Espacio

Trump se erige como mesías cósmico: así serán los próximos cuatro años de exploración espacial

Tras hacer alusión al Destino Manifiesto, Trump plantea expandir las fronteras de EE.UU. al espacio

Donald Trump durante un acto de campaña
Donald Trump durante un acto de campañaAgencia EFE

El espacio ya no es el lugar puro y neutral que una vez fue. Durante la mayor parte de nuestra historia los planetas han sido inalcanzables, parte de un mundo supralunar que estaba más allá de nuestras disputas políticas e ideológicas. Sin embargo, la tecnología ha llegado y, lo que antes era rematadamente imposible pronto dejará de ser remotamente improbable. Trump ya ha prometido poner humanos otros planetas o, al menos, en uno. Y, aunque la colonización espacial no es una cuestión nueva, hay algo distinto en las palabras del nuevo presidente de los Estados Unidos de América: una referencia casi mesiánica.

Donald Trump ha hecho referencia al Destino Manifiesto, una doctrina del siglo XIX según la cual, Estados Unidos estaba destinado a expandirse desde una costa de Norteamérica a la otra. Quienes la defendían consideraban a Estados Unidos como una nación elegida por autoridad divina y que, por lo tanto, debía extender sus valores colonizando otros territorios. En palabras de Trump: "Estados Unidos volverá a considerarse una nación en crecimiento, que aumenta nuestra riqueza, expande nuestro territorio, construye nuestras ciudades, eleva nuestras expectativas y lleva nuestra bandera hacia nuevos y hermosos horizontes. Perseguiremos nuestro destino manifiesto hacia las estrellas, lanzando astronautas estadounidenses para plantar la bandera de las barras y las estrellas en el planeta Marte"

¿Por qué tanto interés?

En un intento de aunar a toda la población bajo un mismo sueño, Trump ha decidido encarnar a un Kennedy moderno que, en lugar de prometer la Luna, promete Marte. John F. Kennedy pronunció en 1962 un discurso que pasaría a la historia con frases como “Elegimos ir a la Luna, no porque sea fácil, sino porque es difícil". Faltaban siete años para que Armstrong pisara nuestro satélite, pero el presidente tenía claro que, llevara lo que llevara, el alarde tecnológico de poner a un humano en la Luna tendría un poderoso efecto disuasorio en los Soviéticos. Y, aunque la Guerra Fría ya ha quedado atrás, la épica del discurso de Trump también responde a intereses políticos, porque vistamos la aventura marciana como la vistamos, lo que aquí se disputa no es el hito, sino el dominio.

El espacio está lleno de recursos interesantes. Sustancias que aquí escasean y que pueden ser cruciales para continuar con nuestro progreso tecnológico. Quien domine estas materias tendrá el control de la industria y, aunque según el derecho espacial ninguna empresa o gobierno pueden poseer un objeto astronómico (o parte de él), la “ley” tiene su particular trampa. Quien empiece a explotar un recurso en el espacio tendrá derecho a seguirlo explotando sin interferencias. Evidentemente, la situación es algo más complicada, pero podemos resumirla como que: quien primero llegue, se lo queda. Por eso, cada año de adelanto que EE.UU. consiga en esta nueva carrera espacial tendrá un valor incalculable en esta estrategia de explotación de los recursos espaciales.

Todo en el asador

Si recurrimos a la hemeroteca veremos que Trump ya prometió llevar a sus votantes a Marte en 2017, en su primera legislatura, pero esta vez estamos ante algo más que palabras vanas. Sin ir más lejos, Elon Musk, CEO de la empresa de cohetes Space X y el principal defensor de la colonización marciana, ha sido elegido por Trump como director del Departamento de Eficiencia del Gobierno. La empresa de Elon Musk ha desarrollado durante estos años el cohete más grande de la historia, un artefacto de más de 120 metros de altura, reutilizable y destinado precisamente a llevar humanos a Marte. Su nombre es el Starship y hace años que la NASA invierte dinero en Space X y en el Starship para subcontratar sus lanzamientos.

Este alineamiento entre la agencia espacial estadounidense y la principal empresa privada de exploración espacial ha sido clave para el desarrollo de ambas, pero podría volverse incluso más estrecha ahora que Musk tiene un cargo directo en el gobierno. De hecho, hasta ahora la NASA ha diversificado sus subcontratas para evitar un monopolio de la industria aeroespacial por parte de Space X, repartiendo sus suculentos contratos con otras empresas de la competencia, como Blue Origin (de Jeff Bezos). Sin embargo, Trump ha tomado otra decisión que podría poner fin a estas medidas antimonopolios. El 4 de diciembre de 2024 declaró que elegiría a Jared Isaacman como director de la NASA, una de las manos derechas de Elon Musk en varias misiones de Space X y abiertamente crítico con que la NASA contrate a dos empresas privadas para propósitos similares.

¿Marte en cuatro años?

Poner humanos en Marte no es ninguna locura, pero el problema aparece cuando queremos establecer fechas. La NASA pronostica que pondremos a los primeros astronautas en Marte para 2040 e incluso eso parece bastante optimista. Trump, por la contra, ha sugerido que logrará poner humanos en el planeta rojo con su legislatura, esto es: tres años y medio hasta el despegue (como mucho). Para que esto suceda y, según ha revelado el propio Elon Musk, antes planea enviar cinco misiones no tripuladas al planeta rojo que despegarán durante la próxima ventana de oportunidad, en la que Marte está especialmente cerca.

