Cultura

Estos son los pequeños pueblos con los castillos más espectaculares de España

Destacan por el estado de conservación de las fortalezas

Castillo de la localidad palentina de Ampudia
Castillo de la localidad palentina de AmpudiaEduardo MargaretoIcal

España no deja de sorprender por la alta cifra de joyas monumentales con las que cuenta. Pero lo más sorprendente es que cualquier ciudad o pueblo, por muy pequeño que sea, cuenta con una riqueza patrimonial única en el mundo. Es el caso de algunos municipios de nuestro país que en su pequeña urbe cuentan con unos castillos impresionantes. Son muchos los ejemplos, pero entre todos ellos destacan:

- Castillo de Ampudia: Se trata de una fortaleza medieval del siglo XV, y está considerado como el mejor castillo de la provincia de Palencia. Fue construido entre 1461 y 1488 por García López de Ayala, señor de Ayala y Salvatierra e hijo de Pedro García de Herrera, primer titular del Mayorazgo de Ampudia. El sucesor de García, Pedro Ayala y Rojas, se enfrentó con su propia madre, María Sarmiento, por la posesión del castillo, resultando él vencedor.

Acogió la causa comunera, dando lugar al hecho de armas conocido como la Batalla de Ampudia entre los partidarios del emperador Carlos I de España y las tropas acaudilladas por el obispo Antonio de Acuña. En 1522, tras la derrota comunera, el emperador confiscó el castillo, pero poco después lo devolvió a la familia, aunque a cambio de 20.000 ducados. En 1528 el castillo alojó a los hijos del monarca francés Francisco I, tras la Batalla de Pavía, en calidad de rehenes.

En 1597 asumió la titularidad del señorío Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, Duque de Lerma y favorito del rey Felipe III, al que atrajo en distintas ocasiones a la villa, convirtiéndose el castillo en sede ocasional de la Corte española.

A partir de entonces el castillo entrará en un largo periodo de abandono, lo que no evitó su declaración como Monumento Histórico-Artístico Nacional en 1931. En 1960 el empresario galletero Eugenio Fontaneda Pérez, natural de Aguilar de Campoo, lo adquirió a su penúltima dueña, la condesa de la Granja, y lo acondicionó como museo para su colección de objetos de arte y antigüedades procedentes de la cuenca del Duero.

Ejemplo temprano de castillo-palacio señorial castellano, es una joya de la arquitectura civil de la región y presenta un magnífico estado después de la cuidadosa restauración acometida en los años sesenta por Eugenio Fontaneda. La edificación tiene planta trapezoidal, posee torreones en los ángulos, correspondiendo el del sudoeste a la torre del Homenaje, y foso salvado mediante puente levadizo.

Está rodeado por un muro de barbacana con torres cilíndricas. La fachada está decorada con dos escaraguaitas o garitas ornamentales y en la puerta principal cuelga el escudo del Duque de Lerma. El Patio de Armas tiene tres pandas porticadas de tres pisos con arquería escarzana, siendo el piso superior de más exiguas proporciones.

El interior alberga la Colección Eugenio Fontaneda, distribuida en seis salas: Arqueología (destacando una colección de útiles de guerra de la Edad del Bronce y otra de estelas funerarias y miliarios de la época romana); Arte Sacro (incluyendo tallas de los siglos XIII a XV, mobiliario litúrgico y pinturas de los siglos XV a XVIII); Juguetes; Armas y Aparatos Musicales; Farmacia; y Etnografía y Artes Populares. Cobijados en los flancos porticados del patio se muestran escudos nobiliarios, elementos arquitectónicos, pilas bautismales, etc.

La fortaleza es el atractivo principal de Ampudia, ubicada al sur de la provincia palentina, en la parte occidental provincial a una distancia de 26 kilómetros de la capital. Es típico de Ampudia el Paloteo, antigua y vistosa danza tradicional que se remonta a tiempos ancestros. En este aspecto, en el mes de agosto organiza el Festival de Paloteo y Danza con el fin de preservar esta centenaria tradición. La villa mantiene durante el resto del año una intensa programación festiva y cultural, cabe destacar la Feria de San Miguel Arcángel que se celebra en el mes de septiembre, evento que desarrolla una intensa programación, cuando revive el ambiente y aspecto más medieval con una afluencia de visitantes multitudinaria.

