Actualidad

La NASA le planta cara a Trump con una dimisión, 300 firmas y 20 premios Nobel

Cientos de científicos se plantan frente a la administración Trump con una carta abierta

Donald Trump presiona a Apple para que los iPhone se fabriquen en Estados Unidos
Donald Trump Evan VucciAgencia AP

Llevamos meses viviendo un descalabro inaudito de la ciencia estadounidense. El país que reclutó a las más grandes mentes del mundo tras la infausta segunda guerra mundial ahora está al otro lado de una nueva operación Paperclip. Son los científicos americanos los que emigran a otros países científicamente más prósperos. Un éxodo que empezó con la elección de Donald Trump y que se ha ido recrudeciendo a medida que el mandatario ha ido actuando sobre las universidades y otras instituciones relacionadas con la investigación. La situación es tan insostenible que la propia NASA ha decidido alzar la voz y hacer historia con una carta abierta de casi 300 firmas de trabajadores y extrabajadores, a los cuales se han adherido unos 20 premios Nobel.

“A la luz de tu reciente nombramiento […]”, dice la carta “[…] queremos informarle acerca de algunas políticas que han malgastado o amenazan con malgastar recursos públicos, comprometer la seguridad humana, debilitar la seguridad nacional y socavar la misión esencial de la NASA.” Así empieza la declaración bautizada que han dedicado al Administrador Interino de la NASA, Sean Duffy (también secretario de Transportes de EE.UU.). Y, por si fuera poco, a esta revuelta epistolar se suma la dimisión de Makenzie Lystrup, la directora del Centro Goddard de Vuelo espacial, el centro de investigación científica más importante de la NASA. Una dimisión que, en principio, no está oficialmente relacionada con la carta abierta, pero que ha sucedido poco antes de que Lystrup tuviera que ejecutar una gran lista de despidos.

Una agencia en el cadalso

Pero pongámoslo en cifras. Trump pretende cancelar 41 misiones y amenaza con despedir a un tercio de los funcionarios con financiación directa: entre ellas, las exploratorias NewHorizons (más allá de Plutón), Juno (Júpiter), las venusianas DAVINCI y VERITAS, y la colaboración en EnVision; la continuación de OSIRISREx hacia el asteroide Apofis; infraestructuras clave como SLS, la cápsula Orión y la estación Gateway en la Luna; y misiones marcianas críticas como Mars Sample Return, MAVEN y Mars Odyssey. Estas cancelaciones se dan en un marco de recortes del 25% al presupuesto global de la NASA y casi del 50% en ciencia respecto al presente año, lo que pone en riesgo no solo el presente, sino el futuro estratégico de Estados Unidos en la exploración espacial.

¿Por qué estos recortes y no otros? ¿Por qué ahora todos de golpe? ¿Por qué en algunas misiones tan avanzadas que ya apenas requieren financiación antes de empezar a dar rendimiento? Podemos confiar en el criterio de los dirigentes, pero la carta abierta lo deja claro: “Estos recortes son arbitrarios y se han llevado a cabo en desafío a la ley de asignaciones del Congreso. Las consecuencias … son catastróficas.” Tan catastróficas que, según han redactado este grupo de expertos de la agencia espacial de los Estados Unidos “Nos oponemos a la eliminación de programas destinados a desarrollar y respaldar al personal de la NASA […] Los recortes a los programas de diversidad, equidad, inclusión y accesibilidad […] entran en conflicto con el valor central de inclusión de la agencia.”

Un símbolo de tiempos mejores

El comunicado en cuestión ha sido bautizado como “Declaración Voyager”, en honor a las dos sondas Voyager que abandonaron la tierra en 1977 y que, tras casi medio siglo cruzado el cosmos, se han convertido en los objetos humanos más alejados de la Tierra. Un símbolo de la exploración espacial y de lo que podemos lograr cuando unimos fuerzas que, ahora, bajo los criterios que parece querer imponer la administración Trump, serían imposibles de justificar. Las Voyager han sido nuestros corresponsales espaciales, fotoperiodistas del universo que han tomado las más sobrecogedoras instantáneas de los gigantes gaseosos, son sus tormentas y sus volutas de planetario “café con leche” pero, sobre todo, fueron los paparazzi que tomaron el selfie más icónico de la Tierra.

En 1990, cuando la Voyager 1 ya se había alejado 6.000 millones de kilómetros de nosotros, giró 180 grados para tomarnos una foto que ya es leyenda. “Un pequeño punto azul pálido” en medio de la inmensa negrura del cosmos, una mota cósmicamente irrelevante que ha condensado todas nuestras guerras y desavenencias antes incluso de que tuviéramos memoria. Un ejemplo de esas misiones que nos unen y difuminan fronteras, de esas que solo la financiación pública puede garantizar y que, ahora, Estados Unidos corre el riesgo de perder. Y es que, como dicen en la carta abierta, los “civiles” también “nos vemos obligados a alzar la voz cuando nuestros líderes priorizan el impulso político por encima de la seguridad humana, el avance científico y el uso eficiente de los recursos públicos.”

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Es imposible saber cómo terminará este pulso del gobierno estadounidense con la NASA, pero el recorte en las iniciativas públicas de Estados Unidos y los inexorables éxitos de China definen un terreno de juego bastante claro donde la resolución de estas pugnas puede condicionar la hegemonía espacial del país norteamericano.

REFERENCIAS (MLA):

  • NASA. FY 2026 Budget Request. NASA, 30 May 2025, https://www.nasa.gov/fy-2026-budget-request/.
  • Cowing, Keith. “The NASA Voyager Declaration.” NASA Watch, 21 July 2025, based on original publication on Stand Up For Science, Stand Up For Science, 21 July 2025, standupforscience.net/nasa-voyager-declaration.