Barcelona
Desavenencias entre Comunes y PSC ponen en peligro el Primavera Sound
Uno de los responsables del certamen musical cree que hay más oportunidades en Madrid para el evento
El Primavera Sound es uno de los festivales que han marcado el perfil de Barcelona desde un punto de vista musical. Los nombres que han actuado en cada una de sus ediciones, grandes estrellas nacionales e internacionales, han convertido este certamen en punto de encuentro de barceloneses y no barceloneses, de amantes de las últimas tendencias musicales.
Sin embargo, pese al idilio entre el Primavera Sound y la ciudad, las cosas no pintan bien para el festival. Desde ayer sabemos que corre peligro y que Barcelona puede quedarse sin una de sus principales apuestas culturales. En una entrevista con el diario «La Vanguardia», uno de los directores del Primavera Sound, Gabi Ruiz explicó que la organización del festival valora abandonar Barcelona en 2023 por las dificultades que asegura que les ha puesto el Ayuntamiento: «Nos han dicho que no quieren este modelo, y nosotros en estos momentos estamos buscando otra ciudad donde hacerlo». «Yo creo que no le interesa el Primavera Sound. En este momento, el Ayuntamiento no hace ningún esfuerzo por una propuesta como la que tenemos nosotros encima de la mesa para el 2023; es que ni siquiera la quieren», afirmó Ruiz en la citada entrevista. En este sentido, Ruiz también destacó que no piden ayudas ni subvenciones, sino poder celebrar el festival dos fines de semana en el Fòrum, un espacio por el que les quieren «aumentar el precio 17 veces».
Para el Ayuntamiento de Barcelona estas declaraciones han sentado como un jarro de agua fría, especialmente porque las relaciones entre el Primavera Sound y la alcaldesa Ada Colau eran aparentemente buenas. Ayer la organización del certamen mantuvo algunas conversaciones telefónicas con el Consistorio, pero sin llegar a ningún acuerdo.
En estas negociaciones, el Primavera Sound llevará un decálogo con algunos de los puntos que quiere aclarar con el equipo de Colau, especialmente con los responsables de Cultura, en la actualidad en manos del PSC. En ese decálogo, al que ha podido acceder este diario, uno de los puntos se refiere a que «nos encontramos en una situación desesperante, donde llevamos meses esperando respuesta, positiva o negativa, por parte del Ayuntamiento sobre si en 2023 podremos repetir el formato de doble fin de semana. Esta situación de incertidumbre nos ha hecho plantear la posibilidad de trasladar en 2023 el Primavera Sound a otra ciudad, sea española o europea». Desde el evento musical se recuerda que «un festival de nuestra categoría trabaja a 20-30 meses vista y a 18 aún no tenemos respuesta. Es muy difícil planear el futuro del festival sin la certeza». Por todo ello se subraya que «nosotros queremos mucho a Barcelona, es nuestra ciudad y siempre lo hemos dado todo por ella. Pero si Barcelona no nos quiere a nosotros, no le vemos sentido a seguir aquí».
El Primavera Sound no descarta llevarse el festival a Madrid. Precisamente, desde esta ciudad su Ayuntamiento aseguró ayer que, pese a las buenas palabras de la organización del festival, no ha existido por el momento ningún tipo de contacto entre las dos partes. Desde este consistorio se espera con curiosidad saber cómo concluirá el diálogo con el equipo de Ada Colau. «Nuestra puerta está abierta a hablar con todo el mundo, como ya se ha hecho con el Hermitage», apuntaron fuentes cercanas al Ayuntamiento de Madrid.
¿De dónde surge este encontronazo entre el Primavera Sound y el Ayuntamiento de Barcelona? Fuentes vinculadas con la negociación y consultadas por este diario apuntan a un desencuentro con los responsables de Cultura del consistorio, en estos momentos bajo el control de Jaume Collboni. Podría tratarse de un episodio más de la lucha interna que se vive en el edificio de la plaza Sant Jaume entre comunes y socialistas. «El Primavera Sound sería la víctima de estas desavenencias», dijo una fuente a este periódico.
Lo único cierto en estos momentos es que el Primavera Sound está ahora lejos de volver a la ciudad que lo ha visto nacer y crecer. Solo en 2019, antes de la crisis por la pandemia, el festival atrajo 220.000 personas y tuvo un impacto económico de 120 millones de euros. La organización cree que 2022, en Barcelona, podría ser de 300 millones de euros.
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