Lactancia
¿Cuándo tengo que iniciar la alimentación complementaria?
Consulta Lactancia Materna Cintia Borja /Enfermera, consultora lactancia materna certificada IBCLC
Mi bebé cumple hoy seis meses, ¿inicio la alimentación complementaria?
La edad ideal de inicio de la alimentación complementaria sigue siendo un tema controvertido. La Organización Mundial de la Salud recomienda lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses de edad.
No obstante, la Academia Americana de Pediatría (AAP), y el Comité de la Nutrición de la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica, (ESPGHAN), así como la Asociación Española de Pediatría, (AEP) consideran que la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida es un objetivo deseable, apuntando que la alimentación complementaria no se debería iniciar antes del cuarto mes ni retrasarse más allá de los seis meses.
Sin embargo, la evidencia actual respalda que el introducir otros alimentos distintos a la leche antes de los seis meses de edad no supone ninguna ventaja nutricional. El inicio de la alimentación complementaria está influenciado por muchos factores. A nivel nutricional, la razón fundamental para iniciar la alimentación a la edad de seis meses viene determinada por que la leche no cubre el total de los requerimientos principalmente en cuanto a energía, hierro y zinc.
Igualmente, a nivel funcional, a partir de los cuatro meses de edad, el sistema digestivo y renal del lactante empieza a ser lo suficientemente maduro para digerir los almidones, las grasas y las proteínas de la dieta no láctea. En cuanto al desarrollo psicomotor no será hasta los seis meses de edad cuando el lactante adquiera una serie de habilidades que le permitirán poder comer sentado. El inicio de la alimentación complementaria no tiene una fecha establecida en el calendario, de manera que, no es condición «sine qua non» iniciar la alimentación complementaria el día del sexto cumple-mes del bebé.
Por tanto, hoy me gustaría hablar de circunstancias que yo llamaría «especiales» y que en ocasiones nos obligan a apartarnos de la «norma» o del «ideal». Me refiero a considerar otros factores no menos importantes como es la incorporación de la madre al mundo laboral, que en ocasiones hace complicado cumplir con una lactancia materna exclusiva de seis meses. Se frustra así el deseo de la madre de lograr seis meses de lactancia materna exclusiva, sobre todo si no se tiene buen «feeling» con el extractor de leche.
¿Qué puede hacer una madre que desea continuar con la lactancia materna y se incorpora al mundo laboral con un lactante de cuatro o cinco meses de edad? Mi recomendación es que si la madre no puede ofrecer leche materna extraída y el bebé es menor de cuatro meses, no tiene más remedio que utilizar leche de fórmula en su ausencia.
Para los que son mayores de cuatro meses, el introducir otros alimentos diferentes a la leche, depende en gran parte de la madurez neurológica del bebé. Principalmente, hay que considerar que los lactantes pequeños no tienen la capacidad de deglutir alimentos de consistencia sólida. Cuando un alimento no líquido penetra en su boca, lo empujan con la lengua fuera de ella. Por lo tanto, habrá que ofrecerles en principio purés de consistencia más líquida.
Otra precaución, es ir introduciendo los alimentos de forma gradual, es decir incluir un alimento nuevo cada vez, dejando un intervalo de 2-3 días de un alimento nuevo a otro. Con respecto a qué alimentos utilizar y con qué secuencia, decir que, introducir un alimento antes que otro es algo cultural y que ha ido cambiando a través de los años.
Lo que sí se debe de evitar son los azúcares, edulcorantes y la sal. No obstante, la evidencia científica actual recomienda ofrecer de manera prioritaria alimentos ricos en hierro y zinc (carne y pescado) que se pueden ofrecer mezclados con verduras o cereales en forma de purés. Esta recomendación es importante a partir de los seis meses de edad, que es cuando el lactante necesita un mayor aporte de estos minerales. En los menores de seis meses la leche materna cubre las necesidades de hierro y zinc.
Por consiguiente, lo importante es que el bebé continúe lactando con tomas frecuentes y sin restricciones al regresar su madre del trabajo. La leche de fórmula está exenta de compuestos bioactivos (enzimas, hormonas, factores de crecimiento, proteínas específicas, oligosacáridos, nucleótidos, etcétera) nutrientes que son esenciales para el desarrollo y crecimiento del lactante. A la vez, la alimentación con leche de fórmula tiene el inconveniente de que siempre sabe igual, su sabor no cambia, y por lo tanto, los lactantes alimentados con fórmula tienen mayor riesgo de rechazar ciertos alimentos. No han experimentado otros sabores como los lactantes amamantados, ya que leche materna cambia de sabor según la dieta de la madre.
El principal motivo por el cual muchos bebés alimentados con leche materna exclusiva rechazan las papillas de cereales industriales es que su sabor a vainilla les es desconocido. Este edulcorante no está presente en la dieta materna, en cambio, la industria fideliza a sus clientes y la leche de fórmula lo incluye. De igual modo, el sabor dulce de los cereales condicionará sus preferencias gastronómicas posteriores, haciendo que rechace otros alimentos más saludables.
Por lo tanto, es recomendable que la alimentación complementaria empiece bien desde el primer día, y que la madre que se incorpora al mundo laboral, con un bebé menor de 6 meses, pueda ofrecerle en su ausencia otros alimentos si este muestra interés por comerlos. Cuando la madre regrese del trabajo la lactancia puede continuar. Lo más importante es introducir la alimentación complementaria de forma gradual respetando las preferencias del lactante en cuanto a la textura de los alimentos.
No tiene sentido ofrecer al bebé diferente a la que toma el resto de la familia. Mi sugerencia es que los padres aprendan a comer y adapten su dieta al bebé, de este modo, si «todos» aprenden a comer, el lactante continuará comiendo siempre de forma saludable.
✕
Accede a tu cuenta para comentar