Gastronomía

Cerrado por vacaciones, ventana de oportunidades

No es una metáfora, es una verdad literal. La restauración que se mantiene abierta durante el mes de agosto da vida a los clientes que no abandonan la ciudad como el agua se la da a las plantas

Temer al cerrado por vacaciones no es aconsejable y cuando nos asalten las dudas prohibido agobiarse, solo hay que explorar
Temer al cerrado por vacaciones no es aconsejable y cuando nos asalten las dudas prohibido agobiarse, solo hay que explorarLa RazónLa Razón

Vaya por delante que hoy vamos a ponernos exquisitos para celebrar la llegada del cerrado por vacaciones. Ya sabemos que prometer y cumplir son dos cosas distintas, pero más que necesarias como el merecido descanso.

La ola de calor se recrudece mientras los 40 grados de temperatura nos acompañan para alternar con nosotros. Las deseadas precipitaciones gustativas se desvanecen, desde el minuto uno, al conocer la fecha del cierre por vacaciones de las barras y restaurantes favoritos. La recurrente hidratación pilsener, en compañía de la líquida rubia espumosa, nos permite pasar el rubicón del aperitivo pensando donde vamos a comer.

Aunque la extraña lógica del universo hostelero tiene a veces razones que la experiencia no entiende, el conocimiento es un grado y en la gastronomía debe primar siempre. Alentados por las referencias ofrecidas sobre otros bares y restaurantes desconocidos se abre una ventana de oportunidades. Arrastrados por la onda expansiva del cerrado por vacaciones se construye un eje de alianzas entre los nuevos clientes y el camarero. Al despedirnos apalabramos con el mismo sentido de oportunidad y urgencia un futuro regreso mañana mismo. Su existencia gastrónoma, pero también su gusto, se beneficiará.

La visita demuestra que las decisiones precipitadas y compulsivas a la hora de elegir un determinado restaurante pueden trastornar la sobremesa. Por más que los silogismos hosteleros casi nunca sean lineales, pensar que la elección de un determinado establecimiento no tiene consecuencias es forzar demasiado las premisas.

El cierre por vacaciones durante el mes de agosto abre la puerta a conocer otros bares sin fecha anticipada. Esta situación provisional nos permite descubrir nuevos locales y protagonizar segundas oportunidades. Atrapados en la metrópoli veraniega nos vemos obligados a explorar, la tentación gustativa puede residir en cualquier establecimiento abierto. La obligada estampida en busca de otro bar se convierte en rutina. Incluso la complicidad de cualquier terraza, en plena vorágine de calor, no es desestimada de manera evidente.

No es una metáfora, es una verdad literal. La restauración que se mantiene abierta da vida a los clientes que no abandonan la ciudad como el agua se la da a las plantas. En el silencio de la segunda mitad del agosto los paladares gesticulan voces de auxilio. Pocas escenas son tan reales como un cliente a galope loco aplastando las aceras en busca de algún establecimiento abierto. Pasan lentamente ante su local favorito, cerrado por descanso, mientras se dirigen hacia el sol rojo que se va poniendo despacio en la fachada del restaurante desconocido.

El tiempo en la restauración actual con la sombra estival del covid acechando puede cambiar a velocidad de vértigo. No vamos a calificar el agosto comensal que nos aguarda, si bueno, malo, regular o difunto solo hay que intentar disfrutar. Como los tiempos no son bonancibles temer al cerrado por vacaciones no es aconsejable y cuando nos asalten las dudas prohibido agobiarse. Ahora que quizás (no) ha terminado la parte más dura de la crisis, si se puede, y si no se puede también, sumen todas las fuerzas al servicio de la búsqueda de bares y restaurantes abiertos.

No es ningún secreto ibérico el oportunismo que se genera durante el mes de agosto. La confianza llega deslizándose silenciosamente, poco a poco. El «sorpasso» es claro. Incuestionable y fraterna la nueva unión entre cliente y hostelero para hacernos casi mediopensionistas durante el próximo curso. Ya se sabe lo que ha unido el cerrado por vacaciones que no lo separe nadie.

Amigos lectores, durante estas vacaciones encuentren unos minutos para el silencio y reflexionen sobre porqué la búsqueda de nuevos establecimientos es la vitamina del ánimo gastrónomo. Si el pasado verano pude desearles suerte durante el éxodo vacacional este año me toca anunciarles un agosto diferente que nos va permitir disfrutar con condiciones previas. Me explicaré, no hagan grandes propósitos volver en septiembre como estamos ya será suficiente. Cerrado por vacaciones, ventana de oportunidades.