Ciencia
Cuando los animales invadieron la tierra
Descubren nuevos datos de cómo se produjo el acontecimiento más importante de la historia de la vida, la transición entre vida acuática y terrestre
Una de las ideas más comúnmente aceptadas sobre la evolución de la vida en nuestro planeta es que en algún remoto momento los animales emergieron de las aguas oceánicas para colonizar tierra firme. La vida, que encontró cobijo en el mar primitivo, se atrevió a saltar al suelo duro y rocoso. Las cosas no fueron tan sencillas y directas, pero en el recuerdo de toda una generación permanecen las escenas de dibujos animados de peces convirtiéndose en anfibios que evolucionan a reptiles y luego al resto de la diversidad animal. Ahora, algunas nuevas investigaciones arrojan luz sobre cómo se desarrolló, realmente, ese proceso.
La transición agua-tierra, también llamada «conquista de los continentes» o terrestrificación, es decir, la adaptación progresiva de la fauna y flora marinas a hábitats terrestres es posiblemente el evento más importante en la historia de la vida y un momento clave sin el cual no podríamos entender la presencia de los animales vertebrados actuales, entre ellos, nosotros. Pero el modo en el que los primeros tetrápodos salieron del líquido elemento sigue siendo un motivo de debate paleontológico. Las primeras formas vegetales dieron el salto antes que los animales hace unos 500 millones de años y algo después, hace unos 430 millones de años, artrópodos y vertebrados ya caminaban por el suelo seco. El esfuerzo evolutivo para realizar tal salto es considerable: no solo era necesario desarrollar nuevas formas de locomoción y adaptar el organismo a los rigores de la gravedad y la presión atmosférica, se impuso un novedoso modo de respirar y toda una panoplia de cambios en la depredación, la alimentación y el cobijo.
Empobrecimiento súbito
Solo una presión selectiva brutal debió de favorecer tal cambio. Se ha especulado que esa presión vino propiciada por el desecamiento de grandes regiones regadas o el empobrecimiento súbito de los recursos vitales en el océano. En los años noventa del siglo pasado, restos fósiles inéditos demostraron que los primeros tetrápodos compartían rasgos de ser terrestre con características de animales marinos como agallas o aletas caudal. Eso permitió intuir que, quizá, al secarse grandes extensiones de mar, solo sobrevivieron aquellos animales que tenían algún tipo de apéndice que les permitía reptar de nuevo hacia zonas húmedas. Se trataría de los primeros remedos de lo que luego serían patas. Un artículo publicado ayer en la revista «Nature» por científicos de la Facultad de Biología de Harvard ahonda en este aspecto. Tras analizar los datos obtenidos en las últimas décadas a partir de cientos de hallazgos fósiles, han llegado a la conclusión de que, aunque estos primeros tetrápodos estaban aún relacionados con el agua y mantenían rasgos de animal marino, sus adaptaciones les permitían vivir solo en la tierra firme. De manera torpe, eso sí. El estudio se ha basado en la observación de docenas de modelos en tres dimensiones de fósiles de húmeros de animales extintos del periodo de transición entre agua y tierra.
La información del húmero
Este hueso es muy abundante en el registro paleontológico pero además está presente en una gran variedad de especies que cubren el espectro de animales que vivieron en el agua, fuera de ella y en entornos de transición. El húmero, además, es una buena fuente de información porque ancla con gran cantidad de músculos y permite intuir la función del resto de miembros unidos a él. Es lógico pensar que, en los animales que acaban de salir del agua (con una relación evolutiva más cercana al mar), ese hueso aún sea achatado y corto, emparejado con músculos más débiles ya que el esfuerzo de desplazarse en el medio líquido es menor. A medida que la especie se aleja evolutivamente de su origen marino el húmero adquiere longitud y fortaleza para servir de apoyo a desplazamientos en suelo, a patas que permiten caminar o incluso correr.
Esta evolución se ha visto confirmada por el estudio de Harvard. Pero al mismo tiempo ha aflorado una sorpresa. Muchos animales que desarrollaron húmeros capaces para la movilidad en tierra no desarrollaron otras características necesarias para vivir fuera del agua (para la alimentación, la caza, etc…). Los autores creen que a pesar de contar con miembros que permitían la locomoción, muchas especies permanecieron en el agua más tiempo porque no sabían respirar, comer o cazar fuera de ella. Una vez aparecieron las adaptaciones en el resto de funciones, y dado que la morfología para el desplazamiento ya existía, surgió el «boom» de saltos del mar a la tierra, la gran invasión que modificó la historia de la vida en el planeta. Así, es posible intuir que entre hace 359 y hace 299 millones de años se produjo una adaptación masiva de animales al medio terrestre que conduce a nuevas formas de vida cuya línea evolutiva une a aquellos seres con los anfibios, los reptiles, las aves, los mamíferos… con usted y conmigo.
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