
Ciencia
Científicos descubren la cartografía de Zelandia, el olvidado octavo continente del mundo
Una investigación ha logrado cartografiar dos tercios septentrionales de Zelandia, un continente submarina del tamaño de la Unión Europea

Durante siglos, los mapas del mundo parecían completos, con cada continente claramente definido y etiquetado. Sin embargo, un hallazgo reciente ha desafiado ese pensamiento al revelar la cartografía de Zelandia, un continente sumergido que desapareció bajo el océano hace millones de años. Unos científicos han conseguido cartografiar los dos tercios septentrionales de Zelandia, logrando documentar un continente que tiene alrededor del 95% de su masa terrestre sumergida.
La investigación, publicada en Tectonics y elaborada por científicos de GNS Science de Nueva Zelanda, registran su labor de extracción de muestras de roca desde la dorsal Fairway hasta el mar del Coral. Este estudio tuvo el objetivo de analizar la geoquímica y comprender la composición submarina de Zelandia.
El Redescubrimiento de un gigante sumergido
Zelandia, conocida como Te Riu-a-Māui en el idioma maorí, abarca una asombrosa extensión de 4.9 millones de kilómetros cuadrados, que suponen aproximadamente dos tercios del tamaño de Australia o más o menos el de la Unión Europea. Aunque su existencia fue planteada por primera vez en 1642 por el explorador holandés Abel Tasman, permaneció como una hipótesis hasta que los avances en geología y tecnología en las últimas décadas permitieron confirmar su condición como continente.
Casi el 95% de Zelandia está sumergido bajo el océano Pacífico, oculto a una profundidad de alrededor de dos kilómetros. Estar sumergida bajo el agua explica por qué tardó tanto en ser reconocida oficialmente como continente. Las investigaciones clave comenzaron en 2017, cuando científicos del instituto GNS Science emplearon mapas de alta resolución y técnicas de perforación en el fondo marino para trazar los límites de este continente sumergido.
¿Por qué se hundió Zelandia?
La historia de Zelandia se remonta a hace aproximadamente 300 millones de años, cuando el supercontinente Pangea estaba formado por un trozo meridional, Gondwana, y uno septentrional, Laurasia. Hace 200 millones de años, cada uno de esos trozos empezó a alejarse del otro formando, con ello, nuevos límites de placas tectónicas.
Cien millones de años después, Zelandia comenzó a separarse de Gondwana. Sin embargo, a diferencia de otros continentes que permanecieron en su mayoría sobre el nivel del mar, Zelandia se hundió debido a una combinación de estiramiento tectónico y adelgazamiento de la corteza terrestre.
El resultado fue que gran parte de la masa terrestre quedó oculta bajo capas de sedimentos oceánicos, dejando únicamente las actuales islas de Nueva Zelanda y Nueva Caledonia como evidencia visible de su existencia. Este hundimiento único plantea preguntas sobre las fuerzas geológicas que moldearon Zelandia y los procesos que pueden haber afectado a otros continentes en la historia temprana de la Tierra.

¿Por qué es importante este descubrimiento?
El reconocimiento de Zelandia como continente tiene implicaciones profundas para la geología, la biología marina y la paleoclimatología. La estructura de su corteza continental, más gruesa que la del fondo oceánico circundante, es un laboratorio natural para estudiar cómo se forman y evolucionan los continentes. Su conexión con Gondwana proporciona pistas sobre el movimiento de las placas tectónicas y los cambios en los niveles del mar a lo largo de millones de años.
Además, Zelandia podría albergar ecosistemas únicos que evolucionaron en condiciones de aislamiento extremo. Los científicos creen que su exploración podría descubrir especies marinas desconocidas, así como ofrecer una visión sin precedentes de cómo la vida marina ha respondido a los cambios climáticos y geológicos en el pasado.
El descubrimiento de Zelandia también plantea la cuestión de qué otros secretos permanecen sin descubrir bajo los océanos de la Tierra, que cubren más del 70% de la superficie del planeta . A pesar de los avances tecnológicos, gran parte del fondo marino permanece inexplorado, lo que deja vastas áreas que podrían contener pistas sobre el pasado, el presente y el futuro de la Tierra.
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