
Economía
La productividad aparente por trabajador crece un 3% en Castilla y León en 2024 con vínculos en la inflación
La patronal razona que “este crecimiento debe consolidarse en el medio y largo plazo, evitando que dependa únicamente de factores coyunturales”

La productividad aparente de la economía de Castilla y León avanzó un tres por ciento en 2024, hasta los 65.090 euros por cada trabajador. El aumento llegó sobre todo de la mano del sector primario, donde se disparó un 16,5 por ciento, hasta los 62.224 euros, muy vinculado el dato a la mejora de la cosecha.
La construcción, con el peor dato de productividad, 45.640 euros por empleados, vio crecer este indicador un 6,7 por ciento; mientras que en los servicios, con 62.870, creció un 4,2 por ciento.
El dato negativo llegó de la mano de la industria, donde la productividad es más elevada, con 85.875 euros, pero que sufrió un descenso del siete por ciento respecto a 2023, con datos de la Contabilidad Regional de la Junta, recogidos por Ical.
Bajando al detalle, la productividad aparente, que sale del cociente entre el VAB de la Comunidad, entre los puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, se redujo un 3,6 por ciento en el caso de la industria manufacturera, con 70.320 euros por empleado. En cuanto a las ramas de los servicios, también se redujo un 13,2 por ciento en actividades inmobiliarias (429.457 euros por empleados, la de mayor productividad aparente); un 7,8 por ciento en actividades financieras y de seguros (158.306); y un 0,9 por ciento en comunicaciones (58.720). Por el contrario, creció un 9,4 por ciento en comercio, trasporte y hostelería (58.720 euros por empleo); un 4,3 por ciento en administración pública, educación y sanidad (53.507); y un 4,2 por ciento en actividades profesionales, científicas y técnicas (33.065).
CEOE de Castilla y León valoró el incremento global de la productividad, porque constituye “una señal alentadora que refleja una mejora en la eficiencia económica, especialmente en sectores clave como el primario, que ha tenido un comportamiento excepcional, impulsado por una buena campaña agrícola”. Sin embargo, los empresarios advirtieron de que es preciso ser “prudentes, ya que este crecimiento debe consolidarse en el medio y largo plazo, evitando que dependa únicamente de factores coyunturales”.
En este sentido, la patronal asumió que “sin duda, parte del crecimiento en la productividad aparente puede estar vinculado a la inflación”. “Cuando se mide la productividad en términos nominales, un aumento de precios eleva automáticamente el Valor Añadido Bruto (VAB), sin necesariamente implicar un aumento real en la eficiencia o en la producción física”, aclararon a Ical. Así, expusieron que “es importante descontar el efecto inflacionario para tener una visión más real del crecimiento en la productividad real. Si parte del aumento responde a subidas de precios y no a mejoras estructurales, hay que tomarlo con cautela”.
Los empresarios de la Comunidad también mostraron su preocupación por el descenso del dato de productividad en la industria, que “puede ser reflejo de pérdida de competitividad, menor inversión o debilidad en los mercados a los que se exporta”. “La industria debe ser un pilar de nuestra economía. Su fortaleza es fundamental para garantizar empleo estable y de calidad, innovación y crecimiento económico sostenido”, sentenciaron.
Recetas para crecer
En este contexto, desde CEOE Castilla y León pusieron sobre la mesa la receta para seguir elevando la productividad y consolidar una economía más competitiva, con una apuesta por la inversión en digitalización y nuevas tecnologías en todos los sectores, especialmente en la industria y los servicios.
Asimismo, apostaron por una mejora de la formación y cualificación del capital humano, adaptando la oferta educativa a las necesidades reales de las empresas. CEOE también demandó un poyo al I+D+i para fomentar una economía basada en el conocimiento y el valor añadido.
Otras demandas del empresariado de la Comunidad pasan por la simplificación administrativa y mejora del entorno regulatorio, para facilitar la actividad empresarial. Otro reto es el impulso a la internacionalización de las empresas industriales, fomentando la apertura a nuevos mercados; y la apuesta por la sostenibilidad, lo que también puede ser un motor de innovación y mejora de procesos.
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