Las calles y plazas porticadas de Ampudia evocan al visitante una transportación a los tiempos del medievo en los que la localidad ostentaba el merecido protagonismo de toda esta comarca de Tierra de Campos. Es una delicia pasear entre sus rincones y alzar la vista perdiendo nuestra mirada en busca de su cumbre más alta, la esbelta torre de la colegiata de San Miguel. Una ensoñación que sin duda hoy se significa en los innumerables puntos de interés que la noble villa de Ampudia ofrece al visitante. No en vano, su núcleo urbano ostenta la mención de Conjunto Histórico-Artístico y sus habitantes recibieron con orgullo el Premio Provincial de Turismo del año 2002 y, en 1991, un merecido premio de la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León por su buen hacer en este sentido. Aunque el aspecto actual de la villa ampudiana huela a los aires del medievo, hay constancia de restos arqueológicos que nos indican que la zona fue habitada ya en la Edad del Bronce. Su larga historia, con etapas de gran prosperidad, ha legado un extenso y valioso patrimonio digno de visitar.

Los nombres de las calles tienen relación con el trazado, los oficios y personajes que se dedicaron al bienestar de los ampudianos: Francisco Martín Gromaz, ingeniero naval; Doña Josefa Gromaz, maestra, Fray Marcelino Gutiérrez y Aristóbulo Llorente. Las dos calles principales, Corredera y Ontiveros, son porticadas, con columnas de piedra formando una estructura de soportales que se mantienen en pie desde el siglo XVII (conservando algunos buenos ejemplos del siglo XIII). Entre sus calles encontraremos un buen número de establecimientos hosteleros de carácter rural, donde reposar y reponer fuerzas con el buen yantar ofrecido por sus restauradores. En definitiva, una localidad donde el visitante encontrará todos los atractivos necesarios para pasar unas jornadas inolvidables en el corazón de la Tierra de Campos de Palencia.

- Castillo de Cuellar: La fortaleza de la localidad segoviana fue declarada junto a las murallas, Monumento Artístico Nacional en 1931. El edificio aparece documentado ya en el año 1306. Siendo rey Enrique IV, cedió la villa de Cuéllar y el castillo a D. Beltrán de la Cueva, Duque de Alburquerque, en 1464. Por ello, también es conocido como el palacio de los Duques de Alburquerque.

Bajo el torreón sureste se encuentra la parte más antigua de la fortaleza originaria, que podría datarse en torno al siglo XII. Tiene planta rectangular con cuatro torreones en las esquinas, tres de ellos circulares. En el interior se abre un patio de columnas que sostienen una doble galería con arcos rebajados del siglo XVI, al que se abren los diferentes salones decorados con artísticas techumbres, artesonados de estuco y vigas talladas.

Sobre una edificación primitiva se construyó una fortaleza rectangular en estilo gótico con torreones en sus ángulos. En la fachada sur se levanta una galería renacentista sostenida por ménsulas y bajo ella, se abre un balcón que pertenecía al comedor y un ventanal de la sala de recepciones.

La fachada norte alberga la puerta principal con el escudo de Castilla y León con el lema de Enrique IV “agridulce es reinar”, el de los Cueva y el de la primera esposa de don Beltrán, D» Mencía de Mendoza. En su interior se levanta el palacio, que fue construido posteriormente, en torno a un patio central de columnas sobre el que cabalga una doble galería con arcos rebajados del siglo XVI. A esta galería se abren los salones con techumbres de artesonados de estuco y vigas talladas. Otras dependencias son la bodega, la armería, la zona de servicio y las habitaciones nobles, desde donde se podía acceder a una pequeña capilla gótica. Posteriormente se levantó otra capilla en la huerta, frente al arco principal.

