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Cultura
Este es el primer edificio renacentista que se construyó fuera de Italia, y está en España
Impresiona por su portada plateresca, su espectácular patio y una histórica librería
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Muchos son los tesores con los que cuenta España de todos los estilos arquitectónicos. Tal es así que una de sus ciudades fue la "elegida" para acoger el primer edificio fuera de italia, ni más ni menos, renacentista. El Renacimiento fue un amplio movimiento cultural que se produjo en Europa Occidental durante los siglos XV y XVI. Fue un periodo de transición entre la Edad Media y los inicios de la Edad Moderna. Sus principales exponentes se hallan en el campo de las artes, aunque también se produjo una renovación en las ciencias, tanto naturales como humanas. La ciudad de Florencia, en Italia, fue el lugar de nacimiento y desarrollo de este movimiento, que se extendió después por toda Europa.
En España se menciona la fecha de 1492 como el inicio de este periodo con influencia del Renacimiento italiano en nuestro país, y se liga se liga íntimamente al devenir histórico-político de la monarquía de los Reyes Católicos. Sus figuras son las primeras en salir de los planteamientos medievales que fijaban un esquema feudal de monarca débil sobre nobleza poderosa y levantisca. Los Reyes Católicos aúnan las fuerzas del incipiente estado y se alían con las principales familias de la nobleza para mantener su poder. Una de estas familias, los Mendoza, utiliza el nuevo estilo como distinción de su clan y, por extensión, de la protección de la monarquía.
La pintura renacentista española es la realizada a lo largo del siglo XVI en las Coronas de Castilla y Aragón. El Renacimiento italiano se difundió por la península ibérica a partir del litoral mediterráneo. Así, se aprecian diferencias entre las regiones.
Suele diferenciarse en tres momentos, dividiendo el siglo en tres períodos. Es característico del Renacimiento español el predominio prácticamente absoluto de la pintura religiosa, siendo muy ocasionales los temas mitológicos, históricos, alegóricos, o géneros como el bodegón o el paisaje.
La aparición de la escultura del Renacimiento en España y del arte renacentista en general tuvo lugar casi un siglo después de los comienzos de este estilo en Italia. La verdadera penetración de las ideas y formas escultóricas del Renacimiento italiano con los artistas florentinos que vinieron a trabajar a España a finales del siglo XV y comienzos del XVI, extendiéndose el nuevo gusto por obra de extranjeros de varias nacionalidades y por algunos españoles que aprendieron en Italia. Aun así, no logró implantarse con firmeza el estilo hasta el reinado de Carlos V.
La arquitectura se dividió en tres etapas: - Plateresco: El desarrollo del Renacimiento se produjo principalmente por arquitectos locales. De esta manera, se creó una corriente puramente española del estilo, que se vio influida por la arquitectura del sur de Italia.
Este estilo español llamado plateresco, combinaba las nuevas ideas italianas con la tradición gótica española, así como la idiosincrasia local. El nombre proviene de las extremadamente decoradas fachadas de estos edificios, que se asimilaban al intrincado y detallista trabajo de los plateros.
- Purismo: Con el paso de las décadas, la influencia del Gótico fue disminuyendo lentamente, llegándose a alcanzar un estilo más depurado y ortodoxo, desde el punto de vista del Renacimiento. El purismo se caracteriza por una mayor austeridad decorativa, que se limita a algunos elementos concretos, generalmente de inspiración clásica.
- Herreriano: A mitad del siglo XVI, la iniciación del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial como símbolo del poder de Felipe II de España por Juan Bautista de Toledo (fallecido en 1567) y Juan de Herrera supuso la aparición de un nuevo estilo, que se caracteriza por el predominio de los elementos constructivos, la ausencia decorativa, las líneas rectas y los volúmenes cúbicos. Significa además la introducción de los postulados manieristas provenientes de Italia, aunque con la sobriedad castellana.
Este estilo bautizado posteriormente como estilo herreriano en honor de la figura indiscutible de Juan de Herrera, dominó la arquitectura española durante casi un siglo, y entre sus seguidores se encuentran figuras tan relevantes como Francisco de Mora, Juan Gómez de Mora o el portugués Juan Gómez de Trasmonte establecido en México donde alcanzó a ser maestro mayor de su catedral ya en el siglo XVII.
Pues de la primera etapa es el primero edificio renacentista que se construyó fuera de Italia. No es otro que el Palacio de Santa Cruz de Valladolid. Este edificio fue fundado en 1479 por el cardenal don Pedro González de Mendoza, en virtud de bula del Papa Sixto IV. Se inició con construcción gótica pero no agradó al Cardenal, prendado del Renacimiento, cambió de arquitecto y se siguieron las obras en el nuevo estilo renacentista.
En 1761 Ventura Rodríguez realizó diseños para sustituir los ventanales góticos de la fachada principal por los actuales neoclásicos, la obra fue realizada por su discípulo Manuel Godoy quien, además trasformó los vanos de las tres fachadas, concluyendo su trabajo en 1748.
