Tradición

¿Qué tiene que ver el dicho "el que fue a Sevilla, perdió su silla" con uno de los castillos más espectaculares de España?

Se utiliza cuando una persona se aleja de un lugar y durante su ausencia pierde los privilegios o posesiones que tenía antes

Castillo de Coca.
Castillo de la localidad segoviana de CocaAlfonso Masoliver Sagardoy

Sabio y variado es el refranero popular español. Son muchos los dichos que están en la boca de la gente día tras día. Uno de los más famosos es "el que fue a Sevilla perdió su silla". Casi todo el mundo sabe lo que significa, pero a todos les sorprenderá, la relación que tiene con uno de los castillos más espectáculares de España, a más de 550 kilómetros de distancia de la capital hispalense.

Un refranero es una recopilación o colección principalmente de refranes, si bien con frecuencia los refranes conviven con las frases proverbiales, los dialogismos o las locuciones proverbiales, además de algunas expresiones.​ Los refraneros suelen recurrir al criterio alfabético. Otros criterios empleados son el geográfico o el temático.

 

Son muchos los refranes que han llegado a nuestros días, pero algunos de los más escuchados son: - “El que fue a Sevilla, perdió su silla”

“Haz el bien sin mirar a quién”

“La avaricia rompe el saco”

“Más vale prevenir que curar”

“No es oro todo lo que reluce”

“No hay mal que por bien no venga”

“Al mal tiempo buena cara”

“Quien tiene un amigo tiene un tesoro”

“No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”

“Quien no arriesga no gana”

“De los errores se aprende”

“Hoy por ti, mañana por mí”

“Más vale pájaro en mano que ciento volando”

“El que tiene boca se equivoca”

“Primero es la obligación que la devoción”

“El saber no ocupa lugar”

“El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”

- - El que algo quiere, algo le cuesta”

- - ”A palabras necias, oídos sordos”

“Preguntando se llega a Roma”

Nos vamos a detener en el primero de ellos; “el que fue a Sevilla, perdió su silla”, que se utiliza cuando una persona se aleja de un lugar y durante su ausencia pierde los privilegios o posesiones que tenía antes.

Pero, ¿se sabe de dónde viene ese refrán, y su relación con una de las fortalezas más bellas de España? Este dicho procede de una anécdota ocurrida en el siglo XV, a petición de Alonso de Fonseca, su sobrino fue nombrado arzobispo de Santiago de Compostela. Reinaba Enrique IV de Castilla y las tierras de Galicia estaban muy convulsas en aquella época, Fonseca que era además arzobispo de Sevilla, al ver que Alonso II de Fonseca, recién llegado a Santiago, iba a necesitar ayuda para pacificar la situación, Alonso I de Fonseca convino un intercambio temporal ente las diócesis, así el iría a Galicia a tranquilizar los ánimos y su sobrino a Sevilla a ocupar el arzobispado de esta ciudad de manera provisional.

 

Pasado un tiempo y sosegada la revuelta en la ciudad Compostelana, Alonso II se resistió a dejar la silla hispalense, lo cual dio lugar a un conflicto donde primero intervino el Papa con un mandamiento intentando restablecer a cada uno en su sitio, pero no tuvo efecto , finalmente se procedió a una intervención armada real para someter a los partidarios del sobrino.

En la memoria popular quedaron grabados estos acontecimientos sobre la titularidad del sillón de Alonso I, con la afirmación,“ Quien se fue a Sevilla perdió su silla” ya que Alonso II enamorado de la ciudad tenia poca disposición de devolver el cargo, aunque posteriormente fuese depuesto a la fuerza, es por ello que lo correcto seria decir, “Quien se fue de Sevilla perdió su silla “, en clara alusión a Alonso I de Fonseca que necesitó apoyo real para volver a ser titular de la diócesis.

 

Los Fonseca tenían su señorío en la villa de Coca, de esa su relación con el castillo de la localidad segoviana, lugar donde descansa la memoria del famoso arzobispo, fueron dueños del espléndido castillo de estilo mudéjar situado en esta localidad.