A lo largo de su historia, la fortificación ha tenido diferentes usos. Así, fue cuartel general de Lord Wellington y refugio del general Hugo durante la Guerra de la Independencia, sufriendo el saqueo de las tropas napoleónicas. Es seguro que entre estas paredes se inspiró José de Espronceda, desterrado en Cuéllar en 1833, para escribir su novela romántica “Sancho Saldaña o el castellano de Cuéllar”.

Durante la dictadura fue primero prisión política, cárcel común y sanatorio para enfermos tuberculosos. En la actualidad, los Duques han cedido su uso al Ministerio de Educación y Cultura, que ha instalado el centro de Enseñanza Secundaria “Duque de Alburquerque”.

Es en suma un castillo que encierra la realidad de muchos castillos construidos a lo largo de diferentes épocas, desplegando estilos arquitectónicos diversos y revelando funciones sociales igualmente dispares que se han modificado substancialmente con el tiempo.

Se trata del principal monumento de la Villa de Cuéllar o la Villa del Mudéjar, que es el mayor municipio de la provincia de Segovia, con algo más de nueve mil habitantes. Situada al noroeste, se asienta sobre una llanura, atravesada por el rio Cega. Una amplia masa de pinares cubre estos terrenos, dando su nombre a la comarca natural conocida como “Tierra de Pinares”.

Se tiene constancia de su existencia en la Edad del Bronce y del Hierro. Después de ser asolada por Almanzor, es repoblada a finales del siglo XI por el rey Alfonso VI. A mediados del siglo XIII Alfonso X la concede un Fuero Real. Durante toda la Edad Media se convirtió en uno de los núcleos más importantes de la Meseta del Duero, siendo sede de reyes e importantes acontecimientos históricos como la celebración de la boda de Pedro I y la de Juan I.

En 1464 Enrique IV entregó la Villa a D. Beltrán de la Cueva, primer Duque de Alburquerque. Hay que destacar que fue una villa tuvieron muy buena relación culturas como la cristiana, judía y musulmana, dejando su sello en el casco antiguo de Cuéllar, de lugares como la Calle de la Morería, la Necrópolis de Santa Clara y la Judería.

Otros monumentos

Murallas y puertas: De ambos extremos del castillo nace la muralla que rodea el casco antiguo de la villa. Este Conjunto Amurallado es de los más importantes de Castilla y León. Con una longitud aproximada de dos kilómetros, cuenta con dos partes, la superior más fortificada y donde se encuentra el castillo, y la inferior, menos fortificada y que corresponde a la zona más urbana. La muralla está abierta por distintas puertas como los arcos de San Basilio, San Andrés, la Puerta de la Judería, el arco de Santiago y el de S. Martín. La fecha de inicio de su construcción puede estar por el 1085, en la repoblación de Cuéllar por Alfonso VI. Se finaliza por entre los siglos XII al XVI.

Casco histórico: El centro neurálgico es su Plaza Mayor con la iglesia de San Miguel que mezcla estilos arquitectónicos desde románico hasta barroco. De la plaza arranca la Calle de San Pedro con sus casonas blasonadas, o la calle la Morería a través de la cual se extendió el barrio musulmán.

Arte Mudéjar:En esta Villa se encuentra uno de los principales focos de arquitectura mudéjar de la cuenca del Duero y el más numeroso de Castilla y León. Tanto es así, que se la conoce como “la isla mudéjar”. Se trata de edificios civiles y religiosos, construidos en los siglos XII y XIIIpor alarifes musulmanes que permanecieron en territorio cristiano tras la reconquista. De tipología románica, se utiliza para su construcción materiales cercanos y baratos como el ladrillo, el yeso y la madera, dando lugar a un estilo arquitectónico y decorativo genuinamente hispánico.

