Patrimonio

El único Castillo que cuenta con dos fortificaciones de dos épocas diferentes

Jugó un papel fundamental en la conquista cristiana

Castillo de Berlanga de Duero
Castillo de Berlanga de DueroAyto. Berlanga de DueroAyto. Berlanga de Duero

Más de 10.000 se contabilizan en España. Cada uno con su particularidad, pero la gran mayoría de extrema belleza. Además, cada uno se encuentra en diferentes estados de conservación. Pero en pocos puntos de la geografía nacional en la hontananza no se puede disfrutar de una de estas fortificaciones. Como ya se ha comentado hay de muchas características, pero en esta ocasión nos vamos a centrar en el único castillo español que cuenta con dos fortificaciones de dos épocas diferentes. Los dos estilos que conjugan a la perfección en esta fortaleza son el medieval y el renacentista.

Medievales

Los castillos medievales se construyeron a partir del siglo XI para que los gobernantes demostraran su riqueza y poder a la población local, para proporcionar un lugar de defensa y retiro seguro en caso de ataque, para defender lugares estratégicamente importantes como cruces de ríos, pasos a través de colinas, montañas y fronteras, y como lugar de residencia. Tanto si se trata de un hogar permanente para un señor local como de uno temporal para un gobernante que se embarca en un viaje por su reino, los castillos se convirtieron de madera a piedra y se convirtieron en estructuras cada vez más impresionantes con más elementos defensivos, como torres redondas y puertas fortificadas.

Un buen emplazamiento para un castillo se situaba en una elevación natural, cerca de un acantilado, en el recodo de un río, o donde se pudieran reutilizar de forma provechosa antiguas fortificaciones como las murallas romanas.

Las características típicas de un castillo medieval eran:

- Foso: Un foso perimetral con o sin agua

- Barbacana: Uuna fortificación para proteger una puerta

- Muros y torres: El perímetro de la muralla defensiva

- Puerta fortificada: La entrada principal del castillo

- Torre de guardia: Mayor torre y la mejor fortaleza del castillo

- Patio interior: La zona dentro de un muro de cortina.

Renacentista

Construidos entre finales del siglo XV y principios del XVII, tuvieron como propósito principal reflejar el poder y la riqueza de la nobleza y la monarquía, así como protegerse de ataques externos durante ese período de inestabilidad política y militar.

Las construcciones renacentistas se caracterizaban por su diseño simétrico y grandioso, con fachadas ornamentadas y detalles decorativos elaborados. Los castillos españoles adoptaron estos elementos arquitectónicos para mostrar el poderío de los gobernantes y la nobleza.

Las torres y las almenas medievales fueron reemplazadas por elegantes torres circulares o cuadradas, y las antiguas fortificaciones fueron transformadas en palacios lujosos que combinaban la defensa militar con la comodidad y el lujo de la vida cortesana.

Además, se incorporaron elementos clásicos, como columnas, frontones y arcos de medio punto, que enfatizaban el prestigio y la sofisticación de los castillos. Estas nuevas características arquitectónicas transmitían un mensaje claro de poder y distinción, manifestando el dominio y la supremacía de los señores feudales, según aseguran desde la página web arterenacentista.

Pues el castillo que reúne estos dos tipos de fortificaciones es el de la localidad soriana de Berlanga de Duero. Se trata de un complejo edificio formado por dos recintos fortificados de diferentes etapas históricas y constructivas, uno de época medieval y el otro de época renacentista.

Bordeada por el río Escalote y abrazada por el Duero, se corona por la imponente silueta del castillo que la vigila desde el Coborrón. El conjunto monumental está formado por los restos de la fortaleza tardomedieval (siglo XV), la fortaleza artillera de época renacentista (siglo XVI), la muralla que ciñe el cerro en su base (siglo XII) y el Palacio de los Duques de Frías (siglo XVI).

El origen del castillo medieval de Berlanga no está claro, pero las últimas excavaciones arqueológicas nos permiten situarlo en torno a los siglos X-XI como una fortaleza islámica de la que apenas quedan restos visibles y que jugó un importante papel en la frontera con los reinos cristianos.

En 1059 Fernando I de Castilla, en una rápida campaña militar en el Alto Duero, consiguió tomar Berlanga, lo que propició que se llevaran a cabo las primeras obras para la reparación y reforma del castillo.

En 1370 Berlanga, que hasta el momento había sido una villa de realengo, pasó a manos de la familia Tovar. Juan Fernández de Tovar, primer señor de Berlanga de este linaje y Almirante de Castilla fue quien llevó a cabo nuevas modificaciones en el castillo, aunque no se sabe con exactitud qué partes fueron intervenidas.

