Cultura

Estos son los castillos abandonados más imponentes de España

Estas fortalezas no han perdido su honor a pesar de estar en la Lista Roja de Patrimonio

Castillo de Vozmediano
Castillo de VozmedianoDiputación de SoriaDiputación Soria

La riqueza patrimonial de España rompe todas las barreras de calidad. En cada rincón de nuestro país se encuentra un tesoro arquitectónico. Miles de municipios están salpicados por estos monumentos que dejan bien a las claras la importante de la historia de España en todo el mundo, ya que fueron muchos los pueblos que se asentaron y que trasladaron sus costumbres. Además, durante muchos siglos fue protagonista de las principales batallas que se sucieron, y por ello se llevaron a cabo la construcción de castillos para demostrar su importancia.

Las fortalezas se convirtieron por excelencia en el símbolo del poder secular que ejercieron reyes, señores y caballeros durante la Edad Media. Una buena parte de la historia de nuestro país viene marcada por la significación que alcanzaron estos emplazamientos defensivos levantados contra el invasor musulmán o el avance cristiano en el periodo conocido como la Reconquista de la Península Ibérica.

El Castillo nace de la necesidad de defensa de una vivienda, de una familia, de un poblado, de un país… Está ligado a la historia de España, a su arte, y pegado a la orografía de sus más variadas tierras, así como a las culturales que han ido depositando en ellos los distintos pueblos y razas que han vivido en nuestro país. Fortalezas de leyenda existen unas cuantas en la historia de España.

Son muchos los ejemplos de majestuosidad de este patrimonio que aún existe en España, y que se han convertido en referentes turísticos. Pero en esta ocasión nos vamos a detener en las fortalezas abandonas más imponentes de nuestro país que no han perdido su honor, a pesar de formar parte de la Lista Roja de Patrimonio -iniciativa con la que se pretende dar voz al patrimonio cultural y natural de España en peligro-.

Castillo de Vozmediano (Soria)

Situado en la frontera entre Castilla y León y Aragón, esta fortaleza se remonta a la construcción de la torre del homenaje, torreón al que se accedía a través de una puerta elevada; en de una sus jambas se reutilizó una lápida romana. La fortaleza que ha llegado a nosotros es el resultado de la evolución constructiva de un edificio histórico del que existen datos desde el siglo XII. En su estructura se observan distintas etapas de construcción y ampliación que algunos autores han identificado con diferentes momentos: el recinto exterior es romano, la torre árabe y la muralla almenada es medieval.

Está construido sobre una base de piedra caliza y conservando dos recintos amurallados unidos en la parte meridional. La gruesa muralla exterior está construida con mampostería y cal y canto, coronada por pequeñas almenas. La altura de los muros se recreció en sucesivas fases tapiando el almenado preexistente sin desmochar.

 

El acceso al castillo se realiza por una torre de su recinto exterior a través de una puerta con arco apuntado y paso acodado, y protegida por un matacán en la parte superior. La fábrica es de sillería con abundantes marcas de cantero. Adosado al extremo suroriental del castillo, hay un cubo cilíndrico de sillería, un cubo artillero, a modo de refuerzo de época más reciente. Además de este hay otros cubos prismáticos al este y al suroeste del lienzo exterior.

El recinto interior es de planta rectangular. En uno de sus extremos se encuentra la recia torre del homenaje, de sillería. Esta torre, de enormes proporciones, presenta sección cuadrada. En ella se advierte que, hasta la mitad de altura, la fábrica es de mampostería con sillería en esquinas y en el perfilado de las saeteras. Se conservan los mechinales de apoyo de los canes del cadalso en el hueco del muro oriental. Esta torre conserva las puertas de acceso desde el exterior, y la de paso al patio de armas. Ya en el interior de la torre, llama la atención los arcos cruzados a varias alturas, que indican donde estaban los pisos interiores.