Recorriendo sus calles se puede contemplar bellos edificios y rincones pintorescos como la plaza y Torre de Santa Marina, las iglesias de San Martín, San Andrés, San Esteban, la Trinidad, de la Cuesta, de San Pedro, el Salvador, el ábside de Santiago. La iglesia de San Martín, es uno de los mejores ejemplos de estilo mudéjar de la villa. Situada junto al castillo, fue restaurada por la Escuela Taller y alberga el Centro de Interpretación del Arte Mudéjar.

- Castillo de Calatrava la Nueva:Esta fortaleza emerge majestuosamente de las tierras castellano manchegas como un testimonio de la historia medieval de España. Situada en el pequeño pueblo de Aldea del Rey, en la provincia de Ciudad Real, esta fortaleza fundada en el siglo XII, cuenta con un amplio número de edificaciones de distintas épocas.

En 1217 la Orden de Calatrava se traslada al castillo y lo utiliza como sede principal hasta el año de 1804. Su construcción tiene una posición estratégica, ya que domina el Puerto de Calatrava y el Castillo de Salvatierra. Sin embargo, lo que añade un toque de singularidad es la presencia de la iglesia en su interior, donde los monjes guerreros buscaban el equilibrio entre su compromiso religioso y su deber de proteger la frontera cristiana ante las amenazas musulmanas.

- Castillo de Vimianzo: Fue construido entre finales del siglo XII y principios del XIII por los Mariño de Lobeira, en este pueblo de la provincia de La Coruña. De la primitiva fortaleza sólo quedan los restos de lo que pudo ser una torre del homenaje, en el actual patio de armas. A comienzos del siglo XV pasa a manos de la familia Moscoso, y desde entonces fue objeto de encarnizadas disputas por parte del Arzobispo de Santiago y los Moscoso, dos de los poderes más importantes de la Galicia Medieval. Los Moscoso conseguirían el título de Condes de Altamira y llegaron a convertirse en una de las familias nobiliarias con más influencia de la Península.

En 1467 se producen las Guerras Irmandiñas en las que el pueblo, cansado de las opresiones económicas de los señores feudales, toma esta forteleza, aunque la rebelión no duró mucho tiempo. El Arzobispo de Santiago Alonso II de Fonseca se apodera del castillo en el año 1472, para su reconstrucción después de las revueltas populares. Pero unos años más tarde Lope Sánchez de Moscoso, que se autoproclamó el primer Conde de Altamira, volverá a Galicia para recuperar su propiedad, por lo que pertenecerá a esta familia hasta el siglo XIX.

En el año 1870 el castillo es adquirido por Ramón Martelo Núñez, presidente de la Diputación de A Coruña, y su hijo, el poeta Evaristo Martelo, lo restaura para convertirlo en su residencia de verano. En 1965 el edificio sufre un devastador incendio, y, posteriormente Dolores Martelo de la Maza lega esta propiedad al Arzobispado de Santiago, que en 1973 la venderá a la Diputación de A Coruña.

La Diputación rehabilitó el castillo para dedicarlo a uso público, y actualmente está gestionado por el Concello de Vimianzo. La fortaleza de origen medieval se encuentra en muy buen estado de conservación y está convertida en un museo de artesanía vivo en el que durante todo el año se pueden contemplar palilleiras, artesanas del lino, cestería, plata y vidrio, olería de Buño, cuero y maquetas de barcos, con exposiciones permanentes de estos trabajos artesanales. El castillo está abierto todos los días del año, excepto los lunes y la entrada es gratuita. En una de las torres hay un centro de interpretación de A Costa da Morte.

La fortaleza cuenta con murallas y foso, sobre el que se tiende un puente elevado. El edificio está construido en planta poligonal y tiene cuatro torres y un patio de armas, con unos fuertes muros de casi dos metros de grosor. Está situado en la entrada del pueblo al lado de la carretera comarcal 552. Su estratégica situación parece ser la causa de las contínuas luchas en el pasado entre la mitra compostelana y los Moscoso, ya que su proximidad a la costa permitía controlar las rutas comerciales del mar del norte, los negocios de la sardina y de la sal, y los suculentos botines de los barcos que naufragaban en la costa.