Avanzado el siglo XV Luis de Tovar, junto con su esposa Isabel de Guzmán, promovieron las últimas grandes reformas en el castillo medieval, con una fortificación de estilo renacentista. En el año 1512 se proyectó y comenzó a ejecutar el nuevo castillo, configurado como una fortaleza artillera, con fines militares. Esta nueva fortaleza se adaptó tanto a la topografía abrupta del terreno como a la construcción anterior (el castillo medieval señorial).

En el programa constructivo de los linajes Tovar y de los Duques de Frías se encontraba además la erección del palacio en el recinto interior de la muralla del siglo XII, adaptado a los nuevos modos de vida, según señala Wikipedia.

Durante todo el siglo XVI y XVII la fortaleza fue perdiendo sus funciones militares y asumiendo otras como las de prisión, archivo o arsenal. Desde finales del siglo XVII comenzó su declive por los continuos saqueos sufridos por las gentes de la villa y por el desmantelamiento de sus estructuras llevado a cabo por el propio Marqués de Berlanga.

Este declive fue agravado tras el incendio que se produjo en el castillo el 20 de abril de 1660 provocado por una de las salvas que se lanzaron con motivo de la visita del rey Felipe IV. A finales del siglo XVIII el edificio solo conservaba sus muros.

A comienzos del siglo XXI el Ayuntamiento de Berlanga de Duero adquirió todo el conjunto monumental del castillo, murallas, palacio y jardines, iniciándose así la consolidación, restauración y puesta en valor de este magnífico monumento.

El castillo señorial (siglo XV) presenta planta rectangular, en la que destaca el cubo de planta circular, en el ángulo sur, y la torre del homenaje en el lado opuesto. En el interior, dos patios articulan el espacio: uno, a la entrada, más sencillo, funcionó como patio de armas; y el otro, se planteó como patio palacial porticado, con columnas góticas, tiene en el centro un aljibe con una conducción que lleva al depósito de agua.

A partir del castillo señorial medieval, en el siglo XVI se construyó la fortaleza artillera. Tiene planta rectangular con potentes cubos en cada ángulo, orientados a los puntos cardinales, los dos delanteros albergan sendas casamatas para instalar la artillería de la fortaleza. Los muros, levantados con piedra de sillería de calidad, tienen cinco metros de espesor y se rematan con un parapeto inclinado para desviar los impactos de artillería.

Otros atractivos de Berlanga de Duero

Pero el castillo no es el único monumento de este vetusto pueblo. El municipio soriano cuenta con otros atractivos patrimoniales como:

- La Colegiata: En la plaza de San Andrés, en pleno centro de la villa, se alza la colegiata, un grandioso edificio que contrasta por su altura y monumentalidad respecto al resto de la población. La obra de la Colegiata fue dirigida por uno de los arquitectos más importantes de la época, Juan de Rasines, y se comenzó a construir en la primera mitad del siglo XVI bajo el patrocinio de los señores de Berlanga: María de Tovar e Íñigo Fernández de Velasco. Sin embargo, un siglo después todavía no se había culminado, por lo que finalmente quedó inconclusa, ya que no se construyeron ni el claustro ni una de las torres.

Los motivos de la construcción de este edificio respondían a una clara intención propagandística y de exaltación del linaje promotor de las obras —buen ejemplo de esta intención lo encontramos sobre la puerta de entrada a la Colegiata, donde se encuentra el escudo de armas de los Tovar y de los Velasco—, estrechamente vinculado al cambio de mentalidad y de modos de vida que la nobleza estaba experimentando a comienzos de la Edad Moderna.

Tras el derribo de las diez iglesias románicas que había en la villa, los señores de Berlanga dieron comienzo a la construcción de la colegiata en 1526, una obra que formaba parte de un proyecto arquitectónico más amplio que incluía la construcción de otros edificios (el palacio y la fortaleza artillera) y que tenía como finalidad la transformación urbana de la villa de Berlanga en una auténtica villa renacentista y de representación ducal, según informa la web del Ayuntamiento.

Se trata de una iglesia de tres naves de altura similar, con una cabecera centralizada y tres tramos de capillas más bajas entre contrafuertes. En general, las formas son sobrias, de traza renacentista, sin embargo las bóvedas de crucería corresponden al gótico, con un diseño de cuatrifolios. Por tanto, se podría enmarcar en un momento de transición del estilo tardogótico al renacentista.

