Cataluña

ERC se replantea el acuerdo con la CUP y deja la moción de 2023 en el aire

Los republicanos abren la puerta a revisar la alianza con los cuperos tras el fracaso con los presupuestos

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès.
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès.Andreu DalmauEFE

Los presupuestos de la Generalitat han sacudido la legislatura. La CUP ha vuelto a demostrar su poca fiabiliad como socio para el Govern y eso ha obligado a los republicanos a replantearse su acuerdo de investidura, que incluía numerosos y controvertidos pactos en materia económica y social, pero también en el ámbito político. Los dos puntos políticos más relevantes son la moción de confianza prevista para 2023 y la celebración de un referéndum antes de 2025. El segundo ha quedado ya tumbado del todo a pesar de los guiños de la Generalitat con crear grupos de trabajo para hacer avanzar el «procés», mientras que el primero está a punto de quedar dinamitado tras el rechazo de la CUP a las cuentas.

Y es que la moción de confianza se antojaba como un duro examen para Aragonès: si lo perdía, suponía quedarse sin la confianza del Parlament para seguir gobernando en el ecuador de la legislatura y eso podía desencadenar la convocatoria de unas nuevas elecciones avanzadas. Sin embargo, en Esquerra ya hay voces que, en privado, han dejado entrever en los últimos días que, sin acuerdo para los presupuestos, cuestiones como la moción de 2023 quedan enterradas. No obstante, en público, los republicanos tratan de mantener una actitud reconciliadora con la CUP y tienden la mano para continuar siendo socios de legislatura.

En este sentido, la portavoz de los republicanos, Marta Vilalta, ya dio pistas ayer de cuál es el rumbo que puede tomar a partir de ahora con la CUP: mantenerlo como socio, pero solo para votar cuestiones concretas sectoriales. «Iremos tratando el resto de cuestiones del acuerdo para ver cómo se acaban materializando si se tienen que materializar», señaló Vilalta. «Debemos ir evaluando los siguientes pasos con la CUP. Ponemos en valor los acuerdos sectoriales y, teniendo en cuenta que no hemos acordado los presupuestos, algunas cosas las tendremos que valorar», añadió, que cree que se tienen que «reencontrar» en determinadas votaciones con la CUP.

Sin embargo, tampoco parece que cuestiones sectoriales puedan ser fáciles de acordar ya que una votación tan sensible como la del decreto del Govern sobre el despliegue de las energías renovables, que se vota esta semana en el Parlament. Los cuperos ya han anunciado su rechazo a esta iniciativa y, aunque no peligra porque el Govern da por hecho que podrá apoyarse en los Comunes, es un nuevo revés para sus aspiraciones a recoser la alianza con la CUP.

Los anticapitalistas son muy críticos con la política económica y social del Govern ya que creen que es poco ambiciosa y. en algunas cuestiones errática (como con los macroproyectos de ocio del Hard Rock y los Juegos Olímpicos de Invierno de 2030), pero también lo son con la relación que ha establecido Pere Aragonès con el Gobierno de España. Y, en este punto, el presidenta de la Generalitat se ha abierto a acudir a la Conferencia de Presidentes autonómicos de principios de año, aunque lo ha condicionado a que se aborden cuestiones «importantes», como los fondos europeos o fondos para la reactivación económica.

JxCat también reclama «rehacer» la mayoría independentista tras el desacuerdo en los presupuestos, y señala que «hay que seguir encontrando un camino de unidad» de la «mayoría del 52 %». «No tenemos ningún derecho a pensar que esto no se puede hacer. Estamos obligados a hacerlo. El 52 % nos lo da la ciudadanía», aseguró ayer Artadi, que minimizó los cambios en el presupuestos tras el pacto con los Comunes (asegura que afecta sólo al 0,005 % del presupuesto elaborado por el conseller Jaume Giró), con quien las relaciones son malas.