Turismo

¿Qué cascada está considerada como La Niágara española?

Se trata de uno de los saltos de agua más impresionantes de nuestro país

Pozo de los Humos
Pozo de los HumosIcal

La riqueza natural española no deja de sorprender. Son muchos los atractivos que inundan los pueblos y ciudades de nuestro país. No hace falta irse muy lejos para descubrir estos tesoros. Un ejemplo son las Cataratas del Niágara. No hay que ir hasta la zona noreste de América del Norte, entre Canadá y Estados Unidos, para observar un salto de agua de esas características en España. Está claro que las Cataratas del Niágara son únicas, pero sin salir de nuestras fronteras hay una que sorprende al que la visita.

Y es que las Cataratas del Niágara comprenden tres cataratas: la «catarata canadiense» (Ontario), la «catarata estadounidense» (Nueva York) y la «catarata Velo de Novia», más pequeña. Aunque no tienen una gran altura, son muy amplias y son las más voluminosas de América del Norte, ya que por ellas pasa toda el agua de los Grandes Lagos. Entre las cataratas canadienses y las estadounidenses se encuentra la isla de la Cabra, Goat Island.

Desde que fueron descubiertas por los colonizadores europeos se han hecho muy populares, no solo por su belleza sino también por ser una fuente de energía y un desafiante proyecto de conservación medioambiental. Son un lugar de turismo compartido por las ciudades de Cataratas del Niágara (Nueva York) y Cataratas del Niágara (Ontario).

 

El nombre «Niágara» es originario de una palabra iroquesa que significa «trueno de agua». Los habitantes originarios de la región eran los ongiara, una tribu iroquesa llamada los neutrales por los conquistadores franceses, quienes encontraron en ellos ayuda como mediadores de disputas con otras tribus.

Pues algo muy parecido sucede en uno de los lugares de mayor atractivo turístico del Parque Natural de Arribes del Duero, el "Pozo de los Humos", que es un salto de agua situado en el curso del río las Uces, a su paso por los términos municipales de Masueco en su margen izquierda y de Pereña de la Ribera en su margen derecha, al noroeste de la provincia de Salamanca.

Este salto de agua se produce porque las aguas del río de las Uces se encuentran con un abrupto cambio de las rocas debido a una falla geológico, que pone en contacto un granito con rocas metamórficas, más fáciles de erosionar y que han desaparecido. En este punto el cauce del río se ensancha y busca una forma de continuar, que solo encuentra cuando rebosa por encima del obstáculo y se precipita formando el salto de agua que todo el mundo quiere ver. La granítica pared por la que fluye la cortina de agua tiene una caída libre de 50 metros, que al llegar abajo forma una nube de vapor que se eleva por todo el contorno siendo un espectáculo inolvidable.

Unos pocos metros antes de la caída de aguas del río de las Uces, su torrente se bifurca, dando lugar a que además de la cascada de los Humos haya otra por su parte derecha llamada el Pozo de las Vacas, llamado así según la leyenda del lugar que habla de que allí se despeñó un carro, tirado por dos vacas y cargado de trigo, cuando se dirigía en dirección a un molino cercano.

La ladera que baja hacia el río por la parte de Masueco se llama la Roblea, hay una senda que conduce a la coronación de la cascada donde una pasarela permite asomarse al vacío y por una angosta vereda serpenteante, llamada la Cañada de Zarzalino, se puede bajar al pozo. Por la parte de Pereña se llama Palla Rubia, donde otra senda baja hasta el estanque formado después de la caída. Unos cientos de metros más abajo el río de las Uces tributa al Duero en el paraje llamado el Trincalino en el reculaje de la presa de Aldeadávila. Al no tener embalse regulador, el caudal adecuado en el río río de las Uces para disfrutar del lugar es desde diciembre hasta mayo.

 

En Palla Rubia hay una cueva natural en la roca donde se pueden apreciar pinturas rupestres. Por la orilla de Masueco, a cien metros del pozo aguas abajo se despeña desde trescientos metros un regato llamado la Cribera y en el mismo estanque del pozo por la parte de Pereña de la Ribera cae desde cincuenta metros otro regato conocido como el de Palla Rubia.

