Psicología

¿Por qué nos ponemos tristes cuando hace mal tiempo y qué podemos hacer para evitarlo?

La fatiga pandémica acentúa estos efectos en el comportamiento y estado de ánimo

Tristeza, miedo, incertidumbre, hartazgo, aburrimiento, depresión, ansiedad... estas son muchas de las consecuencias del síndrome.
Tristeza, miedo, incertidumbre, hartazgo, aburrimiento, depresión, ansiedad... estas son muchas de las consecuencias del síndrome.UNSPLASH

Apatía, tristeza, melancolía, incluso somnolencia... son algunos de los síntomas que aparecen en muchos de nosotros ante un día gris, unos síntomas que van en aumento cuando el mal tiempo se prolonga durante más de una semana, como es el caso de estos días. La sintomatología, que aunque no es grave es bastante incómoda, tiene una explicación fisiológica y otra psicológica, tal y como explica la psicóloga vocal de la Junta del Col·legi de Psicologia de la Comunitat Valenciana, Mari Carmen Molés.

La primera tiene que ver con nuestra producción de hormonas. La serotonina, también conocida como “hormona de la felicidad”, es la que producimos gracias a, entre otros factores, la luz solar. Es por eso que en días soleados es más probable que estemos contentos y más activos. Por otra parte, la melatonina es la hormona del sueño, la que empezamos a producir cuando comienza a descender la luz solar, y hace que estemos más tranquilos, relajados y menos activos.

Por ello, los días con menos luz producimos menos serotonina y nos sentimos menos activos y más tristes.

Pero luego estás los factores psicológicos, que son aquellos que explican que nos enfademos cuando hace mal tiempo porque todos nuestros planes se han truncado. Ya no podemos salir a correr, a pasear, a tomar algo con una amiga... a comprar. Todas nuestras actividades se paralizan. “Estamos muy acostumbrados a tenerlo todo controlado, y la pandemia ya nos ha demostrado que eso es imposible”, explica la psicóloga.

Por ello, como explica Molés, una de las claves para hacer frente al mal tiempo es tener siempre un plan B. Es decir, tener pensados planes para hacer fuera de casa pero también actividades que podamos realizar en el hogar. Ordenar armarios, cocinar, limpiar, vaciar estanterías (lo cual resulta muy sano porque produce un efecto liberador) o realizar esas llamadas de teléfono que hace tiempo que vienes postergando por falta de tiempo, con la posibilidad además de hacerlas en un ambiente tranquilo y relajado.

Aunque el mal humor producido por el mal tiempo es algo muy común, los valencianos somos especialmente sensibles a las inclemencias climáticas, ya que vivimos mucho en la calle y estamos muy acostumbrados al buen tiempo, de ahí que cuando hay unas cuantas nubes ya nos perturbamos.

“Está más que demostrado que en los países nórdicos, donde tienen peor clima y menos horas de sol, hay mayor índice de depresión que en el Mediterráneo”, asegura la psicóloga, lo cual nos convierte en unos privilegiados pero también nos hace más vulnerables ante los días de lluvia, nubes y viento.

Así es que, ahora más que nunca, y como siempre se ha dicho, al mal tiempo, buena cara.