Arte

El dibujo de Dalí que ocultó Picasso

Entre los papeles personales del artista malagueño aparece una obra desconocida de 1937 realizada por el pintor surrealista

«El caballero de la muerte», el dibujo de 1937 que Dalí regaló a Picasso y que se inspira en «Guernica»
«El caballero de la muerte», el dibujo de 1937 que Dalí regaló a Picasso y que se inspira en «Guernica»Fundación almine y bernard ruiz-picasso/fundació gala-salvador dalí

Cuando Pablo Picasso murió en 1973, sus herederos se vieron envueltos en una batalla legal que no quedó resuelta hasta 1977. El artista no dejó testamento, así que hubo que repartir sus bienes entre su viuda y sus hijos.

El estado francés se quedó algunas obras, especialmente las vinculadas con la colección de pintura de Picasso, con originales de Renoir, Cézanne, Miró o Dalí. Pero Francia no quiso un dibujo de este último que ahora forma parte de la colección de la Fundacion Almine y Bernard Ruiz-Picasso para el Arte.

La obra, que no ha sido todavía estudiada por la Fundación Gala-Salvador Dalí, fue dada a conocer por el experto picassiano y conservador del Mnac, Eduard Vallès, en 2019. No se incluyó inexplicablemente en la gran exposición dedicada en 2015 a la relación entre los dos genios que realizó el Museu Picasso bajo el cuidado de Juan José Lahuerta, Wlliam Jeffett, Charlie F. B. Miller

En 1937, la Guerra Civil ya había demostrado sus terribles consecuencias. Los dos artistas más importantes de su tiempo, Pablo Picasso y Salvador Dalí, se encontraban muy lejos del territorio español, aunque conservaban sus lazos con un país que empezaba a estar herido de muerte. Picasso trabajaba contrarreloj en la realización de su gran «Guernica» dejando atrás, por culpa del golpe de Estado del 18 de julio de 1936, la posibilidad de tomar posesión de su cargo como director del Museo del Prado. El artista malagueño no había ocultado su simpatía por la Segunda República, por lo que iba a ser el principal nombre del pabellón español dentro de la Exposición Universal que se celebraba en 1937 en París.

La suerte de Salvador Dalí era diferente. Expulsado del grupo surrealista por André Breton, se movía entre Francia, Estados Unidos y España, acompañado de su inseparable Gala, buscando suerte.

En ese 1937 había tratado de poner en marcha una película con los hermanos Marx, pero la propuesta no había pasado de proyecto pese a contar con el apoyo de Harpo Marx. Precisamente el retrato de este último era una de las piezas que había llevado a la Galerie Renou et Colle junto con otros diseños para aquel guion cómico maldito.

El asesinato de Federico García Lorca

Respecto a la Guerra Civil, Dalí había quedado fuertemente impresionado por el asesinato de su amigo Federico García Lorca por los sublevados, hecho que había convertido en tema obsesivo de algunas de sus pinturas. Su familia había quedado en Cataluña y fue allí donde trató de convertirse en comisario de la imaginación pública, una iniciativa que tendría su sede en la Pedrera de Barcelona, aunque Jaume Miravitlles, por entonces alto cargo de la Generalitat, declinó el ofrecimiento.

También intentó ser uno de los artistas participantes en el pabellón republicano de la Exposición de París, algo que solicitó tanto a Josep Renau como a Josep Lluís Sert sin suerte.

Lo que parece claro es quevio la obra principal que albergaba el citado pabellón: «Guernica». Es precisamente esa gran tela una de las claves del dibujo que posee la Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso. Fechado en 1937 y titulado «El caballero de la muerte», en él vemos no uno sino tres jinetes y al fondo un paisaje indudablemente ampurdanés.

El principal de todos ellos, el de la izquierda, parece una suerte de Hamlet al sostener un cráneo en una de las manos, al igual que el personaje de Shakespeare en su celebérrimo monólogo.

Resulta interesante el caballo dibujado por gran detallismo por Dalí. El pintor, al que el añorado Arnau Puig definía como una esponja por su capacidad para absorber todo tipo de influencias, parece indudable que ya ha visto «Guernica». La forma del caballo, especialmente la pata que tenemos en primer plano, es heredera de la gran tela picassiana.

¿Puede que por ese motivo Dalí decidiera regalarle el dibujo a Picasso? No sabemos dónde vio «Guernica» por primera vez. ¿En alguna reproducción, como el número de «Cahiers d’Art» de 1937? ¿En el mismo pabellón? ¿En el mismo estudio de Picasso en la rue des Grands-Augustins? No se sabe con certeza. Lo que sí conocemos es que el malagueño se quedó esta obra y la guardó hasta su muerte, sin mostrarla públicamente. Tal vez porque le traía el doloroso recuerdo del distanciamiento con quien decía ser su discípulo.