Lo primero que se ve nada más entrar en el edificio, colgado de la pared, es el espectacular caimán negro que Fray Tomás trajo de las Islas Galápagos en su regreso a Berlanga, conocido popularmente en la villa como “el lagarto”. Este animal, tan exótico y raro en tierras castellanas, debió impresionar profundamente a los berlangueses, por eso, cuando murió, decidieron disecarlo y colgarlo de una de las paredes de la colegiata, como prueba irrefutable de la existencia de un animal tan peculiar.

Además, cubriendo todo el espacio del ábside de la Capilla mayor, se encuentra el monumental retablo barroco de estilo churrigueresco realizado en 1714. Elaborado en madera desnuda sin ningún cubrimiento y compuesto por cuatro columnas salomónicas de gran tamaño (cada una labrada en un solo tronco), con una decoración vegetal de racimos de uvas. Entre las columnas se encuentran dos grandes estatuas, San Andrés Apóstol y San Bernardino de Sena, y en el centro del retablo un gran cuadro de “La Asunción de La Virgen”, obra de Antonio Palomino. En el centro del altar del Presbiterio se encuentra un baldaquino dorado barroco, con la talla románico-gótica de la Virgen del Mercado, patrona de Berlanga, realizada en madera policromada.

Situada a la izquierda de la Capilla Mayor, consta de un sepulcro doble y un gran retablo gótico. La capilla fue fundada en 1516 y aquí se encuentra enterrado Juan Ortega Bravo de Laguna, obispo de Ciudad Rodrigo, Covadonga y Coria, junto a su hermano gemelo, Gonzalo Bravo de Laguna, alcalde de Atienza.

El sepulcro, fechado en la primera mitad del siglo XVI y de estilo gótico tardío, se encuentra situado en el centro de la capilla y está rodeado por una verja de hierro. Realizado en alabastro, tiene forma rectangular y está decorado con las figuras yacentes de sus moradores y una serie de escudos y laudas en la parte inferior.

- Palacio: En la Plaza del Mercado, a los pies del cerro del castillo, podemos contemplar la fachada del palacio renacentista de los señores de Berlanga. Único vestigio que queda en pie, ya que fue incendiado durante la Guerra de Independencia por las tropas napoleónicas, de lo que seguramente fue un majestuoso edificio.

Juan de Tovar, señor de Berlanga desde 1528, fue el promotor de las obras de este palacio. Sus padres María e Íñigo ya habían comenzado la construcción de un palacio junto a la colegiata, pero esta obra quedó inconclusa tras su muerte y Juan decidió construir el edificio palaciego en un lugar más destacado y espacioso desde el que se pudiera contemplar su esplendor.

El palacio conserva una monumental y sobria fachada, sin apenas elementos decorativos, realizada en piedra de sillería y distribuida en tres plantas, con un último piso formado por una galería alta. Esta distribución era muy característica de la arquitectura palaciega y de las villas ducales del siglo XVI. Sobre el arco adintelado de la portada principal encontramos un panel con el escudo de armas de los Tovar y de los Enríquez, correspondiente a Juan de Tovar y su mujer Juana Enríquez, junto con la leyenda “SAPIENTIA AEDIFICABITUR DOMUS, ET PRUDENTIA ROBORABITUR”, respondiendo al característico programa de exaltación del linaje promotor de la obra.

Gracias a diferentes estudios se sabe que contaba con un gran pretil delante de la fachada desde donde se accedía por la puerta principal a un amplio zaguán, antesala de un patio central de columnas. Este patio, eje desde donde se distribuía todo el palacio, contaba con dos alturas con una galería inferior tenía columnas de piedra con arcos de medio punto y una superior zapatas y dinteles de piedra.

El acceso al piso principal por el patio se hacía a través de una escalera monumental situada en un lateral del mismo. El piso principal albergaba las estancias más destacadas del palacio, como los salones o dormitorios. Desde este piso se podía acceder a los magníficos jardines situados a levante del palacio, distribuidos en cinco alturas, adornados con fuentes y estatuas y regados por una ingeniosa noria.

Se puede acceder a la única torre del palacio que queda en pie, donde actualmente se encuentra la oficina de turismo y una exposición sobre la historia del palacio y de la villa.

