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Irene Polo, el capítulo final de una gran periodista de Cataluña

Un libro reconstruye con información inédita los últimos años de uno de los nombres de referencia en la prensa republicana

La periodista Irene Polo en el Palau de la Generalitat
La periodista Irene Polo en el Palau de la GeneralitatANC

Irene Polo es indiscutiblemente uno de los grandes nombres del periodismo en Cataluña. Pese a lo breve que fue su andadura fue una de las primeras mujeres en una redacción dominada por hombres. Pese a la recuperación de su legado como reportera, una de las más importantes durante los años de la República, siguen existiendo algunos aspectos poco conocidos en su biografía, especialmente en lo relacionado con sus últimos años, los relacionados con su exilio en América. Esos es lo que tratan de responder en un libro Glòria Santa-Maria y Pilar Tur quienes llevan años tras la pista de la reportera. En «Els anys americans d’Irene Polo», editado por Cal Carré, conocemos más detalles del tramo final de la biografía de la periodista gracias, especialmente, a la correspondencia que mantuvo con el pintor Miquel Villà.

Todo empieza poco antes del estallido de la guerra, cuando Irene Polo toma una decisión que cambiará su vida. En enero de 1936, la actriz Margarita Xirgu, la gran dama del teatro, le propone que se vaya con ella y su compañía a América como su asistente. «Víctor Alba, compañero de Irene en “Última Hora” nos recordó lo feliz que llegó ella a la redacción de “Última Hora” tras las propuesta de la Xirgu. Con la actriz tenía que haber viajado un chico llamado Rafael Rodríguez Rapún, que había sido secretario de la Barraca de Lorca. Al no poder ir, la Xirgu le ofreció esa vacante», explicó Santa-Maria. En este sentido, desmintió que Polo amenazara con suicidarse si no se le ofrecía ese puesto.

¿Fue un error por parte de Irene Polo aceptar ese trabajo? «Había muchas circunstancias para que tomara esa decisión. Por un lado está la ilusión de viajar, afirmando que haría grandes reportajes. Ella era una mujer muy inquieta. También tenía una situación de amenaza por parte de la FAI. No olvidemos que son los mismos que asesinaron en 1936 al periodista Josep Maria Planes. Para Irene Polo era una oportunidad para ella, aunque pensaba estar allí solamente dos años. Lo que no imaginaba es que habría una guerra. Así que hubiera acabado de todas maneras en el exilio».

Una de las leyendas que circulan alrededor de Irene Polo es la posibilidad de que tuviera una relación con Margarita Xirgu, hasta el punto de afirmarse que este hecho habría tenido algo que ver con el suicidio de la periodista en 1942. Según Pilar Tur si eso es así «pertenece a su vida privada, no a la profesionalidad de las dos. No creo que sea un dato básico y no hemos constatado ese enamoramiento. Si Irene Polo marcha a América es porque tiene una gran oportunidad. Hemos constatado que cuando ella se suicidó hacía más de dos años que no tenía contacto con la Xirgu. Las cartas con Miquel Villà son el único documento que tenemos y a partir de allí hemos ido tirando del hilo. Tenemos testimonios, como el de Nuria Madrid, quien hablaba de un desengaño amoroso con una mujer, pero no era la Xirgu».

Entonces, ¿qué pasó para que Polo tomara la triste decisión de acabar con su vida? Las dos estudiosas de la periodista apuntan varios motivos. «Ella sufría una depresión, aunque en el libro citamos una serie de circunstancias que hacían que ella tuviera una vida difícil en esos momentos. Por un lado estaba la dificultad de volver a Cataluña para volver a ejercer el periodismo. En ese momento ya no estaba en la compañía de la Xirgu, y al romper la relación con ella ya no pudo acceder al círculo intelectual de Buenos Aires».

Es en este tiempo cuando surge un personaje importante: Judith. «Es alguien que hemos podido identificar, aunque no sabemos con detalle cómo fue esa relación. Tísner nos dijo que le había llegado la noticia que Irene se había suicidado por un diplomático masculino. También lo dice Vicenç Riera Llorca. En base a todo esto hicimos una investigación en la que todo el mundo nos hablaba de un amor no correspondido. No sabemos si fue la causa del suicidio, aunque para su muerte no se debería hablar de un solo motivo». Ella se llamaba Judith Martínez Ortega y era una diplomática mexicana que pasó por la legación de México en Buenos Aires y que, con posterioridad, fue destinada a Río de Janeiro, Nueva York y St. Louis.

En una carta a su querido amigo y confidente Miquel Villà, el 30 de septiembre de 1941, Polo apunta que «estic molt ensopida i desanimada. I amb un estat de pertorbació nerviosa que si durava gaire em faria malbé». Cinco días antes de escribir esas líneas, Judith había tomado posesión de su cargo en el consulado mexicano en Nueva York.

El de Irene Polo es un nombre fundamental para conocer algunas de las mejores páginas que ha escrito el periodismo catalán de todos sus tiempos. No lo tuvo fácil en una época marcada por la masculinidad de los periódicos y las revistas, pero es que Polo fue una adelantada a su tiempo, lesbiana y firma de algunas de las publicaciones más relevantes de aquel tiempo, el de la Segunda República en Cataluña. El trabajo detectivesco que vienen haciendo Glòria Santa-Maria y Pilar Tur ha servido para rescatar a la periodista del anonimato, algo que tuvo su punto álgido en 2003 cuando Quaderns Crema, bajo la edición de las dos expertas, publicó «La fascinació del periodisme. Cròniques (1930-1936)». El nuevo libro «Els anys americans d’Irene Polo» rescata algunos de los artículos que la periodista escribió en el continente americano, aunque Santa-Maria y Tur creen que pueden existir más.