco triunfal de medio punto separa el cuerpo de la iglesia del presbiterio, que se cubre con una bóveda, vencida en el centro, sobre grandes lunetos. El retablo mayor es barroco y policromado, aunque repintado con posterioridad. En la hornacina principal aparece la imagen de San Bartolomé. También se conserva una imagen de la Virgen con el Niño en una mano y la manzana del Paraíso en la otra