Alimentación

No es una alergia: una rara condición genética hace que algunos alimentos saludables sean un peligro para la salud

Para una de cada diez mil personas, alimentos tan saludables como la fruta se transforman en una amenaza por una rara condición genética que ataca el hígado y los riñones, y cuyo único tratamiento es una dieta estricta

La fructosa es el azúcar de la fruta
La fructosa es el azúcar de la frutaFreepik

Para una de cada 10.000 personas, algo tan inofensivo como una pieza de fruta puede convertirse en un veneno. No existe cura ni tratamiento farmacológico; la única solución es una vigilancia alimentaria constante y de por vida. Hablamos de la intolerancia hereditaria a la fructosa, una rara enfermedad genética que obliga a quienes la padecen a vivir en un campo de minas nutricional donde el más mínimo descuido puede tener consecuencias muy graves.

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De hecho, el origen de todo es la carencia de una enzima clave, la aldolasa B, indispensable para que el organismo pueda metabolizar correctamente la fructosa. Sin ella, este azúcar, junto a otros derivados como la sacarosa (el azúcar de mesa) y el sorbitol (un edulcorante común), se convierte en una sustancia tóxica que se va acumulando en órganos vitales.

Por esta razón, la ingesta de estos azúcares desencadena una reacción en cadena que daña progresivamente el hígado, los riñones y el intestino. Es fundamental aclarar que no se trata de una alergia, pues no interviene el sistema inmunitario, ni de una simple malabsorción. Las secuelas pueden ser devastadoras, desde convulsiones y estados de coma hasta, como informa el medio ScienceAlert, un fallo hepático y renal que puede llegar a ser irreversible.

Un enemigo silencioso difícil de diagnosticar

Además, los primeros síntomas suelen aparecer en la infancia, justo cuando se introducen en la dieta del bebé los primeros zumos o purés de frutas. Sin embargo, el diagnóstico en la edad adulta se convierte a menudo en un auténtico laberinto, ya que sus efectos —como el dolor de estómago crónico, la fatiga o la hipoglucemia— pueden confundirse con otras patologías mucho más frecuentes, lo que retrasa la identificación del problema real y exige pruebas genéticas específicas para su confirmación.

En consecuencia, el reto diario para los afectados es mayúsculo. La lista de alimentos prohibidos va mucho más allá de la fruta, abarcando la miel, muchas verduras y, sobre todo, una cantidad ingente de alimentos industriales. Estos azúcares se esconden en innumerables productos procesados, desde bebidas y embutidos hasta todo tipo de envasados, lo que obliga a un escrutinio minucioso de cada etiqueta para evitar una ingesta accidental que ponga en riesgo la salud.