Literatura

Una carta olvidada de Antonio Machado a su maestro

Una misiva del gran poeta a Manuel Bartolomé Cossío, uno de sus referentes, se pondrá en venta la próxima semana

ANDALUCÍA.-Sevilla.- Antonio Machado será imagen de una moneda conmemorativa de diez euros por el 150 aniversario de su nacimiento
Antonio MachadoEuropa Press

Huyendo de la gran pena que le causó la muerte de su joven esposa Leonor Izquierdo, Antonio Machado dejó los campos de Soria por los de Baeza. A partir de 1912, fue allí, como profesor de instituto, donde intentó rehacer su vida. Si bien al principio no parecía simpatizar con aquella localidad andaluza, poco a poco se la hizo suya. En 1919, Machado ya estaba plenamente integrado, aunque no ocultaba su deseo de poder volver a Castilla. Desde Baeza siguió en contacto con amigos y con sus maestros, como Manuel Bartolomé Cossío, el gran pedagogo y uno de los artífices de la Institución Libre de Enseñanza junto a Francisco Giner de los Ríos.

Una misiva de Antonio Machado a Cossío ha reaparecido ahora en Duran Subastas. Es un documento excepcional que se ofrece por un precio de salida de 800 euros. Será el próximo 25 de junio cuando se podrá pujar por ella. Antes de que eso ocurra, gracias a la gentileza de Duran Subastas, podemos leer por primera vez el contenido de este carta de tres páginas fechada en Baeza el 18 de febrero de 1919.

«Queridísimo señor Cossío: Tiempo hace que deseaba escribirle ya que por mi vuelta precipitada a Baeza -me llamaron de urgencia para relevar al Director-no pude, como era mi deseo, visitarle en la Institución. Terminé, en efecto, mis estudios de licenciatura y aun compré el inevitable pergamino para poder presumir de licenciado. No me agradaría ya gastar demasiado tiempo -la vida es corta y el arte largo- en nuevas preparaciones para examen que dejan muy poco provecho al espíritu. He [¿revisitado?] mis trabajos y para el próximo otoño daré un nuevo tomo. Me gustaría, sin embargo, llegar al Doctorado de la sección de Filosofía, puesto que sus cuatro asignaturas, sobre todo Metafísica y Pedagogía, son muy de mi gusto. No he de encarecerle el placer con que hubiera asistido a sus clases. Usted sabe mi fracaso en mis varios intentos de aproximación a Madrid. He de resignarme a este resignado retiro y trabajar en él como pueda. Ahora bien, he sabido que dedicó usted más de un curso al estudio de la educación griega. ¿Podría yo preparar algo sobre este tema? Así no me aparataría de mis actuales aficiones porque los cuatro ochavos de griego que pude adquirir en mis estudios oficiales, han despertado en mí una gran codicia de helenismo, aunque, en verdad, fue usted mismo quien, hace ya muchos años, con sus inolvidables lecciones de arte, me inició en el amor de esa fuente viva de cultura. ¿Querrá usted darme ahora algunas indicaciones de libros sobre educación entre los griegos? Mucho le agradecería su consejo. También escribiré a Ortega [y] Gasset sobre su Metafísica, rogándole me oriente para examen. También veré de preparar la Estética; y la Filosofía del Derecho, vuelta del revés, según mis noticias, por un sr. Bueno, quedará para penitencia de verano. Por estos días -bien lo sé- cumple el IV aniversario. Era esta buena ocasión de ofrendarlos frutos del espíritu a la memoria del maestro de todos. Pero los tiempos son malos, duros y fríos. Hay que aguardar, siempre trabajando, a otros más fecundos. Siempre suyo, ANTONIO MACHADO».

En los días en los que redacta la carta aquí reproducida, Machado presentó numerosas solicitudes para poder opositar a plazas en otros institutos, ya estuvieran en Zaragoza, Orense, Salamanca, Mahón, Lleida o Palencia. Por desgracia, ninguna de ellas fue a buen puerto. La cuestión era, según le confesaría el poeta a Federico de Onís en una carta era poder salir de Baeza porque «el clima moral de esta tierra no me sienta y en ella mi producción ha sido escasa».

Tampoco hay muchos datos de si dieron buen resultado las gestiones ante Ortega y Gasset, como le anunciada Cossío en este escrito. Lo que sí es cierto es que Machado se examinó en junio de Metafísica con el autor de «La rebelión de las masas» obteniendo un sobresaliente. Por su parte, Cossío le puso un notable en Pedagogía a su discípulo.

No deja de ser también emocionante la referencia machadiana al aniversario de la muerte de Francisco Giner de los Ríos, el gran pedagogo que fue tan importante en la formación del poeta y en la de su hermano Manuel Machado. Todo ello hace de esta carta un documento muy importante para saber más de aquel Machado que, finalmente, sería licenciado en Filosofía y Letras, así como doctor por la Universidad de Madrid. El 7 de septiembre de 1919 logró su objetivo al conseguir el traslado al Instituto de Segovia. Cerraba su etapa en Baeza.