La zona tiene un microclima mediterráneo cálido, en la cual florecen robles, quejigos, enebros, castaños, olivos, jarales, endrinos, escoba rubia, cantueso, alguna encina y matorral. Animales como el jabalí, zorro, perdiz, buitre leonado, alimoche, águila perdicera y multitud de pequeñas aves y roedores pueblan la zona.

La belleza del Pozo de los Humos ha quedado plasmado en los libros. Y es que el universal Miguel de Unamuno escribió su experiencia en la revista bilbaína 'Ecos Literarios' (19 de marzo de 1898) : “El primer pueblo de La Ribera a donde llegué fue Masueco... Al siguiente día de mi llegada fuimos a ver la cascada de los Humos, en los arribes de uno de los afluentes al Duero... Es singular el atractivo del agua. Estaríase uno las horas muertas contemplándola fluir, dejándose ganar el espíritu por la sensación purísima que su constante curso nos produce. El agua es acaso la que mejor imagen nos ofrece de la quietud en el movimiento, del solemne reposo supremo que del concierto de las carreras de los seres todos surge. En el estanque duerme el agua reflejando al cielo, pero con no menos pureza lo refleja en el cristal de un sosegado río, cuyas aguas, siempre distintas, ofrecen la misma superficie siempre. Y en la cascada misma, por donde se despeña bramando, preséntanos una vena compacta, una columna que acaba por parecer sólida. ¡Enorme fuerza la que sin aparato alguno, con la sencillez del coloso, despliega!... Es una de las más hermosas caídas de agua que pueden verse entre aquellos tajos adustos. Divídese la cascada mayor en dos cuerpos debido a un saliente de la roca, y va a perderse en un remanso de donde surge el vapor que ha valido al paraje el nombre de los Humos. Junto a la inmensa vena líquida, a su abrigo, en las quebraduras y resquicios de la roca, anidan palomas que revolotean en torno del coloso. Este irá desgastando poco apoco el desnivel que le produce, y es seguro que cada año se achica la cascada, aunque sólo sea en un milímetro o en fracción de él. ¡Los siglos que habría necesitado el agua para excavar tales tajos y reducir análogas cascadas!”.

Rutas

Es posible disfrutar de esta maravilla desde dos puntos diferentes. En Pereña de la Ribera existe un mirador desde el que se obtienen unas panorámicas espectaculares del Pozo de los Humos desde la lejanía. Un lugar ideal para tener una visión general de la cascada y del entorno natural en la que está enclavada. Por su parte, en Masueco se encuentra el acceso para hasta el propio Pozo de los Humos. Allí se construyeron hace años unas plataformas para poder ver de cerca el fenómeno y sentir prácticamente el agua a unos centímetros.

Para llegar hasta el mirador que hay en Pereña de la Ribera se debe tomar una pista que sale al oeste del pueblo junto al frontón y que se encuentra señalizada. Este camino se puede realizar caminando, durante alrededor de cinco kilómetros, aunque la mayoría de los visitante van con su vehículo. A menos de dos kilómetros hay un aparcamiento en el que es obligatorio dejar el vehículo entre febrero y agosto con el objetivo de proteger el ecosistema y la anidación de aves. Después de una breve caminata se llega al mirador para disfrutar de la espectacular vista del Pozo de los Humos.

 

En Pereña de la Ribera también es posible disfrutar de otra cascada menos imponente, pero también con un gran atractivo, el Pozo Airón. El camino para llegar hasta ella también se encuentra señalizado y comienza en la iglesia del pueblo. El recorrido consta de algo menos de siete kilómetros ida y vuelta aunque se puede llegar con el vehículo hasta un pequeño aparcamiento que hay junto al arroyo de los Cuernos. El resto del camino transita por un estrecho sendero enclavado en un entorno con un encanto especial. Este espacio tiene la particularidad de que el visitante puede adentrarse en la cueva que hay detrás de la cascada para admirarla de una manera diferente y muy emocionante.

El segundo recorrido es el de Masueco. El primer tramo, aunque es un camino, se puede realizar con el coche puesto que discurre entre los huertos y parcelas. Hay que dejarlo obligatoriamente en un aparcamiento. A partir de ahí habrá que bajar caminando durante 2,6 kilómetros hasta llegar al verdadero espectáculo natural del Pozo de los Humos. Para disfrutar con más cercanía de la cascada se han construido unos miradores elevados que permiten captar unas instantáneas idílicas del lugar.