Ganadería
"El lobo no es una especie cinegética más pero hay que controlar su población para evitar los daños que provoca"
La Junta llama a ganaderos y conservacionistas a dialogar "sin extremismos" sobre esta especie y apuesta por la convivencia entre el animal y el sector
La salida del lobo de la lista de especies protegidas (Lespre) y la posibilidad de volver a cazar a este animal al norte del río Duero, de momento de forma excepcional, sigue siendo un tema de confrontación en la sociedad, entre los ganaderos y gentes del medio rural y los conservacionistas.
Desde la Junta apuestan por la coexistencia del lobo con la ganadería extensiva mediante el control poblacional de esta especie dañina para las explotaciones ganaderas cuyos ataques provocaron la muerte el pasado año de cerca de 6.000 cabezas de ganado en la región más otras 430 heridas, en lo que ha supuesto una cifra récord en Castilla y León.
Unos datos que representan un incremento de prácticamente un 40 por ciento de las cabezas de ganado muertas respecto a los datos de 2021, año en el que el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) incorporó el lobo al Lespre. Además, el año pasado se produjeron 3.973 ataques, un 47 por ciento más que hace cuatro años.
En la actualidad existen alrededor de 193 manadas censadas entre los años 2022 y 2023, frente a las 179 de 2012-2013, especialmente al sur del Duero, con 35 manadas censadas frente a las 27 de hace 10 años o las 17 de hace 20 años, y que suponen un incremento del 30 % en la última década.
La expansión del lobo en Castilla y León ha permitido además la recolonización y asentamiento de manadas en las comunidades autónomas limítrofes al sur del Sistema Central, como Castilla la Mancha, Comunidad de Madrid o Extremadura, pero además con unas densidades de lobo en el parque nacional de la Sierra de Guadarrama similares a las observadas en el parque nacional de los Picos de Europa.
Desde la Junta, el director general del Medio Natural de Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio de la Junta de Castilla y León, José Ángel Arranz, ha sostenido este sábado que le gustaría que ganaderos y conservacionistas se sentaran en una mesa conjunta con el fin de "dialogar sin extremismos ni posturas radicales" sobre el lobo y los daños que causa a la ganadería.
"LLevamos años trabajando para recuperar el equilibrio entre la conservación del lobo y de la ganadería", afirma Arranz, en declaraciones recogidas por Efe, donde apunta que tratan de reducir los daños con medidas preventivas pero que cuando estas no funcionan, también llevan a cabo "controles poblacionales".
Igualmente, destaca que la Junta está indemnizando "adecuadamente" a los ganaderos por los daños que sufren y recuerda que existen líneas de ayuda para la implantación de medidas preventivas frente a los ataques.
Pese a ello, defiende que haya controles del lobo con personal público y con el apoyo de cazadores locales cuando son necesarios con el objetivo de "evitar daños al ganado".
Unos controles que, a su juicio, han de ser "limitados y absolutamente sujetos a la normativa" para garantizar el estado de conservación favorable de la especie.
"No queremos que el lobo sea una especie cinegética más ni quiere cazar lobos allí donde no hay daños, pero es necesario controlar su población para evitar el incremento continuado de los daños y lograr la convivencia entre lobos y ganaderos", finaliza.
Desde el Gobierno regional, una vez conseguido que se pueda volver a cazar al lobo al norte del Duero apuntan ahora al sur del granrío que nos une con Portugal.
"Sería un respiro para los ganaderos de provincias como Ávila, donde la gestión cinegética del lobo lleva prohibida desde hace más de treinta años", apuntaba recientemente el consejero de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio, Juan Carlos Suárez-Quiñones.
De la misma forma, desde organizaciones agrarias como Asaja afirman que no van a parar hasta conseguir que toda la comunidad sea igual y que en el sur se consiga lo mismo que en el norte, mientras señalan que la solución pasa por un plan de gestión y control del lobo en toda Castilla y León, que permita garantizar la sostenibilidad del sector ganadero y evitar los ataques a la cabaña ganadera