El 28
El Parlament cede ante Junts y pospone el pacto del catalán hasta finales de abril
No se debatirá hasta después de Semana Santa pese a haberlo registrado con urgencia extraordinaria tras un pacto entre ERC, PSC, Comunes y el partido de Puigdemont, que se descolgó
“Congelar” se está convirtiendo en el verbo de moda en la política catalana. El endiablado tablero político, la división en bloques que ahora empieza a resquebrajarse y sobre todo la crónica crisis del independentismo llevan a paralizar o retrasar algunas reformas de calado: es el caso del pacto por el catalán que PSC, ERC, Junts y Comunes alcanzaron a semana pasada para tratar de blindar la inmersión y esquivar la sentencia del 25%. Tras el desmarque del partido de Puigdemont al acuerdo, el Parlament cede y retrasa unas semanas su debate y aprobación pese a haberlo registrado con urgencia extraordinaria. Concretamente, se votará el 28 de abril, dentro de un mes.
En un inicio, la reforma de la ley de política lingüística de 1998 se pretendía avalar en la próxima sesión plenaria del 5, 6 y 7 de abril. Sin embargo, los partidos han acordado que se debata después de Semana Santa, en la cita en el hemiciclo prevista para el 26, 27 y 28 de abril. Un acuerdo tácito entre formaciones -republicanos, socialistas, comunes y también posconvergentes- que permite ganar algo de tiempo y dar cierto margen a Junts después del plante de la semana pasada.
Según explican fuentes parlamentarias, los posconvergentes habrían pedido que no se incluyera en el orden del día de la sesión de la semana que viene. Finalmente, la fórmula escogida ha sido la de trasladar la reforma al siguiente pleno, justo después de las vacaciones, para evitar que el partido de Puigdemont se descuelgue.
En concreto, el pleno empezará el 26 de abril y se abrirá un periodo de enmiendas de 48 horas para modificar el texto que terminará el 28 con la votación en el pleno. No obstante, los partidos aspiran a llegar al día con un acuerdo previo, aunque el margen es estrecho ante el desmarque de Junts.
Cabe recordar que Junts se descolgó del acuerdo con ERC, PSC y comunes para flexibilizar en cierta manera la inmersión y sortear el 25% de castellano al evitar fijar porcentajes apenas unas horas después de haberlo registrado conjuntamente en el Parlament. Una maniobra de riesgo para los posconvergentes, que ha abierto en canal el partido después de que el pacto fuese negociado y validado, entre otros, por Jordi Sànchez, Laura Borràs y Albert Batet con Irene Rigau, exconsejera de Educación en la etapa de Artur Mas.
Sin embargo, Puigdemont pronto se posicionó públicamente y claramente en contra de la reforma. “La lengua catalana es y debe seguir siendo la lengua vehicular de la escuela. Y no se pueden abrir más grietas que le debiliten”, lanzó el expresident a través de las redes sociales marcando la línea a seguir, más alineada con la CUP, la ANC y Plataforma per la Llengua.
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