Política

Las tres crisis de ERC

La «revuelta de los tractores» pone de manifiesto, una vez más, la dificultad del mandato de Aragonès tras la década perdida del procés y con apenas un año de legislatura

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, comparece tras el anuncio de la reforma del delito de sedición, a 11 de noviembre de 2022
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, comparece tras el anuncio de la reforma del delito de sedición, a 11 de noviembre de 2022David ZorrakinoEuropa Press

El tsunami que ha inundado las calles de Barcelona ,esta vez de enfurecidos tractores, ha sido la última batalla. El alcance del enfado de ganaderos y agricultores, animados por el descontento generalizado del sector en Europa, determinará si se eleva a rango de crisis este nuevo conflicto que acecha al ejecutivo en solitario de ERC o si solo es un episodio más de esta turbulenta legislatura, que de momento ya acumula varios sinsabores en sequía, salud y ahora también con la amnistía.

Desde que Junts se bajó del barco de la Generalitat, menos ostentoso que los que deberán traernos agua, al Govern le han crecido los enanos. También en la oposición, pues los posconvergentes operan completamente desmarcados de la hoja de ruta de un presidente, Pere Aragonès, que se aferró a la manzana envenenada de un PSC de Salvador Illa que, con buen criterio, tampoco va a dar la mano al Govern ya en año preelectoral a menos que así lo dicte Madrid.

La aprobación de unos Presupuestos para el presente curso se acercan a la utopía. Pasan los meses y las presuntas reuniones que mantiene ERC con distintos grupos no ofrecen esperanza alguna. Parece que serán una terminal de vuelos internacionales y un par de hoteles en la Costa Daurada escollos insalvables para poner de acuerdo a comunes y socialistas en torno a unas cuentas que, con o sin macroproyectos, Cataluña necesita como agua de febrero.

Es esta la primera crisis. Un ejecutivo en absoluta minoría incapaz de recabar apoyos para gobernar, y una oposición sin la menor intención de echar un cable en vano. La única solución posible pasa por que sí aparezca una moneda de cambio que, AVE mediante, venga a exponerle a Illa que sinó tampoco habrá Presupuestos en Moncloa. Escenario lejano, de todas formas, dada la incertidumbre que también sobrevuela la carrera de San Jerónimo.

Es esta la segunda crisis. En ERC consideran que Junts está siendo irresponsable con la amnistía. No es que los republicanos valoren el esfuerzo de Sánchez por burlar la Constitución y deslegitimar a los magistrados a cambio de unos años más en el mando, pero sí toman mayor conciencia de que la cuerda, de sobretensarse, puede resultar en naufragio para tantas personas que a través de un texto ya negociado con la formación posconvergente estaban más cerca de la casilla de salida que de las celdas de Lledoners. Un desacuerdo final entre Junts y el PSOE sobre el redactado de la norma sería letal para ERC, que se ha manifestado voluntarioso en la mediación sin ponderar el rédito que sumaría Junts entre el independentismo de finalmente salirse con la suya.

De lo que suceda en el Congreso de los Diputados en las próximas semanas dependerá, también, la relación entre ejecutivos. Aragonès ascendió a Laura Vilagrà a vicepresidenta precisamente para agilizar la cooperación entre gobiernos, con un traspaso de la red de Rodalies todavía por materializar y tantas otras cuestiones encima de la mesa bajo el pretexto de que están condenados a entenderse y a trabajar yuxtapuestos. Sin Amnistía, no habrá legislatura en España ni entendimiento que valga en la plaza Sant Jaume.

Por si fuera poco, tampoco llueve a gusto del consejero de Acción Climática, David Mascort, resuelto a consensuar las medidas oportunas para paliar la más grave sequía de los últimos tiempos. Es esta la tercera crisis. Los datos son altamente preocupantes y hay unanimidad al respecto incluso entre los reticentes al método científico, que los hay en el hemiciclo. Llover, no llueve, y también de ello se han hecho eco los payeses, que reclaman menos muestras de apoyo y más medidas.

Tan compleja es la situación que unos pésimos resultados en educación, por ejemplo, han pasado a segundo plano. ERC confía en el año de legislatura restante y en su viceconsejero de Comunicación, Sergi Sabrià, para convertir las crisis en méritos y a Aragonès en el candidato idóneo para gobernar.