Salud

El Clínic pone en marcha un programa de infusión de inmunoterapia a domicilio para pacientes oncológicos

El objetivo es mejorar la calidad de vida y confort de estas personas, reducir su sensación de medicalización y empoderarles en la gestión y tratamiento de la enfermedad

De derecha a izquierda, el doctor Fernández Avilés, coordinador del programa; Pilar Ayora, enfermera de la unidad; el doctor Aleix Prat, director del Servicio de Oncología; el doctor Javier Marco, coordinador del programa; y el doctor Carles Zamora
De derecha a izquierda, el doctor Fernández Avilés, coordinador del programa; Pilar Ayora, enfermera de la unidad; el doctor Aleix Prat, director del Servicio de Oncología; el doctor Javier Marco, coordinador del programa; y el doctor Carles ZamoraFrancisco Avia

Los pacientes oncológicos en tratamiento suelen estar permanentemente en contacto con el hospital, lo cual frecuentemente les genera una sensación de medicalización, así como una serie de incomodidades al tener que desplazarte con tanta frecuencia al centro médico de referencia. Además, se trata de pacientes en su mayoría vulnerables o frágiles, que en muchas ocasiones se encuentran físicamente debilitados y sufren malestar, de manera que cualquier iniciativa destinada a facilitar y hacer más llevaderos todos los trámites asociados a su enfermedad y al tratamiento puede incidir directamente en su calidad de vida y bienestar.

Con esta idea en mente, el Servicio de Oncología Médica del Hospital Clínic puso en marcha el pasado mes de junio un programa de infusión domiciliaria para pacientes con cáncer de órgano sólido y tratamiento con inmunoterapia, que desplega la Unidad de Atención Domiciliaria del Instituto de Enfermedades Hematológicas y Oncológicas. “Tenemos la convicción de que este servicio es seguro y mejorará la calidad de vida de los pacientes”, asegura el doctor Javier Marco, coordinador del programa, quien al respecto avanza que, para confirmar esa impresión, “a principios del año próximo, realizaremos una primera evaluación para comprobar si realmente los pacientes aprecian esa mejora en la calidad de vida y, hacia principios de verano, haremos una segunda evaluación”.

Por ahora, con los cinco pacientes que participan en el programa “no ha habido ningún tipo de complicación”, tal y como confirma el doctor Marco, y a juzgar por el testimonio de Juan José Sánchez, paciente oncológico con cáncer de pulmón que desde principios de año recibe tratamiento con inmunoterapia y desde hace dos semanas participa en el programa de infusión domiciliaria, “el servicio aporta mayor comodidad al paciente, sobre todo porque nos evitar realizar algunos desplazamientos al hospital”.

“Aproximadamente cada 15 días debo hacerme una analítica y, con los resultados, visito a mi oncólogo para valorar mi estado y determinar el tratamiento a seguir. A partir de ahí, ya puedo recibir terapia”, explica Juan José, para quien esos trámite suponían hasta tres desplazamientos diferentes al centro médico. “Primero acudía al Clínic a realizarme la analítica, después, ese mismo día o al día siguiente en función de cuándo estuvieran los resultados, debía regresar a la visita con el médico y, por último, volvía al Clínic para la inmunoterapia”, recuerda este paciente, quien asegura que gracias a su inclusión en el programa, todos esos trámites se han simplificado muchísimo, hasta el punto que en ocasiones, ni siquiera ha de acercarse por el hospital en semanas.

Y es que ahora, cada vez que ha de recibir tratamiento, una enfermera especialista de la Unidad de Atención Domiciliaria del Instituto de Enfermedades Hematológicas y Oncológicas, Pilar Ayora, acude a su casa a realizarle la correspondiente analítica previa a la infusión de la inmunoterapia y los resultados se remiten directamente al oncólogo de referencia. Si éste no aprecia ningún complicación o motivo que justifique la necesidad de llevar a cabo una visita presencial del paciente y éste está estable, la consulta se realiza de forma telemática, evitando así al enfermo un nuevo desplazamiento. Una vez el médico ha prescrito el tratamiento a seguir, la enfermera acude de nuevo al domicilio del paciente para llevar a cabo la infusión, que de esta manera se ahorra ir al centro médico y, al mismo tiempo, se encuentra en su entorno de confort.

“Muchas veces no me encuentro nada bien y, de hecho, siempre he de salir de casa acompañado, porque me falla la estabilidad, de manera que este servicio me garantiza una mayor comodidad”, admite Juan José, quien además pone de relieve que ello supone una liberación también para su entorno, ya que ahora su mujer o su hijo no han de acompañarle constantemente al Clínic.

Atención personalizada

Pero como apunta Ayora, “aparte de lo puramente asistencial, es decir, de reducir los desplazamientos del paciente y de llevar a cabo el tratamiento en su entorno, el programa ofrece al enfermo una atención individualizada”. “Cuando acudo al domicilio a hacer la analítica, explico al paciente y a su cuidador los síntomas y las señalas de alarma relacionadas tanto con su patología como con la toxicidad de tratamiento, de manera que llevo a cabo una educación sanitaria individualizada que les empodera en la enfermedad, y además, les ayudo a programar e interrelacionar las visitas médicas que éstos puedan tener que realizar”.

Ese trato más personalizado e individualizado es también evidente en lo que se refiere a la gestión de posibles complicaciones o señales de alerta asociadas a la propia patología o al tratamiento. “Si uno de los pacientes a los que atiendo a domicilio detecta algo que le preocupa, tiene mi contacto, de manera que me puede llamar a mí y, si es necesario, yo misma me comunico con su oncólogo de referencia y le programamos las visitas que sean necesarias para resolver la situación”, explica Ayora, mientras que si el paciente no participa en el programa de infusión domiciliaria, el trámite sería más engorroso. En ese caso, “éste tendría que llamar a la administrativa del Hospital de Día, quien contactaría con el oncólogo de guardia” y sería éste quien, en primera instancia, se encargaría de atender la preocupación manifestada por el paciente.

Lo mismo sucede con lo relativo al estado de salud del enfermo. “En cada visita, yo hago una valoración del paciente, tanto en lo que se refiere a la enfermedad como en lo relativo específicamente a la toxicidad del tratamiento y tengo capacidad para detectar algún síntoma o señal de alerta”. En cambio, si eso sucede cuando el paciente está en el Hospital de Día, “es cierto que allí también hay una enfermera capaz de desempeñar esta labor, sin embargo ésta no ofrece una atención individualizada, sino que ha de asistir a todas aquellas personas que se encuentran en ese momento allí”.

Por último, este programa, que, como apunta el doctor Marco, “también reduce la exposición del paciente oncológico, el cual por su propia enfermedad es más susceptible a sufrir infecciones y el entorno hospitalario, en este sentido, es de riesgo”, cuenta también con una aspecto beneficioso para el propio hospital y es que, de alguna manera, “contribuye a deshacer el modelo hospitalocéntrico al desplazar parte de la actividad fuera del propio centro médico”, liberando así también de carga al Hospital de Día, tal y como apunta el doctor.