Artadi renuncia
Primer golpe de Puigdemont al nuevo Govern de Aragonès
Elsa Artadi no estará en el Ejecutivo: la líder posconvergente en el Ayuntamiento de Barcelona estaba en todas las quinielas para ocupar la vicepresidencia económica
Crisis de gobierno en un gobierno que aún no ha arrancado. Las crónicas diferencias y la lucha por el poder en el seno del independentismo provocan situaciones insólitas en la política catalana: la última se ha conocido este miércoles con la renuncia de Elsa Artadi a ocupar la vicepresidencia del Ejecutivo de Aragonès y la macrocartera de Economía. Tras aparecer en todas las quinielas y darse por hecho de que sería la cabeza visible de los posconvergentes en el pacto de coalición desde prácticamente después del 14-F, la dirigente confirmó que no estará en el Palau de la Generalitat. Un movimiento sorpresa que se convierte en la práctica en un golpe de JxCat, el partido de Puigdemont, a horas de la investidura de Pere Aragonès. Este jueves por la tarde arranca la sesión en el Parlament y terminará el viernes a mediodía con el republicano como 132 president de la Generalitat.
Y es que el Govern liderado por los republicanos nacerá cojo sea cual sea la decisión que se acabe tomando. Los posconvergentes deberán decidir ahora quién ocupa un doble puesto de especial importancia en la gestión del día a día y en el equilibrio interno de poderes. Artadi, dirigente del círculo de Puigdemont, debía ser el contrapoder de Pere Aragonès y tener las llaves de los presupuestos, dos plazas que ahora quedan vacantes y abren de nuevo las quinielas en el seno de JxCat. En cuanto a gestión económica, la dirigente representaba el ala más liberal –uno de sus padrinos políticos fue el exconsejero de Economía de Artur Mas, Andreu Mas-Colell– emparentada con la herencia convergente.
Artadi ha comunicado la decisión a Jordi Sànchez y al líder del partido y expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. La dirigente, además de diputada en el Parlament, también es la líder de la formación en el Ayuntamiento de Barcelona y la cara visible del partido en la capital catalana. Portavoz de JxCat, ha liderado el equipo negociador posconvergente durante estos tres meses. Sin embargo, el acuerdo para el gobierno de coalición y la investidura lo rubricaron en solitario Jordi Sànchez y Pere Aragonès el fin de semana en dos reuniones maratonianas. Artadi estuvo fuera, igual que el resto de dirigentes.
Y es que, pese al pacto logrado «in extremis» entre ERC y JxCat para evitar elecciones, el independentismo llega a la investidura de Aragonès tras unas negociaciones en las que ha evidenciado sus discrepancias y ha coleccionado semanas de reproches y críticas mutuas. Un «vía crucis» que también ha tensado las costuras internas dentro de JxCat, una formación con dos almas claramente diferenciadas: una primera que bebe de la herencia de la extinta Convergència y ha apostado siempre por mantenerse en el poder, y una segunda con perfiles más beligerantes que han amagado incluso con una hipotética repetición electoral.
Puigdemont se ha mantenido en todo momento al margen y las conversaciones las ha liderado Jordi Sànchez, quien ha despertado más de un recelo en el seno de su propio partido –también en la órbita de Artadi– por cómo ha llevado las negociaciones: primero, se descolgó y en una entrevista hace semanas amagó con ofrecer sus votos «gratis» a Esquerra si ambas formaciones no llegaban a un acuerdo; y luego, acabó cerrando un acuerdo con Aragonès cara a cara y en solitario tras el trabajo de los equipos negociadores.
La noticia de su renuncia, adelantada por La Vanguardia, ha trascendido a horas de la investidura y justo el día en que JxCat ha avalado el acuerdo con ERC para gobernar en coalición. Eso sí, el resultado de la consulta se ha quedado lejos de reflejar unanimidad: un 83% (3.364 electores) ha votado a favor del pacto, aunque casi un 20% (17%, 689 personas) lo ha rechazado y preferiría no entrar en el Ejecutivo. En total, han votado 4.053 afiliados de los 6.528 que hay (un 62,18% del censo).
Con el movimiento de Artadi, la dirigente confirma su apuesta por el Consistorio a medio mandato de Ada Colau y con las elecciones municipales en el horizonte de 2023, el argumento que defiende para haber renunciado a un puesto en la Generalitat. Cabe recordar que según el acuerdo previo pactado entre ERC y la CUP, el Govern tiene un margen de dos años para dar viabilidad a la estrategia republicana y explorar la vía de la negociación con el Ejecutivo de Pedro Sánchez, algo que JxCat acepta y «asume» pese a apostar por la vía del choque. Además, Aragonès se ha comprometido a someterse a una cuestión de confianza entonces, en 2023 y a medio mandato.
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