6-D

Aragonès quiere «una Constitución catalana y culminar con éxito el proceso de independencia»

El presidente de la Generalitat usa el 6-D para alimentar el discurso rupturista contra España

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès.
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès.GENERALITATGENERALITAT

Muy lejos quedan ya las «performances» del independentismo en las fechas nacionales simbólicas como el 12 de octubre o el 6 de diciembre. Hasta hace poco, cargos institucionales separatistas (desde los miembros del Govern hasta miembros de los ayuntamientos) aparentaban hacer actividad normal a pesar de ser festivo como muestra de rechazo, pero este año parece que esas acciones se han acabado. Ningún conseller ha tenido agenda hoy (es decir, se lo han tomado como asueto) y tan solo Pere Aragonès ha tenido un acto en el municipio gerundense de la Bisbal de l’Empordà, desde donde ha usado el atril para enardecer su discurso y despreciar la Constitución y llamar a la ruptura con España.

«El Govern no quiere ninguna reforma de la Constitución Española, lo que quiere es una Constitución catalana y culminar con éxito el proceso de independencia», ha asegurado. Lo cierto es que la jornada del 43 aniversario de la Constitución en Cataluña ha tenido un bajo perfil, entre el desprecio del independentismo y la poca reivindicación y desunión del constitucionalismo. Los cuatro partidos constitucionalistas (PSC, Vox, Ciudadanos y PP) han celebrado la efeméride por separado y no ha habido ni concentración ni acto unitario en un momento delicado porque está en juego la aplicación de la sentencia del TSJC que obliga a impartir un mínimo el 25% de clases en castellano.

La estampa, además, también se produce después del manifiesto constitucionalista lanzado recientemente por una plataforma a favor de una unión electoral para vencer al independentismo en las próximas citas con las urnas. Consultado por este diario, el presidente de Sociedad Civil Catalana, Fernando Sánchez Costa, reconoce que este 6-D ha tenido un «perfil bajo» en el constitucionalismo y evita entrar a opinar sobre la posible coalición constitucionalista, aunque ve con «buenos ojos» cualquier fórmula ganadora: «Desde SCC hemos querido ser prudentes para respetar la autonomía de partidos. Por eso, el presidente y los vicepresidentes no hemos firmado». Cabe decir, en este sentido, que SCC promovió encuentros entre PP y Ciudadanos para intentar un acuerdo electoral, aunque todo estalló por los aires con la moción de censura de Murcia.

Lo cierto es que el manifiesto constitucionalista, que han apoyado figuras destacadas como Joan López Alegre o Francesc de Carreras, tampoco ha encontrado complicidad entre los principales partidos a los que se ha dirigido, PP y Ciudadanos. En las filas populares dan por descartado la disolución de sus siglas porque consideran que ya se intentó en el País Vasco y fracasó y consideran que la marca popular es mucho más fuerte que la de Cs de cara a debates que vienen en próximos meses, como la seguridad, la economía, la defensa de la escuela concertada o la lucha contra los «okupas». En Ciudadanos, el dirigente Nacho Martín Blanco defiende que siempre han sido partidarios de sumar y de la unidad del constitucionalismo, aunque ven «poco recorrido» al manifiesto y consideran que es muy difícil un acuerdo de coalición electoral con el PP. Martín Blanco, además, recuerda que siempre han apostado por ser inclusivos e incorporar a una coalición al PSC, pero los socialistas se han «autodescartado» con determinadas votaciones «ignominiosas» en el Parlament apoyando a las formaciones independentistas.