Fundido en negro

Barcelona, una ciudad que se está quedando sin cines

El cierre del histórico Comedia es la última de una larga lista de salas que han apagado su pantalla en estos años

Fachada del cine del Paseo de Gràcia
Fachada del cine del Paseo de GràciaViquipèdia

Barcelona se ha quedado prácticamente sin ninguna sala de cine en su centro. Este domingo cerró sus puertas para siempre uno de los históricos, uno de los que han marcado la vida cultural del Paseo de Gràcia. El Cinema Comèdia ya forma parte de un pasado glorioso cinematográficamente hablando en la capital catalana, pero que en los últimos años ha ido apagándose de manera alarmante. Valga como ejemplo que en el Paseo de Gràcia ya no queda ninguna sala y hablamos de un lugar en el que, además del Comèdia, hubo en funcionamiento otras salas, como el Savoy, el Fantasio, el Fémina o el Publi, pionero en las sesiones matinales. Ahora ya no queda nada.

Hagamos un poco de memoria. Solamente entre los años 50 y 60, probablemente la edad de oro de la proyección cinematográfica en Barcelona, la ciudad contaba con la deslumbrante cifra de 162 salas en pleno funcionamiento. Todo un récord. Estamos hablando también de un tiempo en el que la gran pantalla no tenía la competencia de la pequeña pantalla y no solamente nos referimos a la oferta televisiva.

La sangría de salas cerradas es espectacular. Solo en los diez últimos años hablados de la desaparición de una docena de cines a los que ahora se suman las cinco salas del Comèdia. Muchos de ellos han visto como su espacio ha sido ocupado por supermercados o tiendas de todo tipo, desde ropa a locales de tapas.

Otros tienen un futuro incierto. Un ejemplo significativo es el Palau Balañá, el gran multicine situado a pocos metros de la estación de Sants y que proyectó películas de estreno durante algo más de medio siglo. Desde que en 2020 dejará definitivamente de funcionar, el edificio ha quedado como un espacio fantasma, sin uso alguno y no parece muy claro todavía hoy qué pasará en los próximos meses.

El desaparecido distribuidor Antoni Llorens fue uno de los grandes artífices de la llegada a nuestro país de lo mejor del cine independiente y de autor que se hacía en todo el mundo, especialmente en Estados Unidos, gracias a su empresa Lauren Films. Él fue el responsable de los estrenos en España de algunos de los títulos clásicos de Woody Allen, así como de las primeras películas de Quentin Tarantino o Robert Rodriguez cuando empezaron a formar parte del catálogo de Miramax, aquel gigante propiedad de los hermanos Weinstein muchísimo antes de conocerse los abusos sexuales de uno de ellos, es decir, de Harvey Weinstein. Llorens, además de comprar los derechos de estas películas, puso en marcha una cadena de cines, los célebres Cinemes Lauren, que permanecieron en espacios de Barcelona donde no se contaba con salas de exhibición. Fue el caso de los que estuvieron en la calle Pelayo (Lauren Universitat) o en el paseo Maragall (Lauren Horta). Ya son pasado.

Hay, sin embargo, un Lauren que ha intentado, pese a las adversidades, intentar salir adelante y seguir estrenando películas. Es el que estaba en el barrio de Gràcia, que echó el cerrojo en 2013, aunque al año siguiente renació de la mano del recientemente desaparecido cineasta Ventura Pons como Cinemes Texas. aunque su andadura se extendió hasta 2020. Pese a todo, el pasado mes de octubre la sala volvió a renacer, ahora como Espai Texas.

La ausencia de salas en condiciones puede provocar que, por ejemplo, una producción tan esperada y aplaudida como «Oppenheimer» de Christopher Nolan haya llegado a Barcelona sin que se cuente con la tecnología IMAX que el realizador buscaba para la proyección de su trabajo. Sí. es cierto, en el Puerto de Barcelona existió una vez un cine con un enorme proyector con lámpara de 15.000 a 25.000 W. Sin embargo, el IMAX Port Vell dejó de existir en 2014 cayéndose a pedazos ante la desidia y el olvido de todos. Se espera que el año que viene sea definitivamente derribado.

Pese a este panorama tan poco alentador, todavía se pueden encontrar en Barcelona algunas iniciativas interesantes que quieren impulsar el mejor conocimiento de un lenguaje tan maravilloso como el cinematográfico. Eso es lo que ha logrado el Phenomena, situado en la calle Sant Antoni Maria Claret gracias al empeño de Nacho Cerdà que ha logrado convertir este espacio en un templo de culto, con proyecciones muy cuidadas, tanto de estrenos como títulos históricos, que se ofrecen al espectador en las mejores condiciones.

Además de los Verdi y su gran labor en el barrio de Gràcia, no podemos olvidar la difusión desde Sants a películas independientes desde el Zumzeig Cinecooperativa.