Gastronomía

Esta es la impresionante ciudad en la que se puede degustar la mejor torrija de Semana Santa

El Ayuntamiento de la localidad impulsa la IV Ruta de este producto hasta el 21 de abril

Un plato de torrijas de pan, el dulce estrella de la Semana Santa y la Cuaresma
Un plato de torrijas de pan, el dulce estrella de la Semana Santa y la CuaresmaLa RazónLa Razón

Semana Santa es tiempo de fe, religiosidad, fervor, pasos, procesiones y de tambores y cornetas. Pero también de ocio y de gastronomía. Y uno de los productos de esta época del año son las torrijas. Y los vecinos de una bella ciudad están de enhorabuena, ya que durante estos días, y hasta el próximo 21 de abril, su municipio acoge la IV Ruta de la Torrija, en la que se puede degustar este manjar.

La torrija o torreja es un plato hecho de una rebanada de pan (habitualmente de varios días) que es empapada en leche, almíbar o vino y, tras ser rebozada en huevo, se fríe en una sartén con aceite. Se endulza con miel, melaza o azúcar y es aromatizada con canela.

La primera referencia conocida a un producto parecido a la torrija figura en "De re coquinaria", de Apicio, quien recopilo recetas latinas de los siglos IV o V. En él se menciona que la rebanada de pan debe sumergirse en leche, pero no habla del huevo y no le da un nombre especial: se limita a llamarla aliter dulcia (otro plato dulce).

El pan mojado en leche y endulzado era ampliamente conocido en la Europa medieval con los nombres de suppe dorate, soupys yn dorye, tostées dorées o pain perdu en Francia, que dio payn purdyeu (pan perdido) en Reino Unido. Este pan jugoso era servido con aves de caza y otras carnes.

Alrededor del año 1300, el recetario "Le viandier", de Taillevent, presentaba la receta de las «tostadas doradas» (tostées dorées), que se rebañaban en yema de huevo batido antes de pasarlas por la sartén y espolvorearlas con azúcar. Más tarde en el siglo XIV, un recetario alemán usa "arme ritter" (caballero pobre), un nombre usado en inglés como poor knight, y en las lenguas nórdicas. También en el siglo XIV Taillevent presentó una receta para las tostées dorées.

En España, el término «torrija» o «torreja» aparece ya documentado en el siglo XV. Juan del Encina utiliza «torreja» en un villancico de su Cancionero (1496) «miel y muchos huevos para hacer torrejas», al parecer como plato indicado para parturientas. También en el siglo XV Martino da Como escribió una receta.

El cocinero Domingo Hernández de Maceras en su recetario Libro de Cozina (1607) usa el término «torrija» en referencia a un plato de manos rebozadas, como una especie de torta endulzada con azúcar y canela, aunque no explica su elaboración.

Francisco Martínez Motiño, escritor y cocinero de palacio de Felipe II incluye en su Arte de cozina, pastelería, vizcochería y conservería (1611) una receta de torrijas hechas con pan mojado en leche y huevo y frito hasta que quede un poco moreno, endulzado con almíbar o miel y espolvoreado con azúcar.

Lope de Vega también menciona las torrijas en sus obras. En su trilogía dedicada al patrono de Madrid, San Isidro Labrador, Relación de las fiestas que la insigne villa de Madrid hizo en la canonización de su bienaventurado hijo y patrón San Isidro..., uno de los personajes dice: «Si haziendo torrijas andan, sera para la parida».

La torrija era a comienzos de siglo XX muy habitual en las tabernas de Madrid y se servía con vasos de vino (chatos). Su asociación a la Cuaresma se debe tal vez a la necesidad de aprovechamiento del pan sobrante que, durante el tiempo en que no se podía comer carne, era menos consumido, aunque se elaboraba la misma cantidad, según señala Wikipedia.

IV Ruta de la Torrija

Pues bien la mejor torrija del mundo se puede disfrutar al máximo estos días en la IV Ruta de la Torrija y de la Limonada de la localidad burgalesa de Aranda de Duero, coincidiendo con la Semana Santa, que cuenta con la distinción de Fiesta de Interés Turístico Regional.

Un total de 18 establecimientos van a hacer las delicias de los fanáticos del dulce durante esta cita gastronómica. Mucho más que un postre, la torrija se ha consolidado como una razón de peso para recorrer cafeterías y restaurantes en busca de tan suculento bocado.

Puede que no haya mucho que contar acerca de este postre, que es tan sabroso como sencillo de preparar: Rebanadas de pan del día anterior (unos 2 cm de grosor) sumergidas en leche infusionada con azúcar, canela en rama y cortezas de limón. Una vez bien empapadas, se rebozan en huevo y se fríen. Ya doraditas, se depositan en una bandeja con papel absorbente (para eliminar aceite), y se sirven templadas o frías, presentadas con azúcar y canela espolvoreados o miel. Sea como sea, siempre se puede dar un giro a esta receta y sorprender al comensal con algún que otro detalle que no dejará indiferente a nadie.

A su vez, 27 bares, restaurantes y asadores, muchos de ellos participantes de la Ruta de la Torrija simultáneamente, servirán en estos días la popular “limonada de vino” o “limonada de Semana Santa”. Se prepara a base de vino tinto y rosado D.O. Ribera del Duero, al que se le añade en un cuenco, azúcar, cáscara de limón troceada y canela, dejándose macerar durante un par de días, para luego servirse bien fresquito.

Quienes han visitado Aranda de Duero durante estas fechas han sido testigos de como la comarca entera sale a la calle para disfrutar de unos días en los que el fervor y la tradición se entrelazan con una cultura gastronómica sin igual, donde las torrijas y la limonada son la nota dulce a un verdadero festín a base de delicias como morcilla IGP Burgos, lechazo asado y el mejor vino D.O. Ribera del Duero.