Ecología
El peligro medioambiental de acabar con las guerras
Un nuevo estudio respalda la evidencia existente acerca de que los periodos de paz aumentan la deforestación
Tenemos entre manos un tema sensible y, si bien el titular es estrictamente correcto, en ningún caso es un alegato a favor de la guerra y, muchísimo menos, una crítica a la paz. Sin embargo, durante los últimos años se han ido publicando una serie de investigaciones con resultados desconcertantes. Según sus conclusiones, los periodos de paz suelen asociar un mayor grado de deforestación que las etapas durante las que existen conflictos bélicos. Nadie sugiere poner ambas cosas en la balanza y tampoco debemos entender que la paz en sí misma sea la causante de la deforestación, pero ya que se presentan juntos es importante que comprendamos qué los relaciona. Solo desentrañando ese rompecabezas seremos capaces de tomar medidas que protejan al medio ambiente ya sea en la paz como en la guerra.
Así pues, un grupo de investigadores han estado tratando de identificar estos extraños mecanismos que podrían conducirnos de la paz a un concepto aparentemente tan poco relacionado como la deforestación. Para ello han analizado una gran cantidad de información, tomando a Colombia como caso de estudio. La idea era determinar cómo habían cambiado un gran número de conductas durante los años posteriores a que se firmara el acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y las FARC-EP. Mediante determinadas herramienta as estadísticas, los expertos han podido aislar el ruido y quedarse con algunos de los principales factores que pudieron haber actuado como esas fichas de dominó que se intercalan entre la primera y la última, conectando paso a paso la paz con la deforestación.
Un caso paradigmático
Los investigadores implicados realizan su actividad profesional en la propia Colombia, pero más allá de eso, la elección se ha debido a otros aspectos más profundos. Colombia cumple una serie de características que la convierten en un caso interesante para aclarar la extraña pareja de conceptos. Por un lado, el país ha vivido un lucha interno de larguísima duración, concretamente desde 1964 hasta 2016, un periodo de 52 años durante los cuales el conflicto armado fue la norma. Por este motivo se vuelve especialmente interesante para estudiar la reciente transición entre la guerra y la paz, habiendo suficientes datos sobre la extensión de sus ecosistemas durante el extenso (y reciente) conflicto bélico. Por otro lado, la rica biodiversidad de los ecosistemas colombianos ha hecho que se estudien lo suficiente como para tener un buen registro histórico de ellos.
Teniendo esto en cuenta, los investigadores decidieron diseñar un modelo matemático que tratara de explicar cómo habían ido cambiando simultáneamente varias características de distintos municipios colombianos. La manera de hacerlo es aplicar una serie de métodos estadísticos a un gran conjunto de datos de un periodo concreto (de 2001 a 2018) y comprobar si puede diseñarse una fórmula que no solo establezca una relación entre las tendencias de esos datos, sino que sea capaz de predecir parte de ellos. Porque todos estaremos de acuerdo en que la paz no es algo tangible que pueda actuar directamente sobre la naturaleza, sino que serán las consecuencias que se deriven de ella las verdaderas responsables y habrá que determinar en qué grado contribuyen cada una al desastre. Se trata de variables como, por ejemplo: la agricultura, la ganadería, las plantaciones de coca, etc.
Vacas o droga
Los resultados fueron sorprendentes, porque parece haber, no una, sino varias posibles conexiones independientes entre sí, cada una actuando en una zona diferente del país. Para entenderlo, significa que, aunque la paz no es el motivo directo de la deforestación, estas se relacionan de varias formas diferentes, como si aquel dominó conectara la primera y la última ficha por varios caminos diferentes, que se ramifican para luego volverse a encontrar en una única causa común. Por un lado, en las zonas más selváticas, como la Amazonia, la paz parece que conllevó un aumento de la ganadería y esta, a su vez, la deforestación de grandes superficies para crear pastizales. Por otro lado, si nos centramos en los municipios más cercanos a los andes veremos que la ganadería no ha aumentado tanto. En este caso, el cambio ha venido de la mano de un aumento de las plantaciones de coca. La deforestación habría sido motivada por la necesidad de plantar grandes superficies de esta planta.
Los mismos investigadores insisten que el problema está lejos de solucionarse y que hará falta mejorar la resolución de los datos históricos, muy escasos en algunos municipios pequeños. También creen que es importante completar estos estudios estadísticos con una mayor comprensión del factor humano y de las motivaciones concretas que empujan a los habitantes a tomar estas decisiones. De ese modo, si entendemos cómo cambia y por qué cambia, podríamos intentar abordar el peligro de la deforestación que parece acechar tras la paz.
QUE NO TE LA CUELEN:
- La causalidad es un verdadero problema metodológico y filosófico. En primer lugar, no es difícil aislar todos los factores de confusión de forma que podamos estar seguros de que las distintas variables de un estudio epidemiológico sean realmente causa y consecuencia unas de otras. Por otro lado, hay distintas formas de ser causa de algo. Sin complicarnos demasiado podríamos aclarar que existen causas proximales (que causan inmediatamente un evento) y distales (aquellas que desencadenan una serie de eventos que, a su vez, terminarán causando proximalmente lo que queremos estudiar).
REFERENCIAS (MLA):
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