Castillo de Caracena (Soria)

Al suroeste de la provincia de Soria y en Tierras de El Burgo de Osma la localidad de Caracena conserva el entorno urbano, el caserío e importantes bienes que la hicieron mercedora de protección patrimonial como Bien de Interés Cultural en la categoría de Conjunto Histórico. Es sin duda uno de los pueblos medievales más interesantes y bellos de la provincia ubicado en un enclave natural espectacular. El castillo original es de origen árabe, construido probablemente entre los siglos X y XI. Ya en el siglo XV, la fortaleza protagoniza los enfrentamientos entre los Reyes Católicos y el señor de la villa, Juan de Tovar.

Castilla Caracena
Castilla CaracenaDiputación SoriaDiputación Soria

Está situado sobre un cerro desde el que se domina la localidad y el paso del río entre los cortados y cañones que forman el Barranco de los Pilones y el de las Gargantas; ambos llevan sus aguas estacionales al río Caracena. El castillo se construyó en mampostería protegido por una muralla que recorre el altozano entre las barranqueras. Tiene un doble recinto fortificado y foso; la cerca cuenta con cubos de refuerzo, aljibes y garitas voladas. El acceso se hace a través de un paso quebrado. La planta es cuadrangular con la torre del homenaje situada en el ángulo sur. Se conservan los restos de una torre del recinto amurallado de la villa y un puente de origen medieval sobre el río Caracena.

Castillo de Bonilla de la Sierra (Ávila)

Los orígenes del castillo y el recinto amurallado se remontan al siglo XIII, aunque las reformas más importantes se realizaron a manos de los Obispos de Ávila. Y es que esta fortaleza está estrechamente vinculada a la historia de la Iglesia abulense, por su carácter de señorío del obispado, que lo utilizó como residencia de verano de los prelados.

En la Baja Edad Media la Iglesia tiene un protagonismo especial en la política castellana, de tal manera que resulta difícil deslindar sus ámbitos de autoridad, los asuntos eclesiásticos de los civiles. El castillo de Bonilla constituye un claro ejemplo de esta doble vertiente; es por ejemplo sede del Sínodo Episcopal de 4 de julio de 1384, convocado por D. Diego de los Roeles, un siglo más tarde, en 1440 acoge al rey Juan II, obligado a recurrir al asilo del activo y fiel obispo D. Lope de Barrientos, ante el acoso de los Infantes de Aragón.

Esta fortaleza supone el refuerzo de la defensa de una de las puertas que existieron, hoy desaparecida. En origen al castillo se ingresaba por el lado occidental, protegido por el cubo de la esquina y la torre del homenaje; más tarde, se abrió otra puerta en la esquina suroeste y un acceso en alto en el homenaje, fuera del recinto: Además en la actualidad se conservan las poternas de arco de medio punto, muy restauradas, que se utilizaban en situaciones de peligro.

 

La fortaleza primitiva data de mediados del siglo XIV, con patio central cuadrado alrededor del cual se distribuyen las estancias, hasta en tres alturas, construidas la mayoría a raíz de la reforma llevada a cabo en el XVI: el porche, la panera formada por tres habitaciones, la torre del homenaje, las caballerizas de ladrillo y adobe, y el llamado patio de los conejos.

La torre del homenaje es la parte mejor conservada, con planta baja de cubierta plana con decoración pictórica en las paredes, segunda planta con bóveda de cañón de ladrillo y arcos fajones que poseen restos de pintura con motivos geométricos y el piso superior prácticamente perdido.

Castillo de las Guadalerzas (Toledo)

Es una fortificación de carácter defensivo que se encuentra en el municipio español de Los Yébenes, en la provincia de Toledo. Durante siglos el castillo fue utilizado como hospital. Se encuentra en el valle de las Guadalerzas, a 18 kilómetros de la localidad de Los Yébenes.

