Municipal

Colau insiste en reducir los 125 cruceros que han llegado este mes a Barcelona

La alcaldesa argumenta que los grandes barcos turísticos no son sostenibles a nivel medioambiental

Ada Colau, en el momento de confirmar su nueva candidatura a la alcaldía de Barcelona
Ada Colau, en el momento de confirmar su nueva candidatura a la alcaldía de BarcelonaEuropa

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, anunció que propondrá de nuevo a la Generalitat y al Gobierno central limitar el número de cruceros en la ciudad mediante un “debate sereno y con datos” porque considera que es una cuestión que debe regularse para reducir la contaminación. En los últimos añis han sido numerosas las veces en las que ha pedido exactamente lo mismo, por motivos ecologistas.

En una entrevista de Ràdio 4 y La 2, explicó que todavía no ha hablado con el presidente del Puerto de Barcelona, Damià Calvet, pero que lo hará para trasladarle esta propuesta.

El problema es que lo dijo un 20 de mayo, justo al inicio de la temporada de verano. Y no serán unos meses cualquiera para Barcelona, según todas las previsiones del sector turístico de la ciudad.

En los próximos 4 meses está prevista una llegada masiva de turistas a la capital catalana, tras dos años de pandemia, problemas, restricciones...

“Los cruceros generan contaminación y el modelo de cruceros sin límite que ha habido hasta ahora no es sostenible y, por tanto, se debe regular también”, volvió a afirmar Colau, que concretó que durante este mayo han llegado 125 cruceros a Barcelona.

Es irónico que bajo el mandato de Colau -muy contraria al turismo masivo- en el Ayuntamiento de Barcelona, la ciudad tenga previsto uno de sus mejores años de la historia en cuestión de cruceros de lujo. Una muestra de ello es que Calvet anunció recientemente que la naviera Royal Caribbean presentó oficialmente el proyecto para construir una terminal de cruceros propia, la que será la séptima y última en el muelle Adossat de la infraestructura. Es una confirmación de que, al menos en 2022, Barcelona será una de las ciudades clave en este ámbito en Europa y en todo el mundo.

Además, Colau alerta de que el problema no es solo la contaminación, sino la sostenibilidad en la ciudad, ya que “son miles de personas que llegan y la mayoría están pocas horas y se concentran mucho en la zona del centro y de golpe generan sensación de colapso”.

Así, Colau planteó estudiar el acuerdo en Baleares para aplicarlo en Cataluña, un acuerdo por el cual se regula la llegada de cruceros a Palma y establece que la capital balear sólo podrá recibir un total de tres cruceros al día, y únicamente uno de ellos podrá tener una capacidad superior a los 5.000 pasajeros.

En 2019, el gobierno municipal abrió la puerta a limitar el número de cruceros que llegan al puerto de Barcelona, así como las operaciones del aeropuerto del Prat. Esta circunstancia se dio coincidiendo con el 10º aniversario de la T1, que Aena quería aprovechar para desenpolvar el proyecto de la nueva terminal satélite y ampliar la capacidad del aeropuerto.

Así las cosas, las limitaciones en el puerto y el aeropuerto son una de las medidas que planteó Colau en la cumbre convocada para declarar la emergencia climática en la ciudad. Según la alcaldesa, «se ha de introducir el concepto de límite en el puerto y en el aeropuerto» porque «no tenemos capacidad infinita en nuestra ciudad, tenemos que ser responsables para llevar a cabo un cambio de paradigma». Y recordó las medidas que ya ha implementado como la prohibición de que los vehículos más contaminantes circulen por la «zona de bajas emisiones» a partir de enero de 2020 o el análisis de la contaminación en las cercanías de las escuelas más céntricas de la ciudad.

Por otra parte, la alcaldesa lamentó que la Generalitat y el Estado «no quieren hablar de límites en ámbitos como los cruceros, el sector energético o la capacidad de carga del aeropuerto». «Hay que introducir el concepto de límite porque el planeta es finito. Por ejemplo, el aeropuerto de la ciudad no se puede ampliar infinitamente», ha subrayado Colau.

Uno de los objetivos es declarar la emergencia climática, lo que, según Colau, «no queremos hacer como decreto ‘fake’, sino que queremos medidas concretas». Aparte de las limitaciones a infraestructuras como el puerto desde el aeropuerto, el gobierno municipal también planteará otros a corto plazo, como las restricciones a los coches viejos o la reducción del tráfico en entornos de los colegios.