Cisma

¿2022, el año en que murió el “procés” en Cataluña?

La ruptura de ERC y Junts en la Generalitat y la incapacidad para pactar los Presupuestos terminan con la política de bloques

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, conversa con la presidenta del Parlament, Laura Borràs durante el acto de entrega de la tradicional Llama del Canigó
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, conversa con la presidenta del Parlament, Laura Borràs durante el acto de entrega de la tradicional Llama del CanigóQuique GarcíaAgencia EFE

Este 2022 llega a su fin con varias incógnitas políticas por resolver y un cambio de tendencia que se confirma en Cataluña tras diez años de ajetreo: el «procés» parece enterrado y los bloques se van cayendo con ERC en solitario en la Generalitat, Junts en la oposición, y el PSC y los Comunes convertidos «de facto» en socios preferenciales del Ejecutivo de Pere Aragonès.

El independentismo ha consumado su ruptura este 2022, justo cuando se cumplía una década exacta de la primera alianza entre la Convergència de Artur Mas y la Esquerra de Oriol Junqueras –desde fuera del Govern– para empezar a gobernar Cataluña. Un pacto de conveniencia sellado tres años después con la lista unitaria de Junts pel Sí para las “elecciones plebiscitarias” de septiembre de 2015.

Desde entonces, republicanos y posconvergentes habían aguantado juntos en el poder bajo el manto de Carles Puigdemont, Quim Torra y Pere Aragonès, siempre con el pretexto de impulsar el «procés». Ahora, diez años después y coincidiendo con el momento de menor apoyo del independentismo en la calle, ambas formaciones han confirmado su ruptura definitiva. Todo tras numerosos episodios de desencuentros y fuertes choques que han abocado al movimiento al abismo, sin una hoja de ruta compartida tras el estallido del desafío en 2017.

El último barómetro de la Generalitat demuestra el desapego de los catalanes hacia el «procés»: la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) que Puigdemont y su entorno insisten en no dejar morir solo recibe el apoyo del 11% de los catalanes, una cifra residual a la que se agarra una parte de Junts y la Asamblea Nacional Catalana (ANC). Además, tanto los independentistas como los que no lo son piensan mayoritariamente que «debe haber una vía pactada para resolver el conflicto» político, apunta el CEO, una opción que defiende ERC. Así, el 40,3% opta por una política de diálogo y negociación «sin límites» y el 36,3% lo mismo, pero solo «dentro de la Constitución».

Cabe recordar en este sentido que la ruptura entre Esquerra y Junts se produjo después de que el president Aragonès anunciara en el Parlament su propuesta de Acuerdo de Claridad para exigir un referéndum pactado al Gobierno de Pedro Sánchez, un gesto que no gustó nada en el seno posconvergente. La formación de Jordi Turull y Laura Borràs, obsesionada con protagonizar una «segunda vuelta» del «procés» y defender todavía la vía unilateral, decidió romper por lo sano y salir del Govern por primera vez tras 32 años al frente de la Generalitat en Cataluña, ya fuera con Pujol, Mas, Puigdemont o Torra.

Un cisma que, unido al desplome de los partidarios de la independencia en las encuestas, ha llevado a dos dirigentes tan distintos como el propio Pedro Sánchez y el ex líder de la ANC, Jordi Sànchez, a certificar la muerte del «procés». «Ahora podemos decir que definitivamente se ha cerrado», dijo el independentista cuando Junts decidió abandonar el Ejecutivo de la Generalitat. Por su parte, el presidente del Gobierno saca pecho, presume de haber desinflamado la situación en Cataluña, descarta negociar una consulta y hace escasos días enfrió la convocatoria de la mesa de diálogo bajo el mismo argumento: «El ‘procés’ ha terminado».

En este sentido, el independentismo cierra el año incapaz de ponerse de acuerdo con los Presupuestos para 2023, en pleno contexto de crisis y con la inflación por las nubes. Las cuentas siguen pendientes y sin fecha de tramitación en el Parlament a la espera de un acuerdo que no llega.

Otro de los momentos políticos del año ha sido la suspensión de Laura Borràs: la dirigente irá a juicio por corrupción este 2023 y ERC certificó su fin como presidenta de la Cámara ya en verano.