Espacio

El nuevo plan de la NASA: burbujas de cristal autorreparables para que vivan los astronautas

La agencia espacial estadounidense apuesta por construir viviendas de vidrio creadas con polvo lunar, capaces de repararse solas y generar su propio oxígeno

El nuevo plan de la NASA: burbujas de cristal autorreparables para que vivan los astronautas
El nuevo plan de la NASA: burbujas de cristal autorreparables para que vivan los astronautasMontaje propio | Freepik, Skyeports

En la carrera por volver a la Luna, la NASA ya no solo piensa en cohetes o trajes espaciales. También se pregunta cómo convertir un terreno desértico, sin aire y azotado por micrometeoritos, en un lugar habitable. Su última propuesta parece salida de la ciencia ficción: burbujas gigantes de cristal autorreparable construidas directamente sobre la superficie lunar.

Unas viviendas creadas con polvo lunar para astronautas

El proyecto forma parte del programa NASA Innovative Advanced Concepts (NIAC), dedicado a financiar ideas experimentales que podrían revolucionar la exploración espacial. Entre los seleccionados destaca Skyeports, una empresa californiana que investiga la posibilidad de fundir el polvo lunar, el regolito, para crear enormes cúpulas de vidrio transparente.

El método consistiría en calentar el regolito con hornos de microondas inteligentes hasta su fusión, para después moldearlo en forma de esfera mediante tuberías que “inflan” el material fundido, como si se tratara de soplar vidrio. Una vez solidificado, el resultado sería una estructura resistente, transparente y completamente fabricada con recursos locales.

“No se puede replicar la Tierra por completo, pero esto se le acerca bastante”, asegura el Dr. Martin Bermúdez, director de Skyeports. Su visión incluye ciudades lunares interconectadas por túneles y puentes de vidrio, e incluso versiones en órbita terrestre en el futuro.

Las primeras pruebas de laboratorio han producido esferas de unos pocos centímetros, pero el objetivo es escalar la tecnología hasta construir cúpulas de entre 300 y 500 metros de diámetro, lo suficientemente amplias como para alojar módulos habitacionales, laboratorios y zonas de cultivo.

El vidrio que se utilizará será polimérico y autorreparable, diseñado para sellar microfracturas de forma automática ante impactos de micrometeoritos o los llamados “terremotos lunares”. Este material, además de su capacidad de regeneración, es un excelente aislante frente a la radiación y las temperaturas extremas.

Cada burbuja integrará paneles solares en su superficie para producir energía limpia. En el interior, se planea un ecosistema cerrado con plantas y sistemas de reciclaje, capaz de generar oxígeno y agua. Según Skyeports, el conjunto permitiría a los astronautas vivir de forma sostenible durante largas misiones sin depender tanto de suministros desde la Tierra.

La forma esférica no es solo una cuestión estética. Ofrece máxima resistencia estructural frente a la presión interna y externa, un elemento clave en entornos sin atmósfera. Pero además, los ingenieros y psicólogos de la NASA han destacado otro beneficio inesperado: la transparencia del vidrio podría mejorar el bienestar psicológico de los astronautas, al permitirles contemplar el cielo lunar, la Tierra en el horizonte o el paso de las estrellas.

Estudios previos del Langley Research Center apuntan a que los hábitats cerrados y opacos, como los módulos metálicos tradicionales, pueden generar desorientación o claustrofobia en misiones prolongadas. Las “burbujas de cristal” serían, en este sentido, un intento de hacer del espacio un lugar un poco más humano.

Uno de los grandes atractivos del proyecto es que reduce drásticamente el coste logístico de la exploración lunar. Transportar materiales desde la Tierra cuesta más de un millón de dólares por kilo. En cambio, fabricar los hábitats directamente con regolito lunar permitiría aprovechar los recursos locales y evitar ese gasto astronómico.

Las primeras pruebas de este sistema están previstas para enero de 2026, inicialmente en cámaras de vacío térmico en la Tierra. Si los resultados son positivos, se trasladarán a la Estación Espacial Internacional y, posteriormente, a la superficie lunar en una misión de demostración dentro del marco de Artemis IV.

“Las ideas que surgen del NIAC pueden cambiar radicalmente la forma en que exploramos el espacio y protegemos nuestro planeta”, explicó Clayton Turner, director asociado de la NASA para tecnología espacial.

Aunque las “ciudades de cristal” todavía son un sueño, cada avance acerca un poco más a la posibilidad de vivir de forma permanente fuera de la Tierra. La Luna, antaño símbolo de distancia y misterio, podría convertirse en el primer vecindario transparente del ser humano.