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Sociedad

El Cristo de la Preciosísima Sangre vuelve a salir en vertical de La Antigua de Valladolid

Cientos de personas acompañan a la procesión del Jueves Santo que fija la despedida de Jesús de la Virgen

Procesión del Santísimo Cristo de la Preciosísima Sangre y María Santísima de la Caridad Rubén CachoIcal

El Santísimo Cristo de la Preciosísima Sangre volvió a salir en vertical de la Iglesia La Antigua de Valladolid, después de que lo hiciera por primera vez el año pasado el Jueves Santo. Junto al paso portado por los miembros de la cofradía que lleva el mismo nombre, le acompañó la reciente imagen de María Santísima de la Caridad.

La procesión congregó, de nuevo, a cientos de fieles y curiosos en el entorno de uno de los templos más emblemáticos y queridos por los vallisoletanos como es La Antigua. Un desfile que cautivo a los asistentes por que la hermandad de la Real y Venerable Cofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo es una de las más numerosas de la ciudad y tiene lugar un día tan importante en la semana de la Pasión como el Jueves Santo, donde Cristo comienza la despedida de su madre, la Virgen María.

La salida del Cristo de la Preciosísima Sangre, obra de Genero Lázaro Gumiel del año 1953, concitó el interés de los presentes, entre ellos el alcalde Jesús Julio Carnero y los concejales Blanca Jiménez y Alejandro García Pellitero, por que los hermanos de carga tuvieron que bajar muchísimo, casi a ras del suelo, la imagen titular para superar el histórico portalón de La Antigua. Una vez sorteado este obstáculo, y gracias al encargo de una nueva cruz y unas modernas andas, los cofrades vuelven a poner al crucificado sobre sus hombros para encarar la plaza del Portugalete.

Si antes de 2022, la cofradía salía junto a la Piedad en la procesión de Penitencia y Caridad con las tradicionales paradas en el Hospital Clínico y la Residencia para realizar una oración a los enfermos y proceder al indulto de un preso en la sede de la Audiencia Provincia, ahora lo hace de manera individual. De esta manera, según Ical, tiene lugar un acto penitencial en la Catedral de la ciudad para, a continuación, proseguir por las calles del centro histórico. A la vuelta a La Antigua, y antes de finalizar la procesión, se escuchó a sus puertas el canto del ‘Perdón, oh Dios mío’ y la Salve Popular.