Sucesos
Cuatro toneladas de cocaína llegan a Valencia ocultas en folios, azúcar y pulpa de piña
Los investigadores señalan el puerto de la ciudad como "uno de los más sensibles al tráfico de drogas en nuestro país"
Agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil, han culminado la operación Crankbrook Marchica con la intervención de 3.800 kilogramos de cocaína procedentes de Sudamérica, así como con la desarticulación de una organización criminal transnacional dedicada a la extracción de grandes cantidades de estupefacientes del puerto de Valencia.
La operación se ha saldado con la detención de once personas, todas ellas de nacionalidad española, excepto dos holandeses y un súbdito de Costa de Marfil, así como con la intervención de cinco vehículos, un camión remolque, varios relojes de alta gama y diverso material electrónico como inhibidores de frecuencia o terminales de telefonía encriptados.
Las primeras investigaciones se iniciaron durante el pasado mes de abril, cuando se recibieron distintas informaciones por diversos canales de cooperación policial internacional, así como de las agencias americanas DEA y HSI, apuntando todas ellas a un posible incremento en la llegada de contenedores susceptibles de contener algún tipo de estupefaciente al puerto de Valencia, aprovechando el gran auge en el tráfico marítimo de la citada estación portuaria.
De esta manera, se creó un equipo conjunto de trabajo entre los dos cuerpos policiales y sus unidades más especializadas en la lucha contra el narcotráfico, con el objeto de analizar toda la información recibida y desarticular el entramado criminal que pudiese estar detrás de la misma.
COVID-19 y Estado de Alarma
De este proceso de análisis se desprende cómo varias organizaciones criminales internacionales, han aprovechado la situación reinante en España debido a la alerta sanitaria producida por el COVID-19, así como la implantación posterior del estado de alarma, para intentar introducir importantes partidas de cocaína procedente de Sudamérica en nuestro país, para su almacenamiento y posterior distribución por toda Europa, todo ello ante la suposición de las organizaciones delictivas de que los controles y actividad de investigación sería menor por parte de las autoridades españolas.
Este equipo conjunto de trabajo, rápidamente obtuvo sus primeros resultados y en poco más de un mes han incautado 3.800 kilogramos de cocaína en seis contenedores procedentes de distintos países sudamericanos, ocultando en su interior distintas cantidades de estupefaciente, bien mediante los conocidos “ganchos ciegos”, u oculta en las propias mercancías, como es el caso de envíos de paquetes de folios, en el interior de sacos de azúcar, en bidones de pulpa de piña, nueces de california e incluso entre el armazón de un autogiro.
La operación también se ha centrado en analizar los posibles entramados delictivos del interior del puerto, pudiéndose corroborar que diverso personal con acceso a distintas instalaciones portuarias, hacía uso de esta situación privilegiada o lo facilitaba a terceros para acceder y “rescatar o recuperar” distintas partidas de droga.
Seis contenedores; distintos métodos de ocultación
Respecto a los contenedores intervenidos, uno de ellos venía de Estados Unidos con carga legal, concretamente con nueces de California, siendo “contaminado” en algún punto de tránsito de Panamá o Colombia, introduciendo mochilas con más de media tonelada de cocaína en su interior con el ya conocido método del “gancho ciego”.
Otro de ellos llegó al puerto de Valencia a primeros de junio, utilizando un método de introducción más sofisticado que el anterior, el conocido policialmente como “empresa a empresa”, donde se fleta una mercancía entre la cual se esconde la droga aparentando una importación legal entre dos empresas del mismo sector. En este caso se trataba de paquetes de folios procedentes de una celulosa en Brasil. Este método destaca por la dificultad que supone para las unidades investigadoras su detección, ya que las empresas elegidas son empresas con un elevado movimiento comercial marítimo legal y un histórico comercial en principio fuera de cualquier sospecha. Se produjeron dos detenciones.
Uno de los golpes más fuertes a esta organización fue en el tercero y cuarto de los contenedores intervenidos, de los que tenían pensado extraer la droga el mismo día, ubicados ambos en la terminal de tránsito del puerto. Para ello, miembros de la misma, accedieron en un camión remolque a la terminal con la intención de violentar los precintos de los contenedores y extraer la droga. En esta ocasión se consiguió detener a nueve personas implicadas directamente en los hechos investigados, a la vez que se intervinieron cinco vehículos, un camión remolque y diverso material de telecomunicaciones encriptado e inhibidores de frecuencia, todo ello para burlar posibles investigaciones policiales.
Hace tan sólo unos días, se consiguió intervenir el último contenedor, procedente de Costa Rica, transportando en su interior 1.862 kilogramos de cocaína, ocultos en mochilas preparadas para su extracción en un cargamento de pulpa de piña. No es nada habitual introducir una partida tan grande de cocaína sin disimular la droga entre la carga del interior del contenedor.
Se trata así de una operación desarrollada durante la fase del COVID-19 siguiendo las directrices del Ministerio del Interior de activar e incidir las actuaciones de investigación en aquellos ámbitos sensibles de ser utilizados o aprovechados por las organizaciones criminales durante el estado de alarma.
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