Astronomía

3I/ATLAS llega a su punto más cercano al Sol: ¿qué se puede esperar desde este 29 de octubre?

El tercer visitante interestelar detectado en nuestro Sistema Solar alcanza su perihelio este miércoles, un evento que podría ofrecer nuevas pistas sobre los orígenes de otros sistemas estelares

La última fotografía oficial del ATLAS se remonta al 27 de agosto de 2025.
La última fotografía oficial del ATLAS se remonta al 27 de agosto de 2025.NASA.

Durante los últimos meses, los telescopios y buena parte de la población mundial han seguido de cerca el avance de 3I/ATLAS, un cometa que no pertenece a nuestro Sistema Solar y que viaja a una velocidad vertiginosa hacia el Sol. Este 29 de octubre, el objeto alcanzará su punto de máxima aproximación a nuestra estrella, marcando un punto de inflexión en un misterioso objeto sobre el que no hay día que no salga una nueva teoría.

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3I/ATLAS fue descubierto a principios de julio de 2025. Es el tercer objeto interestelarconfirmado tras el célebre ‘Oumuamua, detectado en 2017, y el cometa 2I/Borisov, en 2019. Sin embargo, según los primeros análisis orbitales del Centro de Planetas Menores de la IAU, podría ser el más grande y veloz de los tres, además de un auténtico fósil cósmico: se estima que lleva miles de millones de años vagando por el espacio interestelar.

A diferencia de los cometas que se originan en la Nube de Oort, la región más alejada del Sistema Solar, los objetos interestelares como 3I/ATLAS provienen de otras estrellas, expulsados de sus sistemas originales por interacciones gravitatorias. Su estudio permite a los científicos comparar materiales y procesos de formación entre distintos sistemas planetarios.

¿Qué ocurrirá hoy 29 de octubre con 3I/ATLAS?

Según los cálculos de la NASA y del CfA de Harvard, 3I/ATLAS alcanzará este miércoles su perihelio, el punto más cercano al Sol, a una distancia aproximada de 1,4 unidades astronómicas, unos 210 millones de kilómetros. Aunque no se acercará tanto como el cometa Halley o el más reciente C/2023 A3 (Tsuchinshan-ATLAS), esta fase será crucial para observar cómo responde su núcleo al calor solar.

Cuando un cometa se aproxima al Sol, sus hielos comienzan a sublimarse y liberan gas y polvo, formando una coma brillante y una o más colas. En el caso de 3I/ATLAS, los astrónomos esperan ver un incremento notable en su brillo en las próximas semanas si el objeto sobrevive al calor solar sin fragmentarse, algo que aún no está garantizado.

El físico Javier Licandro, del Instituto de Astrofísica de Canarias, explica que el comportamiento de los cometas interestelares es muy impredecible, porque no se sabe su composición exacta ni cuán compactos son. Un exceso de calor puede hacerlos estallar o desintegrarse en fragmentos.

Los primeros espectros captados por observatorios en Chile y Hawái sugieren que 3I/ATLAS contiene moléculas orgánicas complejas y hielos muy antiguos, similares a los detectados en 2I/Borisov pero con una mayor proporción de carbono amorfo. Esto podría indicar que se formó en una región más fría y lejana que la mayoría de los cometas solares, quizá en los márgenes de un sistema estelar joven hace más de 4.500 millones de años.

Su trayectoria hiperbólica confirma que no está ligado gravitacionalmente al Sol: entrará al Sistema Solar solo una vez antes de volver al vacío interestelar, a más de 60 kilómetros por segundo, lo que equivale a más de 200.000 km/h.

¿Cuándo y cómo podrá observarse?

Durante las semanas posteriores al perihelio, el cometa será difícil de ver desde la Tierra por su cercanía al resplandor solar. Sin embargo, a partir de principios de diciembre, los astrónomos esperan que vuelva a ser visible con telescopios de aficionado en el hemisferio norte, especialmente en zonas con cielos oscuros y poca contaminación lumínica.

No se prevé que sea visible a simple vista, aunque los expertos no descartan que un aumento inesperado de actividad pueda hacerlo perceptible sin instrumentos, como ocurrió con Borisov en 2019.

Cada objeto interestelar ofrece una ventana única a otros sistemas planetarios. Analizar su composición, brillo y comportamiento permite reconstruir cómo se formaron los planetas en torno a otras estrellas y qué materiales comunes comparten con el nuestro. En palabras de la astrónoma Karen Meech (Universidad de Hawái), una de las mayores expertas en este tipo de cuerpos, “cada visitante interestelar que detectamos es un mensaje antiguo de otro sistema solar. 3I/ATLAS puede ayudarnos a entender de qué están hechos los mundos que orbitan otras estrellas”.

Después de su paso por el perihelio, 3I/ATLAS se alejará rápidamente hacia los límites del Sistema Solar. Si todo sale como se espera, los telescopios podrán seguirlo hasta principios de 2026 antes de perderlo para siempre.

Este 29 de octubre marca, por tanto, el punto culminante de un viaje cósmico de miles de millones de años: un breve encuentro entre nuestro Sol y un visitante de otro rincón de la galaxia.

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