
Neurociencia
Descubren que el cerebro pasa por cinco fases a medida que envejecemos y estas son las cuatro edades clave
Un nuevo estudio de Nature Communications ha identificado cuatro transiciones clave en la estructura y conectividad del cerebro humano

Las redes se nutren de listas cerradas y clasificaciones férreas. “Estos son los cinco…”, “Descubre las cuatro…” pero, por lo general, la ciencia no trabaja en esos términos. La naturaleza es difícil de cuantificar en toda su complejidad y cada cuerpo es un mundo. Sin embargo, científicos de la Universidad de Cambridge acaban de publicar una investigación que se lo pone fácil al clickbait. En ella, han concluido que el cerebro, a lo largo de la vida, pasa por cinco fases bien diferenciadas e, incluso, han dado cuatro edades orientativas en las que ocurren esos cambios entre las cinco fases. No hace falta que la prensa retuerza nada, porque las conclusiones de la investigación ya son, en sí mismas, una simplificación apta para titulares.
Y, por supuesto, esa “simplificación” hace que haya que coger las conclusiones con pinzas antes de empezar a clasificar cerebros ajenos solo por su edad. Sin embargo, eso no significa que sea un estudio poco riguroso. Para hacernos una idea de ante qué nos encontramos, podríamos comprar esta investigación con los primeros mapas del mundo. Hace falta tener un boceto con pocos detalles, que no se preocupe por cada saliente de la línea de costa, pero que trace un contorno aproximado de los continentes. Una vez lo tengamos, podremos empezar a explorar los detalles sin perdernos por el camino. Eso es, más o menos, lo que significan esas cuatro edades clave: no un neuro-horóscopo, sino una especie de boceto sobre el que trabajar.
Hasta los 9 años
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores analizaron 4216 imágenes del cerebro de 3802 personas con edades comprendidas entre 0 y 90 años. Concretamente, utilizaron escáneres de difusión por resonancia magnética, los cuales, permiten visualizar la dirección en la que se desplaza el agua entre las células que conforman el cerebro, a favor del “cableado”, podríamos decir, revelando así cómo se conectan entre sí las distintas estructuras cerebrales. Una vez obtenidos los datos, los clasificaron tomando 12 medidas típicas de la teoría de grafos, una rama de las matemáticas que estudia las conexiones entre elementos de una red. Así es como descubrieron que podían agrupar los cerebros en cinco épocas bien diferenciadas, cada una con características propias y, por lo tanto, acotada entre dos edades aproximadas.
Según esta investigación, podríamos decir que entre los 0 y los 9 años el cerebro vive su infancia. En ella crecen rápidamente tanto la materia gris (exterior y llena de conexiones entre neuronas) y la blanca (interior y compuesta por los largos axones que llevan información de un lado a otro del cerebro, como si fueran cables). La corteza cerebral alcanza su grosor máximo durante este periodo y se estabiliza la aparición de pliegues en la superficie cerebral, esas arrugas que conocemos como “giros” o “circunvoluciones”. Y, respecto a las muchísimas conexiones entre neuronas que se producen en los primeros años de la infancia, podríamos decir que, durante el resto del periodo, se recortan hasta dejar, solamente, las más útiles.
Hasta los 32 años
A partir de los 9 años y hasta los 32, las reglas cambian. El cerebro entra en su adolescencia y sí, si tienes 31 años podrías decir que, estrictamente, una parte de ti sigue siendo “adolescente”, aunque con unas cuantas comillas. En esta etapa, la materia blanca sigue creciendo y la organización de las conexiones se sigue refinando para volverse más eficiente. De hecho, los investigadores han señalado que esta es la única etapa en que la eficiencia de las conexiones neuronales está en un claro aumento. Aumenta la comunicación de cada región cerebral consigo misma y con el resto del cerebro y termina en los primeros años de la treintena con el punto de inflexión más “fuerte” de toda la vida. A partir de aquí podríamos decir que el cerebro “se estanca”.
Hasta los 66 años
Abandonamos la adolescencia para entrar en la adultez, que dura hasta los 66 años. Esta es la etapa más larga de esta clasificación y, también, la más estable. De hecho, según otros estudios, durante este periodo vivimos en una meseta de inteligencia y personalidad. Resultados que encajan con los pocos cambios neurológicos analizados por la Universidad de Cambridge. Esta época dura más de tres décadas durante las cuales, el principal cambio que experimenta el cerebro es el aumento de la compartimentación entre las diferentes regiones que lo componen.
Hasta los 83 años
Pasados los 66 y hasta los 83, el cerebro entra en fase de envejecimiento temprano. Un periodo durante el que no ocurren cambios abruptos, pero donde podemos ver un cambio gradual en la organización cerebral, cada vez con menos conexiones. A lo largo de los 17 años que dura esta etapa, aumenta notablemente el riesgo de desarrollar patologías relacionadas con el cerebro y, aunque los años de inflexión que marcan el envejecimiento dependerán mucho de nuestros hábitos de vida, parte del declive se debe a nuestra propia biología y, aunque podremos retrasarlo y atenuarlo, será inevitable.
A partir de los 83 años
Llegamos finalmente al envejecimiento tardío, que se extiende indefinidamente. Aquí predominan cambios bruscos en la conectividad, perdiendo comunicación a gran escala entre zonas diferentes del cerebro que será parcialmente suplida por cambios en la comunicación dentro de algunas regiones específicas de las cuales, por lo tanto, dependerá más la cognición. Esta es la etapa menos documentada por la poca cantidad de sujetos disponibles para el estudio y, aunque el tamaño de la muestra afecta a las conclusiones que podemos sacar, los cambios parecen tan marcados que no hay mucho lugar para la duda.
En definitiva, tenemos un primer mapa del cómo envejece el cerebro. Un boceto aproximado de los principales cambios que, si bien no es perfecto, nos permite echar un primer vistazo. Y, con suerte, pronto abandonaremos este tipo de estudios para desarrollar modelos mucho más pormenorizados de cómo va cambiando la naturaleza del cerebro.
QUE NO TE LA CUELEN:
- En realidad, las fronteras suelen suponer un problema en cualquier disciplina. ¿Qué diferencia una especie de una subespecie? ¿Qué es exactamente un continente? ¿En qué año termina exactamente el Imperio Romano? Tenemos respuestas bastante buenas, pero casi todas ellas aceptan cierto nivel de debate.
REFERENCIAS (MLA):
- Mousley, Alexa, et al. “Topological Turning Points across the Human Lifespan.” Nature Communications, 25 Nov. 2025, doi:10.1038/s41467-025-65974-8.
✕
Accede a tu cuenta para comentar


