Sociedad

La chapuza en un edificio de viviendas de Valladolid que impide a sus dueños aparcar el coche

Seis de las siete familias afectadas han puesto una demanda contra la promotora y dos arquitectos por los daños que les ha ocasionado un error que no tiene solución salvo una indemnización económica y moral

Imagen de la rampa de acceso con la estrecha curva que impide el acceso de los coches
Imagen de la rampa de acceso con la estrecha curva que impide el acceso de los cochesLa RazónLa Razón

A veces, por no decir casi siempre, la realidad supera a la ficción en esta vida, en la que se producen situaciones de lo más variopintas y surrealistas que, si uno no las ve con sus propios ojos, es imposible creerlas porque piensa que le están tomando el pelo.

Pues una de estas cosas increíbles, que tira a cómicasi no fuera por el daño irreparable que se ha hecho a los afectados, puesto que más bien parece sacada de una película de Luis García Berlanga, ha ocurrido en Valladolid.

Y más en concreto, en un edificio de viviendas situado en la calle San José de Calasanz, 23 del popular barrio vallisoletano de Las Delicias.

Un asunto que va a terminar en los tribunales después de que seis de las siete familias propietarias de los inmuebles hayan decidido demandar a la empresa promotora de las viviendas, Olid Inversiones Siglo XX, S.A., así como a los dos arquitectos que ha tenido esta construcción -el primero de ellos, proyectista de la obra, renunció a la dirección de la misma por desavenencias con la promotora-, por los daños ocasionados a los propietarios por la “deficiente ejecución de la edificación de las viviendas”, según consta en la demanda a la que ha podido acceder este periódico.

¿ Y cuáles son los perjuicios ocasionados?

Pues, aunque parezca mentira, el problema estriba en que los dueños de las viviendas cuentan con una plaza de garaje cada uno de ellos en la planta semisótano del edificio ala que no pueden acceder porque los coches, independientemente de su tamaño, anchura o longitud, no caben.

Y es que nada más entrar al interior por la rampa de acceso, cuando tienen que realizar el giro para incorporarse al vial de circulación donde se encuentran las plazas de garaje no es posible llevar a cabo dicha maniobra porque, literalmente, el coche impacta a ambos lados ya sea contra un muro o pared o contra una verja o valla.

Entrada al garaje del edificio de viviendas de la calle San José de Calasanz, 23 en Valladolid
Entrada al garaje del edificio de viviendas de la calle San José de Calasanz, 23 en ValladolidLa RazónLa Razón

El primero en darse cuenta de lo que ocurría fue Enrique, dueño de una de las viviendas con su correspondiente plaza de garaje, nada más firmar la escritura en octubre de 2022. En ese momento, ya con las llaves y el mando para poder entrar al aparcamiento -antes no pudo acceder- intentó estacionar su coche, un Renault Clio, en el lugar que le corresponde, el número 6, pero no pudo ni en ese instante ni en las numerosas intentonas que llegaron después y de todas las maneras posibles. Porque no había forma humana de aparcar.

Tras dar la voz de alarma al resto de vecinos, estos lo intentaron con sus respectivos coches y de distinto tamaño, pero tampoco pudieron. E incluso al dar aviso a la promotora y al arquitecto de lo que ocurría, estos también probaron suerte sin éxito con un Opel Astra y un Fiat Punto, según cuenta a LA RAZÓN Enrique de Haro, quien todavía no sale de su asombro y no da crédito a esta situación que han tenido que padecer y eso que ya ha pasado un año y medio desde entonces.

”No es cuestión de maña, es que los coches no entran”, denuncia, molesto también porque está convencido de que tanto la promotora como el arquitecto sabían lo que pasaba y aún así lo escondieron.

La solución de la promotora

Tras este inicio de probaturas, la promotora realizó un informe en el que planteaba una alternativa que pasaba por cortar el muro de hormigón que se encuentra a la derecha y quitar incluso la escalera de bajada al sótano así como parte de la rampa, ya que, según esgrimía, de esta forma ya se podría entrar con el coche. En ese momento, los propietarios contactaron con un abogado para informarse y asesorarse sobre dicha propuesta y decidieron contratar un arquitecto técnico -antiguo aparejador-, para realizar sus propias comprobaciones.