Estas ventanas suceden cada 26 meses, así que cualquier pequeño retraso puede suponer más de dos años de demora (media legislatura). Según Musk, si las misiones no tripuladas son un éxito, la primera tripulada podría despegar en cuatro años. Podríamos pensar, entonces, que cuatro años son un escenario optimista, pero plausible, sin embargo… hay un detalle más que debemos tener en cuenta. Elon Musk es conocido por muchas cosas y, entre ellas, está la más absoluta impuntualidad en sus predicciones. Sea por un optimismo irracional o como una estrategia de mercadotecnia, sus estimaciones se han quedado muy cortas sistemáticamente. Cuatro años es, por lo tanto, el escenario más optimista para una mente ya de por sí incorregiblemente optimista.

Y además, es imposible

Dicen que lo que no puede ser no puede ser y que, además, es imposible. Una tautología que nos recuerda los límites del dinero. Y es que, cuando pretendemos conquistar el cosmos tenemos que someternos a sus tiempos, y podemos asegurar todo el dinero del mundo, que la espera entre ventanas de oportunidad seguirá ahí, condicionando nuestros tiempos.

Así que, si bien es posible que lleguemos algún día a Marte, hacerlo en cuatro años es prácticamente imposible. Incluso podríamos prescindir de ese “prácticamente” si queremos imaginar pequeñas colonias humanas. Porque, a las promesas del magnate podemos sumar la de una ciudad marciana de más de 1 millón de personas para antes de 2055.

Los límites del cuerpo humano

El problema en este caso no es tecnológico. Es probable que, si no es dentro de dos ventanas de oportunidad, dentro de cuatro sí seamos capaces de enviar astronautas a Marte (unos 8 años), pero mantenerlos vivos es otra historia. Un viaje a Marte significa, al menos, 12 meses de viaje entre la ida y la vuelta más el tiempo que debamos estar allí. Según un estudio reciente en Nature Communications, la radiación provocaría daños irreversibles en los riñones apareciendo en menos de un mes de viaje y, en seis meses, podría ser necesaria la diálisis.

A esto se suma que no sabemos nada sobre la gestación en el espacio, ni siquiera conocemos los pormenores de la menstruación en condiciones de microgravedad. Las extrañas cefaleas espaciales, por no hablar de los efectos que tiene esta radiación en las funciones cognitivas más básicas, son problemas abiertos que arriesgan la supervivencia de tripulantes de misiones largas. Y, si queremos resolver todos estos problemas, cuatro años parecen poco… incluso con todo el dinero del mundo.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • A raíz del ascenso de Trump al poder los aficionados han puesto en entredicho el futuro de las misiones Artemis para volver a poner humanos en la Luna. Sin embargo, tras las declaraciones en las que Trump señalaba a Jared Isaacman como próximo director de la NASA, Bill Nelson (el actual), tuvo una conversación con Isaacman y, a pesar de que no se ha filtrado el contenido de la conversación, Nelson no parece especialmente preocupado por la continuidad de las misiones Artemis.

REFERENCIAS (MLA):

  • Further and Faster: Why Trump’s NASA Pick Is Sending Shock Waves through the Space Community.” CNN, 6 Dec. 2024, edition.cnn.com/2024/12/06/science/nasa-chief-trump-pick-jared-isaacman/index.html. Accessed 23 Dec. 2024
  • Mann, Adam. "SpaceX Now Dominates Rocket Flight, Bringing Big Benefits—and Risks—to NASA." Science, 17 Feb. 2023, www.science.org/content/article/spacex-now-dominates-rocket-flight-bringing-big-benefits-and-risks-nasa.
  • Chang, Kenneth. "NASA Picks Elon Musk’s SpaceX to Land Astronauts on the Moon." The New York Times, 16 Apr. 2021, www.nytimes.com/2021/04/16/science/spacex-moon-nasa.html.
  • Bergin, Chris. "SpaceX and Orbital Win Huge CRS Contract from NASA." NASASpaceFlight.com, 23 Dec. 2008, www.nasaspaceflight.com/2008/12/spacex-and-orbital-win-huge-crs-contract-from-nasa/.
  • "The Longitudinal Behavioral Effects of Acute Exposure to Galactic Cosmic Radiation in Female C57BL/6J Mice: Implications for Deep Space Missions, Female Crews, and Potential Antioxidant Countermeasures." Journal of Neurochemistry, 25 Sept. 2024, doi:10.1111/jnc.16225.
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  • “Elon Musk Says First Mars Inhabitants Will Live In ‘Glass Domes’ Before Terraforming”. The Independent, 2021, https://www.independent.co.uk/life-style/gadgets-and-tech/elon-musk-mars-colony-spacex-starship-b1759074.html.
  • “Elon Musk: A Million Humans Could Live On Mars By The 2060S”. National Geographic News, 2021, https://www.nationalgeographic.com/news/2016/09/elon-musk-spacex-exploring-mars-planets-space-science/.
  • DeHart, Roy L, and Jeffrey R Davis. Fundamentals Of Aerospace Medicine. Lippincott Williams & Wilkins, 2002.
  • STRUGHOLD, HUBERTUS. “The Green And Red Planet”. The American Journal Of The Medical Sciences, vol 227, no. 2, 1954, p. 240. Elsevier BV, doi:10.1097/00000441-195402000-00055.