Turismo

El mejor museo bajo tierra que existe en España y que merece una visita en otoño

Forma parte de un espectacular pueblo rocoso repleto de bosques de robles y sabinas

Cueva de los Enebralejos
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Los museos son algunos de los principales atractivos para los turistas en todo el mundo. España cuenta con numerosos centros de estas características que son referentes en el mundo. Y es que encima hay de todos tipos. Pero en esta ocasión vamos a hablar del mejor museo bajo tierra que existe en nuestro país, y que como no puede ser de otra forma es una cueva.

España cuenta con una de las mejores redes de cuevas turísticas de Europa. Las cuevas ofrecen un tipo de turismo ecológico que está ganando terreno entre los amantes de la naturaleza. Aunque los más aventureros pueden adentrarse en las profundidades marinas para ver cuevas submarinas, la mayoría de ellas son fácilmente accesibles. Esto significa que, aunque el visitante no tenga mucha experiencia, puede ver las estalactitas y estalagmitas que se alojan en el interior de dichas cuevas sin problema.

Y es que una cueva o caverna es una cavidad natural del terreno causada por algún tipo de erosión de corrientes de agua, hielo o lava, o menos común, una combinación de varios de estos factores. En el más común de los casos, las cuevas se forman por la disolución de la roca caliza por parte del agua ligeramente ácida.

A veces es apta para servir de cobijo a animales y seres humanos, pudiendo ser acondicionada para vivienda en forma de casas cueva y otros usos antrópicos. Generalmente son húmedas y oscuras; en algunas solo cabe una persona, mientras que en otras, como la red del Parque Nacional de Mammoth Cave (Kentucky), tienen kilómetros de extensión.

Las cuevas está formadas por procesos de espeleogénesis que involucran actividad química, geológica, fuerzas tectónicas e influencias atmosféricas. En las entrañas de la tierra se pueden encontrar una enorme cantidad de cuevas repletas de sorpresas: desde enormes cristales hasta cascadas, desde una playa hasta un pueblo al que solo se puede entrar por una de esas cuevas.

Además, ofrecen un tipo de turismo ecológico que está ganando terreno entre los amantes de la naturaleza. España tiene de las mejores redes del continente Europeo. También en estas cavidades uno se puede adentrar en las profundidades marinas para ver cuevas submarinas, la mayoría de ellas son fácilmente accesibles, lo que permite ver las estalactitas y estalagmitas que se alojan en su interior sin problema.

Museo bajo tierra

Pues algunas son tan bellas, que se las califican como museo, y el mejor de estas características en España se encuentra en un precioso pueblo rocoso muy cerca de Madrid. Se trata de la “Cueva de los Enebralejos”, que se encuentra en Prádena, uno de los municipios más bonitos de Segovia, situado a menos de 50 kilómetros al noreste de su capital, en los límites con la Comunidad de Madrid.

En él se han encontrado yacimientos de la época romana y de la época visigoda. Fue el rey Fernando IV de Castilla quién concedió a Prádena la propiedad de unos terrenos en la sierra, comenzando su desarrollo como centro de comercio y pastoreo. Durante el siglo XV la villa fue conocida por su lana de oveja, sus telares y batanes. Sus habitantes, muchos pastores dedicados a la trashumancia, hacían uso de la Cañada Real Soriana Occidental con fines comerciales hacia otras regiones de España. La época de mayor esplendor de Prádena fue el siglo XVII. En esa época se levantó la Iglesia de San Martín, un monumental edificio neoclásico construido por las donaciones de los ganaderos del pueblo.

En 1952 había un total de 1.042 habitantes dedicados a la agricultura y a la ganadería lanar. Tenía seis molinos harineros, fábrica de jabón, un matadero, una aserrío de madera, cuatro carpinterías, dos herrerías y forjas, carreterías y una gasolinera. Pero en la segunda mitad del siglo XX, la población comenzó a migrar a las ciudades, comenzando el declive económico del pueblo. Actualmente Prádena vive mayormente del sector servicios y del turismo rural, en avance progresivo desde los años 2000.

Prádena también resalta por sus abundantes bosques de robles y sabinas, entre los que destaca el Acebal de Prádena, que es un bosque de acebos de unas 200 hectáreas, siendo uno de los más importantes del sur de Europa. Aparece mezclado con enebros, robles y sabinas, formando un ejemplo de bosque atlántico como reliquia de otros tiempos en el interior peninsular. Su acceso está señalizado mediante rutas de baja dificultad.