- Murallas y Puerta de Aguilera: Rodeando el cerro del castillo se encuentra una impresionante muralla, fechada entre los siglos XI y XII, momento en que Berlanga fue creciendo por la llegada de nuevos pobladores y se erigió como cabeza de una Comunidad de Villa y Tierra. Berlanga se convirtió en el lugar de mayor relevancia del entorno y fue dotado de elementos defensivos como esta muralla, denominada la Cerca Vieja, realizada en piedra de mampostería y reforzada con cubos o torrecillas semielípticas.

Dentro de esta cerca se encontraba el primitivo asentamiento medieval o villa vieja, que con el paso de los siglos se fue desocupando poco a poco hasta que solo quedaron unos pocos habitantes a mediados del siglo XV, ya que la población se fue estableciendo en la llanura a los pies del cerro.

Una segunda muralla, la Cerca Nueva, de mayor extensión y de la que apenas quedan restos, se encargó de rodear la zona habitada extramuros a la que se había ido desplazando la población. El acceso a la villa fue regulado por cuatro puertas —la puerta de Aguilera, de la Hoz, de San Gil y de San Pedro— además de un postigo. Los escasos restos conservados confirman que fue realizada con un tapial de tierra enfoscada con un grueso enlucido en cal y asentada sobre un zócalo de piedra de mampostería.

De las puertas de las murallas solo se conserva la de Aguilera, llamada así por ser el camino que llevaba a esta localidad cercana a Berlanga. Está realizada en piedra de sillería y presenta dos partes bien diferenciadas, la inferior con un arco ojival está fechada en el siglo XIV, y la parte superior, reformada en el siglo XVI, que está almenada y presenta un escudo picado, enmarcado por unas pilastras que sostienen una concha que, según algunas versiones, relacionarían a la villa con el Camino de Santiago.

- Necrópolis y Acueducto: En la parte superior del cerro del castillo, a la derecha del edificio, se conserva una curiosa necrópolis medieval donde se pueden ver varias sepulturas, de diferentes formas y tamaños, excavadas en la roca. Al carecer de un contexto arqueológico es difícil precisar su cronología, no obstante, es posible que este cementerio tuviera un uso continuado en el tiempo desde el siglo XI y estuviese vinculado a la antigua iglesia de San Esteban, derruida en 1526 para construir la colegiata de Santa María del Mercado.

Junto a la necrópolis, y de una época bastante posterior, se conservan los restos de un acueducto realizado en piedra caliza y ladrillo. Este acueducto es un ingenio hidráulico que intentó elevar el agua desde el cauce del río Escalote hasta la parte superior del cerro, para regar los jardines del palacio. Si bien, la documentación escrita no describe su mecánica por lo que se desconoce si realmente llegó a funcionar o utilizarse.

-Ermitas: La villa soriana cuenta con varias ermitas

Convento de Paredes Albas: A 3 kilómetros de Berlanga, en dirección a la población de Ciruela, encontramos el antiguo convento de frailes franciscanos de Paredes Albas. El origen de este convento está en una ermita construida por María de Tovar e Iñigo Fernández de Velasco a comienzos del siglo XVI la cual, un siglo después, fue convertida en un convento bajo el patrocinio de Bernardino Fernández de Velasco, Marqués de Berlanga, quien en 1633 obtuvo una autoridad real para construir el convento aprovechando la cabecera de la antigua ermita. En la actualidad el convento solo conserva su iglesia a la que se accede libremente, encontrándose en un estado de ruina y total abandono.

Ermita de la Soledad: A la entrada de Berlanga se encuentra esta pequeña ermita humilladero dedicada a la virgen de la Soledad. Se trata de un sobrio edificio del siglo XVI que presenta una planta cuadrangular, con un tosco pórtico de madera que guarnece la doble entrada de arcos de medio punto. Realizada en mampostería, su único adorno exterior es un escudo en el que se puede contemplar una bola del mundo coronada por una cruz.

Ermita de Nuestra Señora de Carrascosa: A 2 kilómetros de Berlanga, en dirección a Soria, se encuentra la ermita de Nuestra Señora de Carrascosa, también llamada de la Carrascosita.

El edificio actual es del siglo XVIII pero se sabe que hubo uno anterior puesto que el culto a la Virgen de la Carrascosa está atestiguado desde el siglo XV gracias a la documentación escrita. Concretamente se detalla en una serie de procesos inquisitoriales contra unos judeconversos de Berlanga, quienes en su defensa manifiestan en diversas ocasiones su devoción y culto a esta virgen a la que rezaban y daban ofrendas, y mencionan la existencia de una “ermita de Nuestra Señora de Carrascosa” que se encontraba de camino a Calatañazor y Fuentepinilla.