Se creían inhabitables
Descubren una nueva familia de planetas que podrían albergar vida
Son mundos que no se creían habitables: el doble de grandes que la tierra, a temperaturas de 200 grados y océanos que podrían albergar vida microbiana
Hacía tiempo que la palabra «exoplaneta» no causaba tanto revuelo. Las noticias sobre posibles mundos habitables que orbitan otros soles diferentes al nuestro han sido habituales en los últimos años, pero puede que el descubrimiento que acaban de comunicar en «Astrophysical Journal» científicos de Cambrige suponga un punto de inflexión en su búsqueda. Por primera vez se ha identificado un nuevo tipo de exoplaneta, muy diferente a la Tierra, pero con capacidad de soportar vida en un sistema solar lejano.
Hasta ahora, los astrónomos han centrado su investigación sobre la vida extraterrestre en el análisis de posibles planetas candidatos similares al nuestro. Se ha dado por supuesto que, hasta donde hoy conocemos de la vida, un mundo habitable biológicamente es más probable si comparte algunas características con la Tierra (tamaño, distancia de su sol, composición, atmósfera…). Pero encontrar estos planetas es muy difícil, casi como hallar una aguja rocosa en el pajar inmenso de cuerpos cuerpos flotantes de todo tipo que inundan las cercanías de las estrellas.
Planetas calientes
Ahora, los astrónomos de Cambridge han propuesto la existencia de otro tipo de exoplanetas más abundantes y fáciles de observar. Son los llamados «Hycean planets» o, traducidos libremente, hiceánicos. (Planetas calientes, cubiertos de un océano, con atmósferas ricas en hidrógeno).
La existencia de estos cuerpos abre una nueva era en la búsqueda de vida extraterrestre. En contra de lo que hasta ahora se pensaba (que la vida no puede aparecer en planetas mucho más grandes y mucho más calientes que la Tierra) estos planetas hiceánicos tienen tamaños y temperaturas muy superiores a las de nuestro mundo. Sin embargo no han perdido las cualidades para albergar algún tipo de biología. Por ejemplo, sus océanos a pesar de ser muy calientes tienes características parecidas a los ambientes extremos acuáticos en algunos mares terrestres donde sí habitan especies adaptadas esas dificultades conocidas como extremófilas. Desde que hace 30 años se detectaran los primeros planetas fuera del Sistema Solar, se han descubierto miles de mundos que orbitan estrellas lejanas. La mayor parte de ellos son catalogados como «supertierras», porque su tamaño excede al del planeta que habitamos. Entre las supertierras, las más habituales son las que tienen un diámetro meno o similar a Neptuno. Por eso también se las llama «minineptunos». Los cuerpos muy masivos no pueden contener interiores rocosos estables que sirvan de suelo para la vida. Son masas de hielo casi siempre, sometidas a tremendas presiones atmosféricas. Sin embargo, recientes hallazgos en la estructura del minineptuno K2-18b (un exoplaneta que orbita a 110 años luz de la Tierra) han arrojado ciertas condiciones de habitabilidad. Este cuerpo es el causante de que ahora se proponga la nueva especie de planetas hiceánicos como objetivo prometedor de futuras investigaciones. Estos nuevos miembros de la familia sería cuerpos de al menos el doble de tamaño que la Tierra (quizás el triple), con temperaturas atmosféricas cercanas a los 200 grados pero con océanos capaces de retener vida microbiana. Entre ellos hay algunos planetas que están anclados gravitacionalmente y solo tienen una cara orientada hacia su sol (la única que puede albergar vida) y una cara oscura inerte. Otros están tan lejos que reciben muy poca radiación de su estrella y son llamados planetas oscuros.
Marcas de vida
A la hora de buscar vida fuera de nuestro sistema, los científicos rastrean el cosmos a la caza de biomarcadores: señales que sugieran algún tipo de actividad biológica. Puede ser la presencia de oxígeno, de ozono, de metano, de óxido de nitrógeno que sabemos que están presentes en la Tierra. La búsqueda consiste en catalogar la mayor parte posible de estos trazos moleculares sugerentes de vida. El equipo de Cambridge ha demostrado que utilizando sistemas adecuados de espectroscopía apuntados hacia estos nuevos planetas hiceánicos sería posible detectar en algunos de ellos ciertos biomarcadores. De hecho, al ser mucho más grandes y cálidos, el rastreo sería más sencillo para los telescopios ya que los trazos moleculares serían más evidentes.
Por eso, han elaborado una lista de nuevos planetas grandes candidatos a ser rastrados por el próximo telescopio James Webb cuando entre en servicio a partir de finales de este año. Se trata de mundos que están a entre 35 y 150 años luz de la Tierra, que orbitan estrellas enanas rojas y que pueden revolucionar nuestra comprensión de la vida en el cosmos.
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