El castillo fue construido por los árabes durante la época de ocupación de la península en un punto estratégico para defender la ruta hacia Córdoba. Esta ruta entre las montañas tenía una vital importancia para el comercio ya desde tiempos romanos. Para su defensa el castillo fue construido en el desfiladero del congosto.

En el siglo XI el rey castellano y leones Alfonso VI toma Toledo y este castillo pasa a ser un lugar fronterizo que se disputará durante siglos entre cristianos y musulmanes. En el siglo XII pasara a formar parte de las posesiones de la orden de calatrava que defendían la frontera frente a los musulmanes. La Orden de Calatrava fundó allí el hospital de Godalferga. Tras la batalla de Alarcos en el 1195 volvió a manos musulmanas, pero definitivamente con la batalla de las Navas de Tolosa en el 1212 el territorio fue recuperado para la corona de Castilla.

 

La edificación también con el paso del tiempo fue agrandándose y acondicionándose mediante distintos añadidos. En el siglo XVI Felipe II vendió el castillo al Cardenal Silíceo para que instalase allí el Colegio de Doncellas Nobles de Toledo. El castillo siguió perteneciendo a la nobleza pero desde el siglo XIX va perdiendo importancia hasta quedar abandonado. Actualmente las estructuras del castillo están muy deterioradas debido a las condiciones del lugar y al estado de abandono.

Castillo de la Peregrina (Guadalajara)

Se trata de una fortificación española construida entre los siglos XII y XIII en la localidad de Pelegrina, en el término municipal de Sigüenza). Es un castillo roquero alzado sobre un cerro que domina el valle del río Dulce. Fue construido en piedra sillar y tiene una planta alargada de unos veinticinco metros de longitud y unos muros de medio metro de ancho por ocho de alto rodeados por varios torreones cilíndricos. En la parte norte se sitúa la torre del homenaje, de planta cuadrada y dos pisos. Defendía la puerta de acceso principal, alta y en forma de arco de herradura. Al sur, entre dos torreones, estuvo una segunda puerta menor y tuvo forma de arco de medio punto. Alrededor del castillo se levantó una barbacana.

Los restos del Castillo de Pelegrina dominan el valle y la meseta donde estaba la importante vía romana de Emérita Augusta. Además, desde esa altura podía divisarse y comunicarse con la cercana fortaleza de La Torresaviñán.

Castillo de Davalillo (La Rioja)

Se trata de una fortaleza que es probable que se construyese durante el reinado de Alfonso VIII para fortalecer la defensa de la zona frente a Navarra. El castillo aparece documentado por primera vez cuando Enrique de Trastámara en 1367 lo entrega a Carlos El Malo de Navarra. Señorío de los Manrique, duques de Nájera; causa de enfrentamiento con los Velasco, condestables de Castilla.

 

Se accede desde el camino que lleva a la ermita de Nuestra Señora de Davalillo, a unos cinco kilómetros. Al norte del pueblo, en lo alto de un cerro sobre el río Ebro. El castillo de Davalillo se alza sobre un cerro, a 5 km. de San Asensio, desde el que se vigila la amplia vega del valle del Ebro, siendo muy significativa su complejidad constructiva y espacial, vinculadas directamente con su eficacia defensiva.

Castillo de las Torres (Badajoz)

Fue construido en el antiguo Baldío de Calilla. Se desconoce su origen y el motivo de su construcción, si bien cabe pensar que su misión no era otra que controlar el paso por la Vía de la Plata que pasa junto al Castillo y de los ganados trashumantes, siendo un descansadero del cercano Cordel de Sevilla a Almadén. Por su traza, podría datarse su construcción en los siglos XV y XVI.

La planta es trapezoidal y en cada ángulo se encuentra una torre circular. La puerta de acceso está en el lado oeste. De las jambas y el dintel exterior no quedan vestigios aunque si del interior fabricado en ladrillo. La bóveda es de forma ojival. Las torres de flanqueo se encuentran desmochadas. Hay restos de un aljibe en estado ruinoso. Dispone de patio de armas de alrededor de 500 metros cuadrados.

