Cultura

El Palacio Real de Valladolid, marco de presentación de un libro relacionado con la caballería

"Yo, Rajel Ezra. La amante de Alfonso VIII”, de R.K. Yafa, acaba de lanzar su segunda edición con prólogo de César García Álvarez, historiador del Arte de la Universidad de León

Presentación del libro en el Palacio Real de Valladolid
Presentación del libro en el Palacio Real de ValladolidLa RazónLa Razón

El Palacio Real de Valladolid, actual sede de la Cuarta Subinspección General del Ejército de Tierra y antigua residencia oficial de los reyes de España entre 1601 y 1606, cuando Valladolid fue sede de la corte, acogió la presentación del libro “Yo, Rajel Ezra. La amante de Alfonso VIII”, de R.K. Yafa.

El título está muy relacionado con el mundo militar y las órdenes de caballería, pues la autora trata temas como la batalla de las Navas de Tolosa o el Paso Honroso de Suero de Quiñones.

La bienvenida corrió a cargo del general César García del Castillo, y el acto fue presentado por la directora de la biblioteca de Medina del Campo, Beatriz Guerra, quien introdujo a los dos ponentes encargados de hacer la presentación, antes de la intervención de la autora: el General retirado, Juan Ignacio Gutiérrez Castro, que actualmente es maestre de la Orden de Caballería de la Jarra y el Grifo, y José Miguel Ortega del Río, doctor en Historia del Arte.

Una historia de casualidades

El relato, calificado como “diferente e inclasificable” al aglutinar varios géneros literarios como la novela, el ensayo de investigación y la biografía, resulta apasionante por la forma de contar los hechos y por los propios acontecimientos. Alguno de ellos poco conocidos fuera de León, como el Paso Honroso. Evento de caballería que tuvo lugar en 1434 en Hospital de Órbigo y que, según la autora, tuvo más importancia histórica que lo que se cuenta o nos ha llegado. Tanto es así, que Yafa expone el plan B del Paso Honroso. Una nueva teoría que relaciona al maestro constructor de la catedral de León con los acontecimientos que pudieron tener lugar en aquel enclave donde los visigodos vencieron a los suevos en la batalla del río Órbigo en el año 456. Maestro que casualmente vino a Tordesillas, después de ese paso de armas, para trabajar en el Real Monasterio de Santa Clara, en la capilla de Saldaña. Lugares, todos ellos, en los que se desarrolla la historia de Yafa.

Pero lo que resulta sorprendente es la intención de la autora al escribirlo: “Hacer justicia a personajes históricos del pasado, los cuales tenían cosas que contar”. Tal es el caso de Alfonso VIII —rey vencedor en la batalla de las Navas de Tolosa—, Rajel Ezra —su amante— o el propio Suero de Quiñones, organizador del Paso Honroso.

Todo comenzó en el Camino de Santiago y en León. Camino no finalizado y experiencia que dinamitó una serie de coincidencias que pusieron a la autora en la pista de los descubrimientos, basados en injusticias, posibles asesinatos, intereses enfrentados, reliquias perseguidas, libros y conocimientos prohibidos, un linaje real y un tesoro visigodo procedente del templo de Jerusalén que probablemente acabó en España, y quizá en León. Un viaje de aventuras o peregrinaje por las tierras de Castilla y León y Galicia que resulta muy didáctico y constituye el viaje iniciático de la propia autora, la cual acaba exponiendo tesis no planteadas hasta la fecha. Sus propias tesis, tras años de investigación.

Buenas críticas

El libro, de 474 páginas, ha sido bien valorado por la historiadora medieval Margarita Torres, los historiadores del arte César García Álvarez y José Miguel Ortega del Río, así como por Arturo Ruiz Taboada, quien acompañó a la autora en su presentación en Toledo, ciudad donde vivieron su amor Alfonso VIII y Rajel Ezra, su amante judía, que muchos están tratando de borrar de la historia, según Yafa.

Volviendo a la opinión de estos historiadores, todos ellos han considerado apasionante el libro y reconocen que, aunque se trata de una historia de ficción de fácil lectura, la autora plantea algunas hipótesis que dan que pensar.

En palabras de César García Álvarez, autor del prólogo de la segunda edición: “Un relato diferente, en suma, porque los hallazgos, hipótesis y especulaciones de todo tipo se sucedían de una forma que nunca había experimentado en un libro, quizá porque la propia condición de la autora, completamente ajena al mundo académico, a sus exigencias y también a sus prejuicios, escribía, investigaba y aventuraba con plena libertad, saltando sin red alguna a plantear todo tipo de ideas que relacionaban la caballería y sus códigos con el hermetismo del siglo xv, el Quijote, inopinadas reliquias de la Última Cena, Santiago el Menor, Nicolás Francés, la ubicación de la batalla entre suevos y visigodos y un largo etcétera de nexos trufados de serendipias que tejían un tapiz hipnótico en el que mi propio juicio académico como historiador del arte se veía a veces sorprendido, a veces irritado, pero siempre cautivado por un inclasificable relato del que no voy a desvelar nada, pero en el que espero que el lector se sumerja con el mismo placer e interés con el que yo pasé de mi inicial escepticismo al final goce lector…”

Centrándonos en la opinión de los ponentes presentes en el Palacio Real:

Juan Ignacio Gutiérrez Castro, originario de Medina del Campo, reconoció que, gracias también a una serie de casualidades ocurridas en Nápoles, él acabó refundando, años después, la Orden de Caballería de la Jarra y el Grifo, creada en el siglo xv por otro medinense, el rey Fernando de Antequera. Rey de Aragón y rey regente de Castilla durante la minoría de edad de su sobrino Juan II. Y es que la autora menciona esa orden de caballería en su narración y considera esas coincidencias como señales que nos guían para cumplir nuestra misión de vida.

Por otra parte, José Miguel Ortega del Río expuso que estamos ante un libro “bizarro”. Entendiendo por bizarro “valiente, raro, extravagante o fuera de lo común”. Un libro que, sin ser Historia, habla sobre la Historia y plantea sus propias tesis, invitando al lector a llegar a sus propias conclusiones.

En palabras de Beatriz Guerra: “Conocer a Raquel y leer su novela te hace replantearte la Historia y los acontecimientos. Una gran novela que deja huella".