Esta persona, tras realizar sus comprobaciones, constató sus dudas acerca de las soluciones planteadas por la promotora, entre otras cosas, porque el muro que querían eliminar es de carga y sujeta al edificio además de que existen unas jacenas o vigas maestras que se apoyan sobre ese muro por lo que ve riesgos.

Rampa de acceso y curva donde los coches se estancan al no poder girar
Rampa de acceso y curva donde los coches se estancan al no poder girarLa RazónLa Razón

Además, este arquitecto técnico confirmaba también que, suponiendo que se hicieran las reformas propuestas por la promotora, las pequeñas dimensiones del propio garaje impediría maniobrar a los siete coches que pueden aparcar si estuvieran todos estacionados.

Tras estas conclusiones, los propietarios decidieron judicializar este asunto, que es donde se encuentra ahora, porque no hay solución posible, salvo poder conseguir una indemnización por los daños ocasionados por haber tenido que pagar por una plaza de garaje que no van a usar o por la depreciación que sufre la vivienda, que según una perito que realizó la tasación, es de hasta un 5 por ciento del valor de las viviendas.

En la demanda, además, los dueños de las viviendas denuncian que la promotora y los arquitectos eran conocedores de la situación al menos desde el mes de octubre de 2020, que en todas las revisiones que hicieron no se permitió la entrada a los dueños desde la rampa de acceso de los coches aduciendo que la puerta no estaba operativa, y que solo pudieron acceder tras firmar la escritura de la venta, por lo que no pudieron comprobar que los coches no entraban.

De hecho, en el caso de Enrique de Haro, empezó a vivir en su nueva casa entre abril y octubre de 2022 antes de la firma gracias a un contrato en precario que le hicieron debido a una situación personal derivada de la venta de su vivienda anterior por el retraso acumulado de la construcción del piso de San José de Calasanz, ya que tenía que dejar su antigua casa a los compradores. Si bien, pese a llegar antes que los demás vecinos, tampoco pudo acceder al garaje hasta que no rubricó de su puño y letra la escritura seis meses más tarde.

En la demanda, los propietarios piden una indemnización de unos 215.000 euros que, de conseguirse, se repartirían entre cada uno de los seis vecinos que han presentado denuncia individual en función de los metros cuadrados de que disponga cada propietario.

Imagen del interior del garaje situado en la calle San José de Calasanz, 23 de Valladolid
Imagen del interior del garaje situado en la calle San José de Calasanz, 23 de ValladolidLa RazónLa Razón

Zona complicada para aparcar

Se da la circunstancia de que esta zona de la ciudad de Valladolid es un barrio en el que vive mucha gente y los aparcamientos escasean como consecuencia de de la gran cantidad de edificaciones promovidas durante la segunda mitad del pasado siglo que no cuentan con plaza de garaje.

“Es una zona en la que cuesta aparcar y hay que dar varias vueltas hasta lograrlo", explica Enrique, quien por este motivo ha tenido que alquilar una plaza de garaje en los alrededores, lo que supone un gasto a mayores con el que no contaba, "además de las incomodidades propias de no poder meter el coche en tu garaje y el hecho de que es algo que es para siempre”, lamenta.

Respecto a la demanda, avanza que llegarán hasta el final en este caso que les afecta para, al menos, conseguir una indemnización, que sería más moral que económica, según reconoce, porque el daño ya está hecho y no hay solución, pero también con el objetivo de denunciar una situación injusta e incómoda para que no se vuelva a repetir.

Imagen del garaje con el ascensor al fondo
Imagen del garaje con el ascensor al fondoLa RazónLa Razón

Y, para más inri, se da la circunstancia de que el ascensor instalado en la finca y que da servicio al inmueble, tampoco cumpliría la normativa existente al acceder directamente a las plazas de garaje sin encontrarse ubicado en una dependencia independiente. Otro despropósito más.