Castillo de Yéquera (Zaragoza)

La villa zaragozana fue fundada en 1093 por Sancho Ramírez con la finalidad de la repoblación. El castillo y la ermita de Nuestra Señora de Yecra, son los únicos vestigios que quedan del despoblado municipio. El castillo tuvo cierta importancia, al estar situada junto al camino que unía Ejea y Luna con Huesca junto con el cercano castillo de Obano.

Como sucedía en esas épocas, conforme avanzaba la reconquista, esta línea defensiva caería en desuso, siendo abandonado el lugar y desplazándose sus gentes hacia el valle del Ebro. De la fortificación del siglo XI no se conserva nada, pero sobre sus ruinas se levantó en los siglos XIV y XV una nueva fortifiación de estilo gótico, perteneciente a la poderosa familia Luna.

Castillo de Anguix (Guadalajara)

Elegante castillo, caracterizado por sus torreones macizos semicilíndricos, tiene todas las características de las construcciones militares del siglo XIV, con interesantes elementos de las reformas acometidas durante el s. XV. Aunque una vez en él, es difícil decidir si merece la pena contemplar la fortaleza, o el paisaje.

Es un castillo llamado “torrejón”, por ser la torre su elemento fundamental. Carece de almenas, y está construida en piedra caliza de sillería. Su puerta de acceso está en alto, y debía accederse con una escalera que se retiraría en caso de ataque.

 

El muro pentagonal que la rodea, conservado en parte, es obra del siglo XV, pues el original era rectangular. Los cubos en las esquinas de la torre son macizos, salvo el de su extremo norte, que alberga una escalera de caracol para acceder a la plataforma. el aljibe se encuentra en los sótanos, cubierto por el mortero rojo usado en las construcciones musulmanas, resistente a la acción del agua.

Castillo de Aulencia (Madrid)

Esta fortaleza es más conocida como el castillo de Villafranca, se encuentra en el término municipal de Villanueva de la Cañada. Se levanta sobre una loma denominada cerro de Horcajo, ubicada dentro del parque Regional del Curso medio del Rio Guadarrama (creado en 1999), muy cerca del rio Aulencia.

Se trata de una construcción fortificada de tipo mudéjar castellano, en la cual se presume que pudo vivir el jefe árabe de la zona. Su construcción no está fechada, encontrando la primera referencia al castillo en un testimonio de don Alfonso, en Madrit (Madrid), en el año 1450, donde se le nombra como fortaleza.

En el siglo XIV fue propiedad de García Fernández y posteriormente en el siglo XV de Alfonso Álvarez de Toledo noble que sirvió al Rey Juan II de Castilla. La fortaleza fue ampliada por sus descendientes, levantando un doble muro adicional alrededor de su núcleo principal, para mejorar la defensa en caso de ataques.

 

En 1455 un real decreto de Juan II, libraba al lugar de tasas a la vez que cambiaba su nombre a Villafranca del Castillo. El citado don Alfonso y su mujer, Catalina Núñez fueron los fundadores de la villa. Según un real documento, el lugar únicamente podía ser adquirido de forma hereditaria (excepto en casos de muerte sin descendencia, obviamente). No podía ser vendido, cedido, regalado, endosado ni nada parecido. Si alguien quería hacerse con él debía pagar una indemnización de 2000 doblones de oro (moneda de curso en la vieja Castilla).

En el siglo XIX pasó a manos del marqués de Soto Mayor y en el año 1844 la hijuela del Marqués de Sotomayor dice que Villafranca del Castillo consta de un caserío, unos viñedos, un chaparral y unos campos, todo ello valorado en 1329.850 reales. En 1880, pasa a manos de Don Fernando Puig y Gilbert que lo vende en 1918 a la familia Ballesteros, el castillo sirvió de habitación del guarda.