Cáncer de mama

Un estudio evidencia que las células del cáncer de mama crean una barrera de colágeno que las protege del sistema inmunológico

El uso de anticuerpos dirigidos a la proteína DDR1, que es la que favorece la creación de esa muralla, facilitaría la función de las células inmunológicas, que podrían identificar y atacar al tumor

Miguel Ángel Pujana ha liderado el grupo de investigación en cáncer de mama del IDIBELL y del ICO que ha participado en el estudio
Miguel Ángel Pujana ha liderado el grupo de investigación en cáncer de mama del IDIBELL y del ICO que ha participado en el estudioIDIBELL

El pronóstico de los pacientes oncológicos está condicionado, en gran medida, por la capacidad que tengan las células inmunitarias de infiltrarse dentro del tumor. En este sentido, el sistema inmune juega un papel fundamental, ya que éstas células reconocen el tumor, lo atacan y ayudan a destruirlo, de manera que un elevado número de células inmunitarias dentro del tumor es indicador de buen pronóstico. Sin embargo, en ocasiones esas células tumorales logran impedir que las inmunitarias puedan entrar, aunque hasta ahora se conocía muy poco acerca de este mecanismo de evasión de las células cancerígenas.

En este contexto, investigadores de la Universidad de George Washington, la Universidad de Texas, el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) y el Instituto Catalán de Oncología acaban de publicar en la revista Nature un estudio centrado en los cánceres de mama tipo triple negativo, que son generalmente los más agresivos y carecen de terapias dirigidas, que arroja nueva y trascendente información al respecto.

“Observamos que a las células tumorales, cuando se les quitaba una proteína concreta, la DDR1, eran incapaces de crecer en ratones inmunocompetentes, es decir, en animales que tenían su sistema inmune funcionando perfectamente, pero cuando a estas células a las que les falta la proteína las pones en unos ratones inmunodeficientes, en los que el sistema inmune no funciona bien, entonces los tumores sí que crecen”, explica el doctor Miguel Ángel Pujana, líder del grupo de investigación en cáncer de mama del IDIBELL y del ICO que ha participado en este estudio.

Tras esta evidencia, los investigadores se centraron en conocer el porqué esta proteína parece que protege a los tumores de que el sistema inmune los reconozca y los pueda atacar. “Lo que hacen las células tumorales es crear como una fortaleza a través de esta proteína, que alinea las fibras de colágeno, que está en nuestros tejidos, facilitando que se organice como en una muralla e impidiendo la penetración física de las células del sistema inmune en el tumor y, por lo tanto, éste puede progresar”, comenta Pujana, quien señala que ésta es la observación principal del estudio, la cual permite identificar “una nueva forma, alternativa a otras que ya se conocen, que tienen los cánceres de escaparse del reconocimiento del sistema inmune y, de esa forma, progresar, porque hasta el momento, este mecanismo de evasión del sistema inmune era desconocido”.

A partir de ahí, los investigadores plantean una nueva estrategia terapéutica basada en el “uso de anticuerpos dirigidos a esa proteína que inhiben esa función, consiguiendo así que no se forme la muralla y facilitando, por lo tanto, que las células responsables de reconocer el tumor y destruirlo puedan ejercer su función”. Por ahora, ya se ha demostrado que esta terapia es eficaz con modelos animales, pero, tal y como apunta el doctor, “tras ver que funciona a nivel preclínico, ahora hay que trasladar eso a los humanos”.

Así pues, el siguiente paso es “modificar el anticuerpo para poderlo aplicar en humanos y, si se demostrara que no es tóxico, que el anticuerpo reconoce la proteína y funciona, etc., en un futuro cercano podríamos empezar a hacer ensayos clínicos en pacientes con cáncer de mama triple negativo”, que representan en torno al 20% y para los que a día de hoy no existe una alternativa terapéutica.

En definitiva, esta investigación es un “primer paso para la cura de este tipo de tumor, pero el que llegue a los pacientes depende de muchas cosas”, apunta Pujana, quien además señala que “en correlaciones moleculares, si miramos los niveles de esta proteína y de otros marcadores, creemos que este mecanismo de evasión de las células cancerígenas es utilizado por otros tipos de tumores, por lo que esta terapia podría ser aplicable a otros tipos de cáncer, pero esto requerirá más estudios”.