Relevo

Borràs y Turull cogen las riendas de Junts, un partido dividido y anclado en la confrontación

La presidenta del Parlament y su entorno logran menos votos que el exconsejero en una nueva Ejecutiva que ambos ya lideran. Puigdemont se despide con críticas feroces al Gobierno y a ERC

La presidenta del Parlament, Laura Borràs; el exconseller Jordi Turull; el hasta ahora secretario general de Junts, Jordi Sànchez y el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont en el congreso que el partido celebra en Argelès-sur-Mer (Francia)
La presidenta del Parlament, Laura Borràs; el exconseller Jordi Turull; el hasta ahora secretario general de Junts, Jordi Sànchez y el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont en el congreso que el partido celebra en Argelès-sur-Mer (Francia)GLÒRIA SÁNCHEZGLÒRIA SÁNCHEZ

Junts, el artefacto electoral que Carles Puigdemont ideó para las elecciones de 2017, ya tiene nueva dirección: Laura Borràs y Jordi Turull cogen las riendas de un partido dividido, envuelto en mil y una batallas fratricidas y anclado en el discurso de la confrontación. Tres condicionantes que se han evidenciado en el congreso que la formación ha celebrado este fin de semana en el sur de Francia y que ha servido para oficializar el adiós de Puigdemont de la primera línea entre fuertes dardos al Gobierno y también a Esquerra.

Pese a la voluntad de pacificar Junts, la división interna planea entre dos familias antagónicas, las de Borràs y Turull, quienes dirigirán a partir de ahora el universo posconvergente. De hecho, analistas y dirigentes comprobaron al detalle el escrutinio de las votaciones de la nueva ejecutiva con una conclusión: la dirigente será la presidenta y el exconsejero el secretario general, aunque la presidenta del Parlament y su entorno han perdido cierto paso y lograron menos apoyos que Jordi Turull, una novedad a tener en cuenta en clave interna.

Sobre un censo de 6.010 personas, a la presidencia votaron un total de 2.261 afiliados (37%); 2-014 (33%) a la secretaría general, y 1.977 (32,89%) al bloque del resto de la cúpula. De los cuatro vicepresidentes de la formación, la más votada ha sido la alcaldesa de Vic (Barcelona), Anna Erra, seguido del portavoz del partido, Josep Rius; el diputado de Junts Francesc de Dalmases, y en último lugar la secretaria segunda de la Mesa del Parlament, Aurora Madaula, mano derecha de Borràs. De hecho, el aspirante a la secretaría de Organización, David Torrents –también de la órbita de la presidenta del Parlament– no ha logrado el mínimo de votos para entrar a la ejecutiva, pero asumirá dicha responsabilidad por acuerdo de la dirección y pese a lo que marca el reglamento.

Eso sí, parece que el reparto de papeles está más o menos atado: Borràs asume la presidencia de Junts hasta ahora en manos de Puigdemont, si bien se reformarán los estatutos para darle más poder ejecutivo a compartir con el secretario general. Está previsto que el cambio de reglamento se oficialice en la segunda parte de este congreso, que se celebrará a mediados de julio enla Farga de L’Hospitalet de Llobregat.

Y el reparto de discursos también parece marcado, con Turull abonado a la gestión y Borràs a un mensaje más político, beligerante y duro contra el Gobierno, la vía pactista y también contra los republicanos. De hecho, en el congreso se ha puesto de manifiesto que Junts es un partido anclado en la confrontación, que busca agitar la batalla contra la Moncloa e incluso torpedear la estrategia republicana –«estorbar», en palabras de Borràs– apelando continuamente al «procés» y bordeando siempre la unilateralidad.

Y aquí ambos, con más o menos matices, coincidieron en cel cónclave de ayer: «Del referéndum o referéndum a independencia o independencia», exclamó Turull. «En momentos de desánimo y desconcierto, esto nos obliga a abandonar la tentación de dejarlo correr. Esto haría que nuestra derrota fuera definitiva. Tenemos que recomenzar, reconstruir y avanzar, sin hacer ni hacernos trampas al solitario», abundó Borràs. Eso sí, ambos mandaron varios dardos a ERC, con mensajes velados que entendió todo el auditorio: «Junts no ha venido a cerrar la carpeta del 1-O». «Somos un partido independentista, no somos como otros que son esto y lo otro y, además, independentistas».

La presidenta del Parlament y el exdirigente vinculado siempre a la histórica Convergència tendrán por delante numerosos retos, entre ellos las elecciones municipales del año que viene o definir el rumbo estratégico de un partido empeñado en luchar contra ERC, su «principal rival» en la eterna batalla independentista y a quien los posconvergentes propinan duros reveses a la mínima, como en toda la jornada de ayer. En el próximo congreso de julio cerrarán su hoja de ruta y someterán a votación los resultados de una auditoría interna sobre el acuerdo de Govern con Esquerra.

El pasado 10 de mayo, Laura Borràs y Jordi Turull llegaron a un acuerdo «in extremis» para repartirse el poder y evitar un congreso directamente de confrontación entre las dos almas del partido, un escenario que hubiera tensado al máximo las costuras de una formación aún imberbe.

Borràs se aferra al partido posconvergente frente al futuro incierto que tiene en el Parlament. Procesada por cuatro delitos de corrupción, si el TSJC abre juicio oral contra ella podría quedar suspendida como presidenta de la cámara, como así fija el reglamento. Y de ERC dependerá en gran parte la decisión.