Inseguridad ciudadana

Las calles inseguras y con más delincuencia de Barcelona

Las peores Santa Pacià y Aurora, en la zona que concentra casi todas las vías con más delitos, el barrio del Raval

Agentes de los Mossos, en una calle del Raval
Agentes de los Mossos, en una calle del RavalGoogle

Barcelona tiene una clara fama, sobre todo en los últimos años, de ciudad insegura. Es más de percepción que de estadísticas reales. En ciudad hay urbes con peor índice delictivo, y los homicidios y asesinatos no llegan a los 10 cada año en la capital catalana. Sin embargo, por supuesto que hay barrios y calles más peligrosas que otras, y que casi siempre se concentran en el barrio del Raval. “Ganan” las alles Santa Paciá y Aurora, pequeñas, estrechas y con apenas 100 metros de largo, son las calles más peligrosas de Barcelona. Son vías con narcopisos.

Según afirman los comerciantes de dichas calles, los turistas han dejado de asistir a esas zonas y la facturación ha caído entre un 50 y un 75% durante el mes de agosto en relación al año anterior. Siempre han sido calles conflictivas, pero durante el último verano la violencia ha sido la tónica dominante.

El hecho de que sean muy estrechas hace que cualquier cruce entre dos personas roce lo personal. Los narcopisos son frecuentes y la droga reina ambas calles. Las viviendas cada vez son más de alquiler para turistas y los residentes, a la que pueden, se marchan, cita VozPopuli.

Los implicados, indirectamente por un tema de proximidad, culpan a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, así como a la Generalitat de Catalunya, a quien acusan de “haberlo permitido todo”, pues la situación ha empeorado en los últimos cuatro años.

A parte de los robos, la delincuencia y la droga, la prostitución también es una actividad diaria y uno de los problemas latentes en el barrio de El Raval de Barcelona, sobre todo en la calle Aurora, donde esta actividad se multiplica en relación a otras calles del barrio

Otro gran ejemplo delictivo es la esquina de la calle Riera Baixa con Hospital del barrio barcelonés del Raval. El objetivo principal ahí son las carteras y los móviles, y si son de foráneos, miel en hojuelas.

Los vecinos lo saben todo: “Al principio ya detecté que siempre había un grupo de personas que estaban a diario en la calle quietos. Vendían droga, documentos falsos, objetos robados… Siempre eran los mismos y los vecinos de alguna manera mirábamos hacia otro lado. En unos meses pasaron de ser cinco personas a 30. Plantados allí las 24 horas del día. No dejan dormir, se pelean, acosan a las mujeres”, denuncian. La mayoría son de origen marroquí y argelino, aunque los vecinos no quieren “racializar el conflicto”, muchos son los llamados Mena (menores extranjeros no acompañados) y no hay que ser demasiado fisgón para observar como algunos esnifan algo de una bolsa cada tres minutos.

Hace 5 años apareció en la misma calle un nuevo fenómeno: el turismo de la droga. Personas, sobre todo italianos, iban a consumir heroína. El cambio coincidió que la convivencia entre vecinos y delincuentes no era deseable pero si permisible ya que los malhechores respetaban al vecino.Pero el cambio apareció con la llegada de decenas de Mena en este punto del Raval. “A las 7 de la tarde empiezan a esnifar disolvente y entran en la dinámica de los robos… miedo. Tengo muy claro que los que vendían antes pequeñas cantidades de droga no han podido frenar esto porque realmente tanta inseguridad perjudica a esta actividad que necesita discreción”, dijo una vecina. Los residentes empezaron a plantarse ante los menas. “Al principio nos amenazaban de muerte, luego, al ver que éramos muchos empezaron a dispersarse”, recuerdan. “Siguen molestando. Ahora en lugar de ensuciar mi portal ensucian el del vecino. Ellos están allí día y noche. Es su oficina. Aquí se toman el café, se comen el bocata, se fuman el porro. Había uno que estaba sentado en una silla delante del portal de mi casa y una vez le vi intentando guardar la silla dentro”, dicen. En la esquina los robos se cuentan por docenas a diario.

Las acciones de la Guardia Urbana se incrementaron y comenzaron los operativos en los que se cortaba la calle y se identificaba a todo aquel que merodeara por allí.

Por su parte, un ejecutivo irlandés ha creado elBarcelona Crime Map o Mapa del Crimen de Barcelona, una plataforma online en la que se señalan los hurtos, los actos delictivos y violentos que se producen en la capital catalana.

El directivo ha confeccionado el mapa interactivo de Google que se puede usar para desentrañar y observar los robos violentos recientes, robos al descuido y los asaltos que se producen en la Ciudad Condal. Además, el creador de la plataforma ha explicado que “de momento está configurado en modo visualizar, así que los usuarios no pueden añadir ningún tipo de información”.

El distrito de Ciutat Vella es el que concentra la mayoría de presuntos crímenes y faltas denunciadas por los internautas. Las calles más peligrosas de la capital catalana, por su parte, son la calle del Doctor Aiguader, la vía que enlaza Barceloneta con el Puerto Olímpico; la calle de Vilà i Vila, en Poble Sec; la calle Hospital, en el Raval y las calles Sant Pere Más Baix, en la zona de Sants.

Respecto a la tipología de los hechos delictivos o faltas administrativas, los hurtos o tirones de móviles o bolsos son el hecho más frecuente, aunque también hay registro de robos violentos, agresiones sexuales o peleas entre bandas.

Según el último sondeo presentado por el Ayuntamiento de la Ciudad Condal, el 21% de los vecinos encuestados señalan el repunte del crimen como el problema que más les inquieta ahora mismo.

Por ejemplo, en un pequeño trozo de la calle Hospital de Barcelona se cometen 10 robos cada día. Esta zona roja se ubica en el cruce de esta avenida con Riera Baixa y es uno de los punto calientes donde se concentran más delitos de este tipo en el distrito de Ciutat Vella. En una semana de septiembre se denunciaron 74 robos, según señalan fuentes policiales a Metrópoli, por lo que la cifra real de robos podría aumentar, incluso doblar esa cantidad. Los atracos, además, son cada vez más violentos.

La pregunta en cualquier bar, restaurante y tienda siempre encuentra la misma respuesta. El escenario es preocupante. La actividad de los ladrones multireincidentes afecta a la clientela de los negocios. Así lo explicaba este jueves un restaurador de la rambla del Raval, horas después del homicidio de Mohammed, un hombre de 39 años apuñalado por otro de 59 que frecuentaba esta zona y al que se le relaciona con un grupo de delincuentes de la zona. El autor del crimen acumulaba 100 antecedentes; la víctima, 30.

Un comerciante de esta zona asegura que en esta calle se reúnen hasta 12 individuos conocidos por trapichear y cometer robos en la vía pública. Apostados en esquinas y paredes, la mujer de este tendero les define como “aguanta paredes”. Uno de ellos era la víctima del apuñalamiento mortal, un hombre de origen argelino, según explican varios empleados del Raval que lo conocían, que dos semanas atrás se había enfrentado con su asesino en los calabozos de una comisaría donde habían coincidido. El agresor se la tenía jurada por algún motivo y le asestó una única puñalada en el pecho que terminó con su vida.