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Incendio de Valencia: “Los materiales usados no solo son combustibles, también propagadores”, señala un experto

Hablamos con Iván Cabrera y Fausto, director de la Escuela Superior de Arquitectura de la Universitat Politécnica de Valencia.

Incendio
Fue una bomba de relojería señalan los expertos.Marco ChiesaMarco Chiesa

En arquitectura, los expertos tienen, entre otras cosas, que lograr un preciso equilibrio entre los materiales con capacidad de aislamiento térmico (aquellos que logran reducir la demanda energética de la construcción) y su seguridad. Muchos de los mejores materiales en términos energéticos son precisamente combustibles. Por ello, en general, se suelen aislar entre capas para impedir que el fuego llegue a ellos. ¿Qué ocurrió en el incendio de Valencia?

“Lo primero que hay que investigar es si los paneles están perfectamente envueltos por el aluminio y no hay manera de que el fuego pueda acceder a él – nos explica en conversación telefónica con Iván Cabrera y Fausto, director de la Escuela Superior de Arquitectura de la Universitat Politécnica de Valencia -. El problema es que si el edificio tiene un aislamiento en la parte exterior y las llamas pueden acceder a él por la cámara de aire. En esos casos hay que desmontar todo. La solución es colocar aislamiento térmico no combustible”.

El 14 de junio de 2017 se desató un incendio en Londres, más precisamente en la torre Grenfell, que cambió las normativas europeas en cuanto a uso de materiales combustibles en la construcción.

“El edificio de Valencia cumplía con la normativa en el momento que se construyó – afirma Cabrera y Fausto -. Tengamos en cuenta que actualmente el código que regula esto es el Código Técnico de la Edificación que es del 2006 y el edificio es del 2005, por lo tanto, no cumple con la actual porque ha sido modificada posteriormente. En cualquier caso, la normativa de protección contra incendios se actualiza en 2019 a raíz del incendio en la torre Grenfell y es un poco más restrictiva. Aun así, el uso de estos materiales no está prohibido, solo está restringido a edificios de menores dimensiones: no se pueden usar en edificios de más de 10 alturas. Uno de nueve plantas podría seguir utilizándolos sin problema”.

El edificio de Valencia, por lo tanto, cumple con las normativas de incendio más recientes y con las que eran válidas en el momento de su construcción. Pero, ¿qué cambiará a partir de ahora? ¿Cómo se pueden adaptar los edificios con fachadas similares para evitar un incendio? “Si no queremos tener ningún problema de fuego – añade Cabrera y Fausto -, la opción óptima es lana de roca o lana mineral, fibra de vidrio. Esos materiales no tienen problema con el fuego, aunque su comportamiento térmico no es tan bueno. Hay que distinguir claramente entre combustible y propagador de llamas. Combustible es que le acercas una cerilla y arde, quitas la cerilla y se apaga: queda un agujero y ya está. Propagador, en cambio, es que le acercas la cerilla y aquello arde por completo. El poliuretano es propagador”.

Obviamente, cambiar toda la fachada o quitar el material combustible y recubrirlo con materiales que garanticen su aislamiento, es algo muy complejo y caro.

“La solución son tratamientos para retardar el efecto, pero con la voracidad del incendio de ayer no creo que hubieran tenido efecto – concluye Cabrera y Fausto -. Este no fue un incendio normal, los materiales utilizados en la fachada propiciaron la rápida extensión del incendio porque no había ninguna interrupción por plantas y las llamas pudieron acceder fácilmente. A eso hay que sumarle las condiciones climatológicas que tuvimos ayer en Valencia: eran una bomba de relojería”.