Sanidad
Barrendero: “Hay menos basura pero más guantes tirados junto a supermercados”
A Carlos, que limpia las calles de Benicàssim, le da más miedo ir a hacer la compra que a trabajar
La poca circulación de personas por las calles debido al confinamiento ha permitido que el trabajo de barrenderos como Carlos sea más llevadero durante estos días, pero con un repunte de guantes de plástico tirados en el suelo de las puertas del supermercado.Carlos trabaja desde hace más de cinco años en el ámbito de la limpieza de calles en Benicàssim (Castellón), y recuerda a EFE que, en una situación normal, ahora habría “mucho más trabajo y basura que recoger por las aceras”, debido a la celebración de la Pascua y de festivales de música.Benicàssim es un pueblo con costa en el que, a partir de Semana Santa y hasta el final del verano, el número de habitantes crece mucho y, por tanto, la circulación de personas por las calles también.
La zona en la que trabaja Carlos está cerca de la costa, donde en invierno tiene menos habitantes, ya que es una zona de veraneo, con apartamentos en primera línea de playa y villas, y en la que ahora mismo “no hay tanto trabajo”."Si fuera una época normal, estaríamos recogiendo tanta basura como en verano. Cuando vienen los festivales, las fiestas y los días de playa, el pueblo se llena de basura, porque la gente no es consciente de tirar, por ejemplo, los plásticos de los caramelos en una papelera y es más trabajo", señala.
Lo que más se recoge durante estos días por esas zonas son los restos de poda: “La gente ahora tiene más tiempo de arreglar sus casas y deja los restos de los jardines en la calle. Nosotros la recogemos, ahora aprovechamos para hacer otras cosas”.
Cuando empezó la crisis sanitaria por la pandemia, la empresa de residuos de la localidad benicense implicó una serie de normas de contención, como poner a disposición de sus empleados mascarillas y guantes, así como una nueva orden para entrar a trabajar: “Cada 15 minutos vamos entrando por grupos para no juntarnos mucha gente”, comenta Carlos.
“Ahora ya no almorzamos juntos, sino que comemos en grupos de tres personas, respetando las medidas de seguridad”, confiesa. Ellos también se encargan de la desinfección de las calles con mangueras y máquinas, así como de las farmacias, paradas de autobús, papeleras y aquellas tiendas esenciales que continúan abiertas.
¿Y sobre el coronavirus? Intentan mantener la normalidad, aunque Carlos explica que le da más miedo ir al supermercado que a trabajar, porque cuando va a hacer la compra se junta con más gente, y en cambio, cuando trabaja suele estar solo."Aunque yo creo que las personas que son poco consideradas lo son incluso en estos momentos, porque cuando vas al supermercado todo son guantes por el suelo, y piensas: Si son guantes que pueden estar infectados, la gente al pisarlos se llevan el virus a casa", lamenta.
El trabajo de barrendero es continuo. Carlos trabaja seis días a la semana y descansa dos, pero son rotativos, de manera que los siete días están ocupados, sobre todo por las mañanas, excepto en verano que el turno llega hasta por la tarde, aunque con menos cantidad de personas.
A pesar de que muchas empresas se han acogido a ERTE, este sector continúa trabajando con el mismo número de empleados ya que el trabajo, aunque sea menos costoso, continúa y tienen que dejar las calles limpias para la vuelta del verano."Yo tengo dos compañeros que son mayores de 60 años y a esos sí que les han dado vacaciones para evitar el riesgo de contagio", explica.Carlos tiene claro que, tras estas semanas de tranquilidad en cuanto a la recogida de basura se refiera, cuando venga el verano y el confinamiento se termine el trabajo se multiplicará, debido a la cantidad de gente que habrá por las calles.
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