
Espacio
La química necesaria para la vida podría haber surgido en medio del espacio según este estudio
Científicos de la Université Côte d’Azur han obtenido todos los intermediarios del ciclo de Krebs simulando las condiciones del hielo interestelar
- El telescopio James Webb detecta posibles huellas químicas de vida en el exoplaneta K2-18 b
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¿Y si la vida fuera anterior a los mismísimos planetas? Probablemente no sea así, pero un nuevo estudio sugiere que la química que hace posible la vida sí podría ser anterior. Hablamos de sustancias que se estudian en bioquímica, que producen nuestras células para obtener energía y que cumplen funciones vitales para la supervivencia de los seres vivos. Es fácil presuponer que unas reacciones químicas tan fuertemente vinculadas con la vida necesitan… bueno, vida o al menos condiciones propicias para ella. Y, sin embargo, el artículo que acaba de publicar el Instituto de Química de Niza, de la Université Côte d’Azur, parece haber recreado la formación de estas sustancias en condiciones realmente hostiles.
Según relatan en el artículo científico que acaban de publicar en la prestigiosa revista Proceedings of the National Academy of Sciences, estas sustancias podrían haberse formado en pleno espacio sobre fragmentos de hielo interestelar, lejos de planetas, estrellas o cualquier objeto astronómico sobre el que podamos imaginar a la vida. Allí, exiliados de todo, el bombardeo de radiación ultravioleta sobre esos diminutos cristales podría haber producido sustancias clave para la vida antes incluso de que nuestro planeta terminara de formarse. Y, aunque ya existían estudios apuntando a la formación de algunas sustancias claves para la bioquímica en medio del inhóspito cosmos, este estudio ha logrado obtener todas las moléculas intermedias de una de las reacciones más fundamentales, icónicas y temidas por los estudiantes de bioquímica: el ciclo de Krebs.
Un ciclo con carisma
Cuando decimos “temidas” nos referimos a un miedo similar al que podríamos tener a memorizar la lista de reyes godos. Los pasos de la reacción son muchos y para un estudiante resulta tan desafiante recordarlos que se han popularizado canciones mnemotécnicas como el ya famoso rap del ciclo de Krebs. Estas reacciones no son una página más de los libros de texto, se han convertido en un icono de la bioquímica y, por lo tanto, encontrar sus productos en el errante hielo interestelar tiene cierta carga emocional difícil de transmitir.
Moléculas como el ácido cítrico, el cis-aconitato, el isocitrato, el α-cetoglutarato, el succinato, el fumarato, el malato o el oxalacetato cumplen funciones clave, como cumplen funciones clave, como encadenar reacciones que permiten extraer energía de lo que comemos y alimentar a la célula con lo que necesita para seguir funcionando. Pero no solo se limitan a la energía: algunas de estas sustancias participan en la fabricación de aminoácidos, otras ayudan a regular si una célula quema grasa o guarda reservas, y otras incluso sirven como señales químicas que le dicen al resto del cuerpo si todo va bien. Así que no son meros pasos en una ruta bioquímica: son piezas de un engranaje vital.
Una simulación extrema
El estudio, en concreto, consistió en recrear (en la medida de lo posible) las condiciones de ese hielo interestelar. Para empezar, el equipo creó finas capas de hielo a partir de granos de “polvo”, de forma similar a como ocurre en el espacio. En condiciones naturales, estos cristales son bañados por la energética luz de las estrellas y, entre su radiación ultravioleta y los rayos cósmicos, empiezan a ocurrir reacciones interesantes sobre el hielo. En el laboratorio, los investigadores bombardearon la muestra con partículas a grandes velocidades, simulando los rayos cósmicos. Asimismo, prepararon las condiciones para que simulara el vacío y la frialdad del espacio, alcanzando los 263ºC, tan solo 10 grados por encima del cero absoluto.
Para sorpresa de los investigadores, esta simulación no solo logró que se formaran sustancias bioquímicas complejas, sino que, como decíamos, produjo la totalidad de intermediarios del ciclo de Krebs. Su presencia espontánea en un entorno tan extremo y lejano como el hielo interestelar hace que nos preguntemos si, quizás, los ladrillos químicos de la vida no necesitan un planeta para empezar a ensamblarse. Solo energía, carbono, un poco de agua tiempo. Y aunque esto no signifique que la vida pueda aparecer flotando en medio de una nebulosa, sí insinúa que lo que hoy entendemos como "bioquímico" podría tener raíces mucho más profundas, frías y antiguas de lo que jamás imaginamos.
QUE NO TE LA CUELEN:
- Un detalle importante a tener en cuenta es que, aunque se hayan producido todos los intermediarios del ciclo de Krebs, eso no significa que haya tenido lugar el propio ciclo y, por lo tanto.
REFERENCIAS (MLA):
- "Abiotic Origin of the Citric Acid Cycle Intermediates." Proceedings of the National Academy of Sciences, 21 Apr. 2025.
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