En cuanto a monumentos, la localidad segoviana cuenta con una impresionante Plaza Mayor, que es típicamente castellana, así como la Iglesia parroquial de San Martín, que fue reconstruida en el siglo XVII a partir de una antigua iglesia románica, es de estilo neoclásico. Dentro del templo sobresale la imagen gótica-tardía de la Piedad, fechada a finales del siglo XV, y la talla de la Virgen del Rosario, patrona de la localidad.

Además, no hay que olvidar de la Ermita de San Roque, que es un templo sencillo de estilo barroco, edificado entre los siglos XVI y XVII. Consta de una nave única con una cabecera rectangular que es más alta y se cubre con bóveda de arista.

Cueva de los Enebralejos

Pero su "joya" es la Cueva de los Enebralejos, o también conocida como el Lindajuelo, que es la cavidad más importante de las conocidas en la provincia de Segovia. El acceso a la entrada de la cueva se realiza desde un camino que parte del desvío de la N-110, apenas a un kilómetro de la población.

Posee multitud de espeleotemas, así como algunas pinturas y grabados que hacen de ella un atractivo destino turístico. Se sabe que durante la Prehistoria fue utilizada como cueva de enterramientos, ya que se han encontrado numerosos osarios y restos humanos (algunos de ellos expuestos actualmente en diferentes museos nacionales). En la actualidad, la cueva se encuentra protegida y solo se puede acceder a sus galerías bajo visita guiada.

La tradición oral cuenta que la entrada a la cueva fue cerrada por la Santa Inquisición en época de los Reyes Católicos debido a los rumores sobre judíos que hacían uso de ella para esconderse, aunque no se ha encontrado ninguna evidencia que demuestre esta leyenda.

No fue hasta 1932 cuando la cueva fue descubierta de manera fortuita por los trabajos de excavación de un pozo para una explotación ganadera en la Finca del Cebadero por tres hombres de Prádena (Jesús Poza, Mateo Benito y Cayo Casado), provocando el derrumbamiento de una de las galerías.

Desde un primer momento se vio la importancia arqueológica de la cavidad, iniciándose de inmediato los trabajos de excavación y creando una nueva entrada que facilitara el acceso. La cueva debe su nombre a la gran cantidad de sabinas que pueblan la zona, que por razones lingüísticas aún desconocidas son referidas como “enebros” entre los habitantes de la zona.

En 1995 la cueva abrió sus puertas al público y es visitable junto al museo y centro de interpretación que alberga. La Cueva de los Enebralejos se divide en tres niveles escalonados, de los cuales solo el central puede ser visitado. Este nivel se divide, a su vez, en tres salas.

La primera sala contiene pozos excavados en el suelo, que se pueden calificar como osarios. En esta sala comenzaron en 1964 las investigaciones arqueológicas dirigidas por Isabel Burdiel. Estos osarios estaban formados por grandes vasijas de barro que contenían los principales huesos del cuerpo humano en su interior (sobre todo el cráneo y los huesos de brazos y piernas) y, en algunos casos, regalos que componían el ajuar funerario (objetos tallados en piedra y hueso, así como ofrendas alimenticias).

En la segunda sala abundan las pinturas negras, de entre las que destacan la figura de un cazador y de un ciervo. La separación entre esta sala y la siguiente consiste en una gran roca desprendida de la bóveda.

Por último, la tercera sala es la conocida como santuario, ya que fue destinada a las ceremonias rituales. Es la más grande de toda la cueva, y en ella abundan los grabados con motivos geométricos como rejillas, zig-zags o semicírculos.

Las principales formaciones kársticas de la cavidad son las Palmeras, dos columnas formadas por dos grandes estalagmitas unidades a dos pequeñas estalactitas; el Belén, un conjunto de formas y colores que se asemejan a la representación del nacimiento de Cristo; la Cascada, una colada de gran tamaño; y la Pared de los colores, llamada así por el gran colorido que adquiere gracias a las impurezas de la roca (como son el manganeso, el hierro o el azufre).

Horario

De abril a septiembre:

• Martes a viernes de 11:00 a 14:00 y de 16:30 a 20:00 horas.

• Sábados, domingos y festivos nacionales de 11:00 a 14:00 y de 16:00 a 21:00 horas.

De octubre a marzo:

• Martes a viernes visitas únicas a las 13:00 y a las 17:00 horas.

• Sábados, domingos y festivos nacionales de 11:00 a 14:00 y de 15:30 a 19:30 horas