Historia
¿Quién fue el empresario español que Franco condenó a muerte y fue salvado por Hitler?
Falangista y brillante químico, fundó un laboratorio en España
Este 2022 se cumplen 120 años del nacimiento de José Antonio Serrallach, un brillante químico español que inventó la Mercromina y que formó parte de un complot para asesinar a Franco. Nacido en 1902 en Barcelona, Serrallach partió en 1919 a Nueva York y entre 1921 y 1927 estudió Química en la Universidad de Frankfurt. Con tan solo 30 años, había dado ya sobradas muestras de su brillantez intelectual tanto en universidades alemanas como estadounidenses (tenía dos doctorados).
Regresó a Barcelona en los años 30, una década muy agitada en su trayectoria vital: pasó de fundar en 1934 una compañía química con su mujer a formar parte en 1937 de un grupo que a punto estuvo de asesinar a Franco. Serrallach, cautivado por el partido Nazi durante sus años en Alemania, entró a formar parte de Falange poco antes de que estallara la Guerra Civil en julio de 1936 y, durante la contienda, estuvo integrado en la Centuria Catalana Virgen de Montserrat que luchó en el bando sublevado: tenía base en Burgos y actuaba bajo las órdenes de un oficial alemán, que sería determinante luego para salvarle de la pena de muerte.
El plan se diseñó en un momento de grandes turbulencias en Falange: el Decreto de Unificación del 20 de abril de 1937 para convertir a FET y de las JONS en el partido único del régimen fue firmado por Franco y desató una gran división en el seno de la formación por las consecuencias que tuvo para la estructura de poder. Y es que Manuel Hedilla, quien había relevado a José Antonio Primero de Rivera al frente de Falange, no estaba de acuerdo con que Franco le apartara del mando del partido.
Es en este contexto en el cual Serrallach, que se había convertido en la mano derecha de Hedilla, se dispuso a formar parte de un grupo que en 1937 se prepararía para atentar contra Franco, que estaba entonces en Salamanca. Serrallach, en esa conspiración, era una pieza clave ya que, en su calidad de químico, sabía cómo componer un artefacto.
Finalmente, el plan para asesinar a Franco quedó frustrado, como el resto (cerca de una veintena, en total) que se intentaron hasta 1975. Serrallach fue condenado a muerte, pero gracias a la intervención del gobierno alemán de Hitler, la pena fue conmutada por 15 años de cárcel. Al final, tan solo tuvo que pasar tres años por la prisión. Se afirma que formaba parte de los servicios secretos de la Alemania Nazi y, de ahí, que intermediaran para evitar la muerte de Serrallach.
Corría el 1937, año en el que en abril fue bombardeada Guernica y el bando nacional consiguió culminar en octubre la campaña del norte, con la conquista de Asturias, Santander y Vizcaya.
Y, tras salir del centro penitenciario, Serrallach regresó a su actividad profesional, al terreno en el que era brillante: los laboratorios. En 1934, junto a su mujer Montserrat Carulla Soler, había creado la compañía Laboratorio de Investigación Coloidal (LAINCO), a través de la cual patentó dos importantes productos: el laxante Emuliquen, que en España se convirtió en superventas, y el antiséptico Mercromina.
La compañía de Serrallach continúa hoy activa: como recuerda su propia página web, LAINCO fue impulsado gracias a a su “extraordinario carácter emprendedor a la vez que científico”. “Inició la formulación de un laxante coloidal (Emuliquen) que fue la base para la creación de un laboratorio de especialidades farmacéuticas. A continuación, desarrolló la especialidad Mercromina (antiséptico dermatológico), uno de los productos más emblemáticos y reconocidos de nuestra empresa”, resume.
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