Durante la Guerra de la Independencia, el colegio permaneció cerrado hasta 1816, y sirvió de hospedaje a Arthur Wellesley, duque de Wellingthon. Posteriormente sufrió un nuevo cierre, reabriéndose en 1833, ya bajo el reinado de Isabel II, durante la regencia de María Cristina. En el año 1838 se cerró definitivamente.
Convertido en sede del rectorado de la Universidad de Valladolid en el siglo XX, el edificio ha sido restaurado en las décadas de 1990 y 2000 por el Ministerio de Cultura, y la propia Universidad de Valladolid exclusivamente.
El Colegio tiene planta cuadrada y está labrado enteramente en piedra caliza de sillería, abriéndose en su centro el único patio de que dispuso el inmueble. La fachada principal está apoyada en contrafuertes en los que es visible el cambio de estilo que se operó en la construcción apenas iniciada; sus tracerías góticas se sustituyeron por pilastras renacentistas.
La portada, en arco de medio punto, se decoró con finos grutescos, observándose también grifos, delfines y temas botánicos. La Cruz de Jerusalén, emblema del Colegio, figura en las enjutas, mientras que sobre el entablamento se colocó un relieve, aún gótico, en el que aparece arrodillado el cardenal Mendoza ante la presencia de Santa Elena de Constantinopla, descubridora de la Santa Cruz. El fondo de todo el paño que ocupa la portada se encuentra tapizado por almohadillado de superficie retallada.
El ímpetu ascendente de los contrafuertes se contuvo mediante una gran cornisa, decorada con motivos clásicos y rematada con balaustrada y pináculos, que confiere al edificio un carácter civil y una horizontalidad netamente renacentista.
El zaguán de la entrada se cubre con bóveda sencilla de crucería decorada con ángeles tenantes de escudos similares a los conservados en el Aula Triste y en los rincones de la parte superior del primer cuerpo del patio, corresponden al escultor Alejo de Vahía.
La escalera principal y algunas embocaduras de puertas fueron reformadas en el siglo XVIII al igual que la capilla que se abre al zaguán y en la que puede admirarse el Cristo de la Luz, depósito del Museo Nacional Colegio de San Gregorio, realizado por Gregorio Fernández en 1621 para una capilla del Monasterio de San Benito el Real.
El edificio alberga la librería que perteneció al Colegio del cardenal, acrecentada con fondos de la desamortización de Mendizábal a la que se accede a través de una puerta plateresca en la que se encuentran labrados relieves de Santos Doctores, originales también de Alejo de Vahía. La estantería salomónica de su interior fue ejecutada en 1705 por el ensamblador Alonso Manzano y está presidida por el retrato ecuestre del cardenal fundador, obra del vallisoletano Manuel Peti. El contenido de la biblioteca es de gran riqueza, destacando el ejemplar mozárabe del Beato de Valcavado, realizado por Oveco en el año 970. La Hospedería del colegio tiene planta cuadrada y su patio, en el centro, posee severo diseño en sus dos cuerpos de galerías organizadas por pilares cuadrados y arcos de medio punto.
Uno de los actos en el que el Palacio de Santa Cruz de Valladolid cuenta con mayor protagonismo llega el Jueves Santo, con la salida de su edificio, a partir de las 11 horas, del Santísimo Cristo Cristo de la Luz de la Hermandad Universitaria. Tras los toques de la campana que se encuentra en su fachada, se abren las puertas, abriendo el cortejo la cruz alzada y los ciriales, portados por unos personajes ataviados con hábito púrpura y capucha que impide verles el rostro. De forma similar va ataviado el que porta la bandera de la cofradía.
Cuando la magnífica talla atraviesa el umbral (que se queda pequeño, haciendo los portadores un admirable esfuerzo de precisión), el Coro Universitario comienza a cantar en una Plaza de Santa Cruz abarrotada de público mientras los cofrades hacen pasillo alrededor. El acompañamiento musical consiste en dulzaina, tamboril y bombo, emulando los sones barrocos del siglo XVII, por lo que la sonoridad de esta procesión es única. La imagen va custodiada por dos maceras con jubón negro y sombrero con pluma blanca. Detrás de ella va el Rectorado.
En la fachada de la Universidad, a los sones del Gaudeamus Igitur, el rector lleva a cabo la ofrenda florar y uno de los miembros de la comunidad universitaria lleva a cabo una disertación sobre el conocimiento y la fe. La procesión se dirige a la Catedral, en cuyo interior se reza un vía crucis. Participa en el desfile una representación de la Hermandad Universitaria del Santísimo Cristo de la Luz y Nuestra Señora Madre de la Sabiduría de Salamanca, a la que la Hermandad vallisoletana acompaña también en su desfile del Martes Santo.
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